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Guía de lectura nro. 591

Salomé de Óscar Wilde

Los evangelios de san Marcos y san Mateo la mencionan como la hija de Herodías, esposa de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea.

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Salomé de Óscar Wilde

Los evangelios de san Marcos y san Mateo la mencionan como la hija de Herodías, esposa de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea. Por Flavio Josefo, historiador judeo romano, sabemos su nombre y que era a la vez hija por adopción y sobrina de Antipas, pues había nacido del matrimonio entre Herodías y su hermano Filipo. Cuenta también Josefo que la muerte de Juan el Bautista, instigada según los evangelistas por el baile de la joven Salomé, se debió más a una cuestión política que pasional. Sin embargo, a partir de allí las versiones y la simbología de Salomé ha mutado a lo largo de los siglos y lo sigue haciendo en nuestro presente. 

¿Cómo llegó Wilde a Salomé para concebir su escandalosa obra teatral? Al parecer existen varias antecesoras importantes que lo atrajeron hacia el personaje. La primera, de sus lecturas del cuento Herodías (1877) de Gustave Flaubert en el Magdalen College de Oxford, donde el francés recrea la danza de los siete velos y describe a la pequeña bailarina en posturas casi imposibles. Años después, sobre los rastros del poema del alemán Heinrich Heine, Atta Troll (1845), y los versos de Mallarmé, Hérodiade (1867), Salomé se reviste de un halo erótico o anti-erótico, respectivamente, que la instituyen en el fin de siècle como uno de sus mitos femeninos. 

En la biblia del movimiento decadentista, À rebours (1884) de Joris-Karl Huysmans, su influjo en el protagonista, des Esseintes, a través de los cuadros de Gustave Moreau; y en la defenestración religiosa a cargo Jules Laforgue en su cuento Salomé incluido en Moralidades legendarias (1887), hallaría Wilde la inspiración definitiva para escandalizar a la sociedad victoriana de su momento. 

Escrita originalmente en francés durante su estancia en París en 1891, fue aceptada por la gran actriz del momento, Sarah Bernhardt para interpretarse en Londres en el Royal English Opera House. A partir de entonces iniciaría una lucha contra la censura británica que impidió su representación. Sólo hasta 1905 sería posible en forma privada y en el idioma original, Wilde había muerto cinco años antes. De manera pública y en inglés se escenificaría hasta 1931. Por entonces, la adaptación a la ópera por parte de Richard Strauss era mucho más conocida que el modelo original.

El formato impreso sufrió mejor suerte; la versión en francés se publicó en 1892 y en lengua inglesa dos años más tarde, con la traducción a cargo del amante de Wilde, Lord Alfred Douglas, a quien le dedicaría el texto aún sin sospechar que sería el causante de la persecución que daría al traste con su vida. 

Para la edición inglesa, Wilde contrató a Aubrey Beardsley, el enfant terrible de la ilustración en ese momento, quien legó un trabajo tan extraordinario como escandaloso.

La poeta Hedwig Lachmann realizaría la traducción al alemán, escenificada en Berlín por Max Reinhardt. En 1902, el compositor Richard Strauss asistió a una de sus representaciones y, tras el fracaso de ópera Feuersnot, encontró en Salomé el material perfecto para el nuevo trabajo que lo catapultaría de lleno hacia la composición escénica. 

No sólo la escena final, cuando Salomé besa la cabeza cercenada del Bautista sigue siendo objeto de diversas interpretaciones. Actualmente, la ópera de Strauss presenta lecturas muy interesantes, como la de Claus Guth en su montaje del MET de Nueva York que se presentará el próximo 17 de mayo en directo en la sala Mateo Herrera del Forum Cultural Guanajuato en León. Si desean conocer más sobre la ópera y el personaje literario Salomé, los invito a asistir a la charla previa que estará a mi cargo ese mismo día a partir de las 10:00am. Allí nos vemos. 

 

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