Los narcos extraditables y los mexicanos repatriables
El “Mayo”, sea quien sea, es la representación viva del derecho que tenemos todos los mexicanos a no ser secuestrados por acción o mandato de gobiernos de otros países.
El caso del jefe narco mexicano Ismael “Mayo” Zambada quien fue, no detenido sino secuestrado y llevado a Estados Unidos, deja en el debate nacional e internacional lo que es legalmente una extradición y lo que es una repatriación.
Por supuesto que todo se politiza y más en una sociedad como la mexicana, ya de por sí polarizada desde hace buen rato. Sin embargo, lejos de la política, lo importante es hablar del derecho y del Estado de derecho constitucional.
Hubo un caso, entre otros tantos, que ejemplifica muy bien lo que es una extradición y lo que es una sustracción ilegal, y me refiero al del doctor Humberto Álvarez Machain, quien allá por 1990 fue literalmente secuestrado por policías mexicanos y por agentes norteamericanos.
El periódico am de León ha vuelto a poner en la memoria actual el asunto del que muchos guanajuatenses nos acordamos todavía, por la memoria y por la edad que tenemos.
El doctor Machain fue señalado e implicado en la muerte del agente norteamericano de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar, quien fue torturado, asesinado y embolsado junto con un piloto aviador mexicano.
Tales hechos conmovieron e indignaron tanto en México como en Estados Unidos, cuyo gobierno tomó la decisión de atraer a la justicia a los responsables, a costa de lo que fuera.
Por lo anterior y sin mediar una petición de extradición el doctor Machain fue secuestrado en forma directa por elementos de corporaciones policiales de Jalisco y Guanajuato.
Entre esos policías de Guanajuato se encontraban el comandante “Chuy” García, jefe de la Policía Judicial de Silao; Rodolfo “Rudy” Escobar, quien había sido jefe de la Judicial en León y en ese momento lo era de Irapuato; los agentes judiciales Urbano Cervantes y Pedro Moreno, del grupo de Autos Robados, en León.
Además se encontraba el teniente Carrasco, que había sido director de la Policía Municipal de León. Todos ellos fueron detenidos por las autoridades federales por participar en el secuestro del doctor Machain, quien en 1993 fue dejado en libertad por la autoridad de EU, ante la falta de elementos probatorios en su contra.
El caso fue noticia no solo binacional sino internacional desde el asesinato de “Kiki” Camarena y luego por la captura de los mexicanos implicados.
Hoy, la similitud con el asunto del “Mayo” Zambada es porque se trata de un secuestro (realizado por los hijos del “Chapo” Guzmán) y por agentes policiales estadounidenses.
Las opiniones al respecto se hacen a la ligera, sin considerar el fondo que tiene que ver con derechos constitucionales y derechos humanos que tenemos todos y que tienen que ser respetados.
El “Mayo”, sea quien sea, es la representación viva del derecho que tenemos todos los mexicanos a no ser secuestrados por acción o mandato de gobiernos de otros países.
Bien lo dijo la presidenta Claudia Sheinbaum, “imaginemos que no se trata de esta persona (el “Mayo”) que es presunto integrante de la delincuencia organizada, sino de un empresario, o de un ciudadano mexicano, quien sea”.
Formalmente, el “Mayo” Zambada no ha sido capturado y más bien ha sido víctima de un delito (de privación ilegal de la libertad) y no de secuestro porque no se está pidiendo nada a cambio de su libertad.
Por todo lo anterior, el Gobierno mexicano ha pedido ya su extradición, según palabras de Alejandro Gertz Manero, titular de la FGR, hasta en cuatro ocasiones.
No se trata de que se esté defendiendo al capo de un grupo criminal, sino a un ciudadano mexicano que fue extraído en forma ilegal, violando tratados internacionales.
Muy distinto es el hecho de que México ha extraditado (mediante peticiones diplomáticas formales) a 29 miembros del crimen organizado mexicanos, entre ellos nada menos que a fundadores del despiadado grupo de “Los Zetas”, y de Rafael “Caro” Quintero, señalado de secuestrar, torturar y asesinar al agente especial antinarcóticos Enrique “Kiki” Camarena.
Esta fue una carta importante, que fue reconocida, en la reunión bilateral de secretarios de Estado mexicanos, con sus homólogos estadounidenses, para demostrar que se están haciendo las cosas en contra de grupos criminales en México.
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