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Caro berrinche 

Bastante caro le está saliendo a México el berrinchito que se trae el Emperador Andrés I molesto por la ola creciente de opiniones negativas y críticas a su reforma judicial.

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Caro berrinche 

Bastante caro le está saliendo a México el berrinchito que se trae el Emperador Andrés I molesto por la ola creciente de opiniones negativas y críticas a su reforma judicial y la sumisión absoluta de sus legisladores y sicofantes que le quieren "Regalar" a este dios esta ofrenda para complacerlo y agradecerle su divino favor.

Decimos caro en varios sentidos. Uno es en términos de lo que perdió tan sólo ayer el poder adquisitivo del Peso. El dólar cerró a 20.26 pesos en los bancos y si este Tlatoani emplumado continúa con su obcecación y terquedad seguramente seguirá subiendo.

No ayuda que la Presidenta atiza el fuego mimetizando y festejando todos sus insensatos decires, sus transparentes estratagemas, maniobras y mañas. Por ejemplo, lanzándose contra la presidenta de la Corte quesque porque no resuelve cobrar adeudos fiscales al Sr. Salinas Pliego, cuando la recaudación le toca a élL, a "su" SAT y a "su" Hacienda: él ha sido el que en todo caso falló, meter a la ministra Piña conforma un pretexto para echársele encima, amenazarla e intimidarla.

Pretexto inventado es, entonces, para doblar a la ministra Piña con el fin de evitar que la SCJN emita criterios sobre la errónea interpretación que empleó el INE para concederle a Morena vía la repartición de plurinominales una bestial sobrerrepresentación en el Congreso.

Que no les quede la menor duda, en el mes y pico que le queda al Mesías Macuspeño aún puede hacer muchísimo daño a México. Y seguramente lo hará con la ayuda de la caterva de agachados e incondicionales que lo pretenden entronizar con el fin de que el penacho acabe en manos de su Emperatriz, quien ejercerá un poder absoluto.

Caras también le costarán a México las violaciones que comete este señor al Tratado de Libre Comercio, cuyos compromisos formales aceptó respecto a cómo sería el marco legal en el que se cumplirían sus términos. Con su diabólica reforma arriesga la destrucción de este instrumento económicamente valioso para México.

Cara saldrá también, por ahuyentar la inversión, la biberonada con la que salió ayer de que "pausa" las relaciones con las embajadas de Estados Unidos y Canadá. ¿De qué está hablando? ¡No existe tal cosa!

En otras circunstancias, merecería el Premio María Tereza Montoya a la mejor actuación: lo dicho es otro invento dramático suyo, equivalente al petate del muerto, pensando que puede intimidar dizque tomando una acción inexistente (no figura esta acción en términos diplomáticos) a nuestros vecinos y socios más al norte para que dejen de emitir opiniones en contra de su "ideota" de desmantelar el sistema jurídico mexicano.

Sin duda cara nos resultará, por el daño que luego habrá que reparar, la "luna de miel" que se tomará la Tlatoanesa cuando arrecia la tormenta y debería estar tomando medidas para calmar las aguas y enfriar una situación que escala y amenaza con tomar un giro hacia la entropía, justo previo al cambio de batuta. Pero, en fin, ellos están convencidos de que éste es su México y se han propuesto hacer con él lo que les pega en gana, aunque implique despapayar al País y la vida de millones de mexicanos.

No debemos subestimar tampoco el resprestigio colosal que sufre nuestro México (que es de todos) allende las fronteras. Esto a causa de la intolerancia, intransigencia y talante autoritario de quien encabeza su Gobierno y a quien no le cabe otra idea que no sea la de él. No soporta la crítica, no respeta opiniones contrarias y hasta se enoja cuando Gobiernos soberanos de naciones mucho más poderosas expresan opiniones que no son de su agrado.

Se requeriría una enciclopedia psicológica para catalogar los rasgos principales de este personaje narcisista, resentido, incluso hasta podría pensarse que padece complejo de inferioridad, ya que toda discrepancia la convierte en pleito personal. Para ser político posee una de las epidermis más delicadas del mundo político latinoamericano.

Así cierra pues un sexenio que arrancó mal y está terminando peor. ¿Qué diremos al final del que le sigue?

 

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