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Radiografía del PEF (II)

El mayor desafío, es que el gasto en programas sociales y en seguridad social seguirá creciendo y esta será la principal presión para las finanzas públicas en el resto del sexenio.

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Radiografía del PEF (II)

La semana pasada compartí en este espacio, un análisis del PEF (Presupuesto de Egresos de la Federación) para el ejercicio 2025, destacando el carácter conservador y las restricciones que ya tiene la Presidenta Sheinbaum ante el inminente ciclo recesivo que inicia en México y la agresividad de la administración Trump para nuestro País. 

Destaco, que el haber agotado en el sexenio anterior las reservas presupuestales y no tener retorno financiero las mega obras que se iniciaron, tendría un efecto en el presupuesto 2025. La tasa de interés en el País sigue siendo alta (sirviendo eso sí, para controlar la inflación de los últimos 3 años) y el pronóstico de crecimiento del PIB no pasa de los 2 puntos.

Sensatamente, la Presidenta no incrementó presupuesto a las mega obras, salvo el proyecto de los trenes, que tiene buen augurio de rentabilidad, dado que las vías están construidas y las concesiones consideran el uso para pasajeros. 

Pero si analizamos hacia dentro de las cuentas del presupuesto federal se distingue la SEDATU con un incremento presupuestal del 195 % y la SCT con un incremento del 79 %. Y aún y cuando se desea controlar la deuda pública, esta presenta un incremento del 12.4 % respecto al presupuesto del 2024 y esto era lógico, pues sin reforma fiscal y con la creciente asignación a programas sociales y a pensiones, ese resultado era de esperar.

Se puede observar que el 80 % del presupuesto se distribuye en 7 cuentas, estas son: aportaciones a seguridad social (ramo 19), IMSS, el ramo 28 que son las participaciones a estados y municipios, la deuda pública, el ramo 33 que son las aportaciones federales a entidades y municipios, la Secretaría del Bienestar y el ISSSTE. La Secretaría del Bienestar se lleva casi $580 mil millones de pesos, esto es, el 6.2 % del presupuesto total. 

De este presupuesto de la Secretaría del Bienestar se destina el 83 % en las pensiones para adultos mayores que siguen creciendo hasta sumar $482.2 mil millones de pesos. Este monto tuvo un crecimiento del 4 % respecto al año pasado, y seguirá creciendo a tasas del 6 al 8% por ingresar la generación “baby boomer” a las pensiones. 

El mayor desafío como digo, es que el gasto en programas sociales y en seguridad social seguirá creciendo y esta será la principal presión para las finanzas públicas en el resto del sexenio.

Sobre los proyectos prioritarios de inversión, se destaca un total de $189 mil millones de pesos, que son prácticamente un 20 % menor que en el 2024; esto es, los poco rentables proyectos macro de AMLO ya no recibirán los mismos recursos. Serán sensatamente, solo $40 mil millones de pesos para el Tren Maya de los $120,000 millones de pesos del 2024.

El gasto corriente vuelve a ser conservador, y ya sin la narrativa de la “austeridad franciscana”, lo que seguirá reduciendo la capacidad operativa de las dependencias federales, como puede verse en cualquier oficina. Además, la inversión en proyectos productivos es baja en relación con el gasto social en subsidios (apoyos sociales que van a consumo).

En cuanto a los ingresos, la propuesta de Ley de Ingresos para el 2025 estima que los ingresos tributarios crecerán un 7.2 %, que parece difícil de creer, pues el ISR se espera que tenga un crecimiento del 5.5 % y el IVA de 10 % (estos dos impuestos son el 46.5 por ciento de los ingresos). Pero lo que parece sería un milagro, es lo que se espera en los ingresos de PEMEX, que serían un 15.7 % por encima del 2024. Parece poco realista pues considera el crecimiento del PIB con alrededor del 3 % que nunca hemos logrado.

Aunque son buenas decisiones no “echarle dinero bueno al malo”, al limitar el derroche en los mega proyectos de AMLO, considero son buenos los cuatro pilares en los que se basa la estrategia del presupuesto para el 2025 de Claudia Sheinbaum. Me gusta el enfoque del sector energético hacia la transición energética, pero que requiere inversión privada, tanto en energías renovables como en fuentes tradicionales. 

Además, me gusta el propósito de invertir en los puertos y en la infraestructura de comunicación que podría contribuir a la productividad industrial. Ojalá se logre, por el bien de todos.

 

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