Entierro
Hagan de cuenta, amigos lectores, que se prepara el entierro de un elefante blanco que se llama Pemex. El "Primer Piso" y su albañil lo hirieron mortalmente, convirtiéndolo en un zombie insalvable.
Hagan de cuenta, amigos lectores, que se prepara el entierro de un elefante blanco que se llama Pemex. El "Primer Piso" y su albañil lo hirieron mortalmente, convirtiéndolo en un zombie insalvable.
Su precaria condición es lo que obligó a la presidenta Sheinbaum -bien habla de ella al rectificar- a meterle reversa parcial a todas las barbaridades cometidas por su antecesor y anunciar ayer la apertura a "contratos mixtos" tanto en Pemex como en CFE, abriendo la puerta para que participe en su rescate la iniciativa privada con su correspondiente inversión.
No sabríamos decirles qué tan exitosa resultará esta apertura que nos retorna a la reforma energética intentada por Peña Nieto, pero rechazada y cancelada por el entonces Tlatoani Tabasqueño. El sentido común nos indica que no basta con las leyes secundarias recién promovidas para abrir las compuertas a caudalosas inversiones: se requiere también certeza jurídica, confianza y una plataforma sólida inamovible, perdurable, de políticas energéticas que no estén sujetas a caprichos políticos o ideológicos.
Desgraciadamente, tenemos el antecedente, tanto en materia petrolera como en energética, de que el "Movimiento Regeneración Nacional" canceló contratos y acuerdos previamente firmados, lo cual desincentiva precisamente que haya una estampida hacia México de los amos globales del billete a enterrar su dinero aquí porque se arriesgan a que un líder emanado de este "movimiento" les juegue -de nueva cuenta- chueco y les cambie las reglas del juego iniciado ya el partido.
Obra en contra de lo que pretende esta apertura, adicionalmente, el relajo que se traen con la tómbola: ¡vaya ridícula forma de escoger a juzgadores!, de donde saldrán los nuevos jueces y magistrados dedeados por el monopólico poder omnipotente de quienes, con poco más del 50 por ciento de los votos, se han adueñado del 100 % del País.
¿Éstos serán los tribunales que jugarán el papel de árbitros en caso de darse una disputa entre inversionistas y Gobierno? ¡Gracias, pero no, gracias!
Debe tomarse en cuenta también que la situación de Pemex es tan precaria que su rescate requerirá inversiones de decenas de miles de millones de dólares.
Y mientras pretende México atraer inversión "mixta" -esto es, en sociedad con el monopolio gubernamental- en Estados Unidos el Godzilla de Mar-a-Lago acaba de dar la orden "Drill, Baby, Drill!" a sus compañías petroleras privadas: "¡Perforen, chicos, perforen!". Relajará Trump todas las reglas relacionadas con la industria petrolera, incluyendo las ambientales, y va a reautorizar el oleoducto Keystone.
En resumen, pues, mientras aquí nos ponemos moños y los ciudadanos son convertidos en peones del Gobierno, allá las petroleras privadas se preparan para un boom excepcional. En consecuencia, dudamos que haya mucho interés por parte del gran capital petrolero norteamericano por venirse "en masse" a México a ponerse de socios minoritarios del Gobierno de la 4T.
No dudamos que haya patriotas locales que, seducidos por el canto de las sirenas, le quieran entrar, el problema es que en México no hay suficientes inversiones cuantiosas que puedan inclinar la balanza a favor de la maltrecha Pemex.
Lo único bueno que podemos decir hoy de ella es que su nuevo director, Víctor Rodríguez Padilla, es una persona preparada, capaz, mucho más que su antecesor, el agrónomo Romero Oropeza, premiado con el Infonavit tras el gran logro de haber empinado totalmente a Pemex, la petrolera más endeudada del mundo, y que produce menos crudo hoy que hace seis años (apenas 1.3 millones de barriles diarios).
Nos cambiaremos la muleta de mano para acentuar algo positivo que mencionamos antes de pasada: se aplaude la intención. Es una buena señal que haya disposición en el régimen de intentar resarcir el daño incalculable causado por las políticas chicharroneras e irracionales del anterior inquilino de Palacio Nacional.
La gran duda es si esta miniapertura será suficiente para desplazar la aguja. No puede descartarse, tristemente, dados los antecedentes ya mencionados, que esta salida por lo "mixto" resulte -como dijera Trump- "too little, too late". O sea, muy poco y muy tarde. Habrá que ver, pero créannos, amigos lectores, nada quisiéramos más que sabernos equivocados en nuestros temores.
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