Cumbres borrascosas
Supuestamente un empleado robó 5 terabytes de información a Televisa (cinco millones de millones de bytes).
Supuestamente un empleado robó 5 terabytes de información a Televisa (cinco millones de millones de bytes). Según el sitio de Carmen Aristegui, en los contenidos sustraídos hay decenas de historias que la televisora más grande del mundo en español, usaba para atacar o defenderse de sus “enemigos”.
El escándalo, bautizado como “#TelevisaLeaks”, tendrá una trascendencia noticiosa que apenas se aprecia en los primeros momentos de su difusión. El medio televisivo más importante del país, el que durante décadas se mantuvo como un pilar más del sistema político, hoy sube al banquillo de los acusados en redes sociales. A su “enemiga”, Carmen Aristegui, le tocará enfrentar todo su poder.
El tema no es menor porque presuntamente Televisa cocinó y aderezó ataques contra el empresario más importante del país, Carlos Slim. Un hombre que hace algunos años ayudó a un atribulado Emilio Azcárraga Jean a retomar el control de su empresa tras la muerte de su padre. En algún momento de distanciamiento y por razones que no son explícitas, el ingeniero Slim cayó de la gracia de Televisa.
También Aristegui señala que Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca, estuvo en la mira de “El Palomar”, un “war room” donde, Javier Tejado Dondé, vicepresidente de información, presuntamente organizaba y dirigía los ataques en redes sociales y se manufacturaban noticias falsas para incidir en la conversación nacional.
Hoy Televisa no es el todo poderoso Canal 2 de televisión que controlaba el 70 % de la información que recibían los mexicanos. Tampoco tiene a figuras de talento extraordinario como Jacobo Zabludovski, quien entendía con exactitud cuál era el interés privado de su jefe, Emilio Azcárraga Vidaurreta y el interés del auditorio. Extraordinario periodista, sabía que durante el “priato”, Azcárraga era un “soldado del presidente” en turno.
Hace medio siglo hubiera sido suicida el enfrentamiento de un medio tradicional contra Televisa. Con su enorme penetración en el mercado, podía destruir el prestigio de personas y empresas. Lo hacía cuando se cruzaban con sus intereses comerciales. Sólo la revista Proceso y la tenacidad de Julio Scherer enfrentaron al gigante. Los políticos se abstenían de hacer cualquier crítica. Gobernadores, senadores y diputados se alineaban para ser entrevistados. En ciertos momentos escuchamos a Joaquín López Dóriga con ciertos desplantes del poder que alguna vez tuvo en su noticiero de la noche, sobre todo cuando no responde el funcionario. Eso hubiera sido impensable en el Canal 2.
Cinco “teras” de textos, videos y documentos son mucha información, que además representará un problema para Aristegui quien seguramente será demandada por la empresa. La propiedad intelectual de esos archivos pertenece a Televisa que sacará uñas de pies y manos para defenderse. Lo que no podrá detener es el río desbordado de acusaciones, críticas y la comidilla política que generará conocer sus adentros.
Seguro que buscará la incautación de esa información antes de que se desparrame más. Puede redoblar sus ataques o mantener la calma para dejar que la tormenta pase. Desde el Guacamaya Leaks, no habíamos tenido acceso a información interna de una de las instituciones más relevantes de la vida política del país.
Por lo pronto haré lo que no hacía desde hace décadas: prender el Canal 2 para ver cuál es su reacción ante la noticia. Puede ser un contraataque feroz o un silencio sepulcral; puede ser una nota al margen o una amenaza poderosa.
Opinión en tu buzón
Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo
