Para los panistas que con valentía protestan contra la imposición autoritaria de una dirigencia impresentable.

La partidocracia panista, uncida al poder gubernamental, está decidida a abandonar los ideales del partido, apostando por su degradación como organización y la amputación de sus principios doctrinarios. No quiere elecciones, las detestan porque ahora idolatran los dedazos. Su interés es controlar el mecanismo de generación de candidaturas para proteger sus operaciones y ubicar en posiciones de poder a sus leales ¿Eso es lo que ofrecerán a los ciudadanos para que voten por el PAN?

Para la nominación de una nueva dirigencia, han optado por descartar la elección mediante la participación de militantes, que sería el método ordinario; para sustituirlo por la designación que haga el consejo, integrado por un puñado de incondicionales. No hay razón para ello, más allá de la conveniencia para los dictadorzuelos que despachan en el edificio G100. Así Diego Sinhue está decidido a forzar al PAN a renunciar a uno de sus pilares básicos, la contienda interna y la elección mediante el voto de sus militantes. Porque el voto tiene para el panista “la importancia capital de un sacramento” según lo manifestaba Manuel Gómez Morín en 1946, ante la Cámara de Diputados. 

Y es que no puede existir democracia genuina sin la práctica del sufragio; lo que intentan es la tiranía desde el gobierno por medio del partido. Precisemos, están construyendo la dictadura desde la administración, con el poder de la nómina, para que el PAN sea controlado por los oscuros burócratas que hoy detentan el poder. Esa es la pandilla que ha desfigurado a Acción Nacional.

El partido ha planteado desde sus orígenes, en voz de su principal ideólogo y constructor, que la institución “no es asociación de políticos profesionales (ni improvisados), sino de ciudadanos”, es el instrumento adecuado para hacer realidad sueños cívicos y gestionar el bien común, no el privado.

El mismo Gómez Morín establecía con gran claridad que Acción Nacional “no será un partido para las elecciones, sino una organización permanente, con un cuerpo de doctrina, con una filosofía política y social que defenderá siempre”. Su prioridad es la organización política de la ciudadanía, no ganar contiendas electorales a cualquier precio, y menos comprando votos. 

Ahora es el momento de hacer la pregunta: ¿Por qué actúan arbitrariamente el gobernador y sus corifeos? La respuesta es contundente: porque no estamos ante una disputa partidaria, sino frente a una red de corrupción, que demanda el control del canal de acceso a las postulaciones, para sostener y acrecentar las capacidades de la red para vaciar los presupuestos públicos.

Nos encontramos ante una estructura conformada para la corrupción institucionalizada, que comienza a ser descubierta, y por ello requiere de cobertura política. Entonces, uno de sus componentes críticos es el partido gobernante. Por eso envían a maniobrarlo al segundo personaje más cercano al actual gobernador, que aparte será el pastor de la grey panista en el Congreso y entusiasta aspirante a presidente municipal de León. Se empachan de poder.

Es necesario encubrir las acciones deshonestas que con enorme desparpajo han llevado a cabo. Un ejemplo es el caso del alcalde Alejandro Navarro en la capital del estado. Conociendo sus abusos y rapiñas, desde el PAN estatal se le dio toda clase de apoyos para sostener sus desvaríos. Se le regaló la franquicia azul de la capital. Se condicionó y amenazó a los regidores y síndico a votar todas sus ocurrencias a favor, presionándolos en las juntas de “Cabildo azul”. 

Se le ha entregado respaldo para enfrentarse a organismos federales como el INAH. Le garantizaron inmunidad ante denuncias y acusaciones a granel, que resultaban claramente procedentes. Le permitieron la compra descarada de votos en la elección de 2021 y la reciente del 2 de junio. Y también intentan quitarle de encima militantes indignados que denuncian sus trinquetes. Algo les habrá entregado a cambio, ya que son parte de la misma camarilla.

Para tener maniobrabilidad política, ofrecer impunidad, abrirle espacio a la corrupción más punzante y ubicarse en áreas estratégicas para controlar a la próxima gobernadora, este clan guanajuatense requiere controlar al Comité Directivo Estatal del PAN. Así Charly controlará a los funcionarios y a la burocracia, Aldo a diputados y al partido y Alan a los diputados federales. Serían dueños de casi todo. Por eso son los impulsores del dedazo, sin importarles hacer nugatoria la promesa de un “Nuevo Comienzo” de Libia García. Para rematar, ellos son la vergüenza del PAN de Guanajuato, que ha dejado de ser místico del voto, para tornarse en adorador del dedazo. Son los traidores que han podrido a una honorable institución, transformándola en una red de corrupción. ¿Tú votarías por esto?