Duros los dos
Los seis años de la Administración federal que está por concluir se la pasaron haciendo como que hacían, prometiendo cooperación con los vecinos, pero sin que ésta se concretara.
Algunos piensan que de ganar la Presidencia norteamericana el que más se meterá con México será Donald Trump.
Como que miran a la actual Vicepresidenta, Kamala Harris, como un "bombón", es decir, suavecita.
Esto en casi todos los temas, específicamente en la relación con México.
Quienes eso pensaban se llevaron una sorpresota el viernes pasado, pues en uno de sus mítines, éste en Wilkes-Barre, Pensilvania (Estado clave, de los llamados "bisagra", o sea que el número de delegados que aporta al Colegio Electoral son ultranecesarios para ganar la Presidencia) Harris prácticamente declaró la guerra a los cárteles mexicanos, específicamente al de Sinaloa y al Jalisco Nueva Generación.
Dijo Harris: "Conozco a estos cárteles de primera mano y, como Presidenta, me aseguraré de que los persigamos con todo el peso de la ley por vender venenos como el fentanilo a nuestros niños".
La referencia a la "primera mano" tiene que ver con que, siendo ella Fiscal General de California, le tocó procesar casos relacionados con las drogas, afirmando que en su experiencia los cárteles mexicanos se aprovechan de pandillas locales para hacer que éstas vendan sus drogas.
Como Fiscal logró sentenciar a no pocos distribuidores de drogas, aprendiendo con ello cómo funcionan en Estados Unidos los cárteles mexicanos.
El candidato Trump ha dicho repetidamente que luchará contra los cárteles y hasta ha mencionado que estaría dispuesto a destruirlos en México, con drones o con misiles, o mandando a los famosos "Seal Teams" para acabar con ellos.
En su reciente discurso, Harris sólo se limitó a prometer que combatirá a los cárteles con todo el peso de la ley, y uno debe suponer que ello incluye todo el peso de la fuerza militar norteamericana.
Sobre este tema quedan asignaturas pendientes de no menor relevancia.
Por ejemplo, el Presidente saliente prohibió a la DEA (Drug Enforcement Administration) operar en México, algo que venía haciendo por décadas con la supuesta colaboración del Gobierno mexicano.
Si tanto Trump como Harris deciden enfocarse en sofocar el tráfico de anfetaminas de México a EU se requiere que nuestro Gobierno parche esta relación y de nuevo llegue a un acuerdo para permitir a la DEA operar en México.
Trump ya dijo que él los va a neutralizar, así que este hombre no pedirá permiso -NI perdón- si decide propinarle un golpe seco al narco, sobre todo si "El Mayo" o "El Chapito II" dan información que convenza a nuestros vecinos de que estos cárteles operan con protección de autoridades, a nivel local o federal.
Y si Harris decide combatirlos de manera más institucional, entonces el nuevo Gobierno mexicano deberá cooperar, pues si no lo hace, meterá serio ruido a las relaciones entre los dos nuevos Gobiernos y habrá problemas.
No parece haber forma de sacarle la vuelta a este asunto, cuyo núcleo parece ser el poder y la capacidad operativa del Cártel de Sinaloa que ya es un problema social serio para los norteamericanos.
Los seis años de la Administración federal que está por concluir se la pasaron haciendo como que hacían, prometiendo cooperación con los vecinos, pero sin que ésta se concretara.
El Gobierno norteamericano no está nada contento, y menos cuando con la reforma judicial recién aprobada abren el camino a que con su dinero y poder las organizaciones criminales que tanto les preocupan empleen sus abundantes recursos para retacar los juzgados con jueces a modo, escogidos y puestos por ellos.
O si no por ellos, por quienes los protegen y velan por sus intereses desde las instituciones públicas que, debiendo combatirlos, los ayudan, como la Fiscalía de Sinaloa, que con sus elementos le brindaba servicios de guaruraje al multifamoso "Mayo".
Ahora la guerra entre "Los Chapitos" y "Los Mayitos" en Sinaloa se ha tornado cruenta, ya hasta matan militares y les vale gorro.
Nadie parece tener en ese Estado ni la voluntad ni la capacidad para poner fin a los enfrentamientos, disturbios, quemas y bloqueos que han paralizado al Estado, sobre todo a Culiacán.
Todo el mundo -literalmente- sabe lo que está sucediendo ahí y además el porqué.
Gane Kamala o gane Trump, cuando vengan las peticiones formales les dirá el siguiente Gobierno: ¡Gracias, pero podemos solos!
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