Similitudes entre Donald Trump y Adolfo Hitler
Hitler desmanteló la democracia de Weimar y consolidó un régimen totalitario; Trump desafió las instituciones democráticas, incluyendo su intento de revertir las elecciones de 2020 y ahora en su nuevo mandato cuenta con mayoría en el poder legislativo y busca acotar al poder judicial.
Sin parecer extremista y porque dicen que todas las comparaciones son odiosas, no se puede dejar de comparar a dos populistas y nacionalistas en la historia de la humanidad: Donald Trump y Adolfo Hitler.
Separados por el tiempo y con coyunturas nacionales e internacionales distintas, encontramos en ambos el uso de discursos populistas para allegarse y movilizar a sus seguidores que se convierten en “adeptos” en forma masiva.
En los dos se enfatiza la idea de devolver la grandeza a sus países: el "Make America Great Again" de Trump y el "Deutschland über alles" (Alemania por encima de todo) en el caso nazi.
La polarización social es otro elemento importante, Hitler culpó a los judíos, comunistas y otras minorías de los males de Alemania y Trump culpa a los inmigrantes, a la prensa, a los demócratas, pero ante todo presenta a enemigos principales como terroristas, a los cárteles mexicanos del narco.
Hitler desmanteló la democracia de Weimar y consolidó un régimen totalitario; Trump desafió las instituciones democráticas, incluyendo su intento de revertir las elecciones de 2020 y ahora en su nuevo mandato cuenta con mayoría en el poder legislativo y busca acotar al poder judicial.
Dirán muchos que Trump no ha invadido ningún país ni ha provocado o desatado guerra alguna, pero sí hay que detectar el sentimiento imperialista bajo otras denominaciones.
Hitler usó “la expansión del territorio vital”, en el sentido de que Alemania necesitaba más espacio y recursos naturales para su población que era la más apta y perfecta como raza aria.
Luego de la primera guerra mundial Alemania había perdido territorios dominados y era menester recuperarlos. La segunda guerra mundial comenzó con la invasión de Polonia en 1939.
Trump ahora ha dicho entre broma y en serio que Canadá es un estado más de América (Estados Unidos), que el Golfo de México se llama ahora Golfo de América, expresó su deseo de “comprar” Groenlandia, la isla más grande del mundo.
El nuevo presidente de Estados Unidos también quiere el control del Canal de Panamá y por lo pronto, no ha dicho qué otros territorios buscaría para la causa americana.
Recuperar la hegemonía, la grandeza de Estados Unidos es uno de los principales discursos de Trump y no tiene empacho de exaltarlas ante cualquier otra potencia como lo puedan ser China, Rusia y la Unión Europea.
Los populistas, los nacionalistas extremos, pueden incurrir en acciones inesperadas cuando comienzan a perder poder y popularidad, como crear un enemigo y declararle la guerra u ocupar un espacio con el fin de “recuperarlo”.
Para el caso, todas las pretensiones trumpianas tienen que ver principalmente con sus vecinos y socios comerciales como son Canadá y México. Todo lo que haga Trump tendrá repercusiones en estas naciones.
Nuestro país, nuestro gobierno y nuestra sociedad en general, debemos tener inteligencia en una “cabeza fría”, pero con reacciones inmediatas y preventivas ante las acciones de Trump, más que sus palabras.
Se le tendrá que hacer ver al mandatario norteamericano que México no es su colonia, que México es un país al que no puede ni debe mangonear y más bien tener como aliado.
México tiene la gran ventaja de ser el principal socio comercial de Estados Unidos, esta categoría no la tiene ni Canadá, ni China ni ningún otro país. La imposición de aranceles elevados a México se debe negociar y paliar bajo la premisa de esa importancia real.
Las acciones que se están llevando a cabo por parte del Gobierno federal en los temas torales de Trump, pueden ir un poco más allá como la captura de capos criminales y su enjuiciamiento o extradición, si es que los reclama EU.
El uso de unidades de inteligencia ahora no solo tiene que ser en México, sino en combinación con nuestros vecinos de Norteamérica, no puede haber acciones unilaterales en los temas comunes: migración y combate a grupos criminales. Es un panorama complicado pero de grandes retos y oportunidades.
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