El proyecto de Edmundo Jacobo
Esto es un recuerdo de hace muchos años, 48 para ser exactos. Cursábamos Filosofía en la Universidad de Guanajuato cuando tuvimos a un maestro que a la vez era estudiante, que tenía ideas marxistas.
Esto es un recuerdo de hace muchos años, 48 para ser exactos. Cursábamos Filosofía en la Universidad de Guanajuato cuando tuvimos a un maestro que a la vez era estudiante, que tenía ideas marxistas. Su cultura era enorme, también su pensamiento radical. En la escuela de Filosofía y Letras éramos pocos alumnos. A las clases asistíamos entre 4 y 7 estudiantes.
Muchos estudiantes eran maestros que querían ampliar su competencia en materias de humanidades. Otros pocos compartimos dos carreras y algo de tiempo para ir a la escuela en La Valenciana, un exmonasterio aislado del mundanal ruido con el fresco viento de las faldas de la Sierra de Guanajuato, ideal para aprender y pensar.
Edmundo Jacobo era nuestro maestro. Más joven que la mayoría de sus alumnos, contaba con el conocimiento suficiente para llevar una buena cátedra. En 1977 Edmundo tenía apenas 21 años. El problema era que el curso de Teoría del Conocimiento estaba pintado de marxismo con brocha gorda. Los textos eran de Althusser, Marx, Adorno y otros pensadores olvidados en el tiempo. El asunto es que Jacobo todo lo enseñaba a través de la óptica marxista del materialismo histórico. La lucha de clases aún dominaba el método para “conocer” la naturaleza humana.
Poco antes de 1977, la Universidad de Guanajuato se vio asediada por un sindicato radical llamado SITUG y Edmundo era uno de los principales impulsores. Quisieron ir a huelga, como lo hacían la mayoría de los estudiantes y maestros radicales de otras universidades. El ejemplo más claro era la escuela de Filosofía de la UNAM.
Por fortuna la Universidad tenía un lado liberal. También tenía líderes entrañables como el rector Eugenio Trueba Olivares, quien encabezó la resistencia contra la sindicalización radical marxista. Para resumir la historia: luchamos en contra de un futuro de grillas, huelgas y de izquierda radical. Incluso un día cerramos la carretera de entrada a Guanajuato en protesta. Salvamos a nuestra universidad de manipulaciones ideológicas externas.
La Universidad de Guanajuato tiene un buen nivel académico en muchas carreras. Sus egresados de derecho, contabilidad y las carreras STEM (Ciencia Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) compiten con cualquier otra institución, incluso con las privadas como el Tec de Monterrey o la Ibero. Si no hubiéramos salvado a la UdeG, tendría un nivel educativo como las de Guerrero, Sinaloa o Michoacán; tal vez hubiera caído en grupos políticos como sucedió en Sinaloa o Guadalajara. Tendríamos el auditorio central llamado “Che Guevara” como el de la UNAM.
Jacobo salió, se tituló en Filosofía y siguió una exitosa carrera académica hasta llegar a la rectoría de la Universidad Metropolitana, otra buena institución. Al tiempo su capacidad lo llevó al INE, donde fungió como Secretario Ejecutivo. A él y su entonces presidente, Lorenzo Córdova, les tocaron los mejores años de independencia del Instituto Electoral. Cuando llega la 4T y se apodera de la institución, lo primero que hicieron la presidenta Guadalupe Taddei y los consejeros de Morena fue despedirlo. Adiós a años de experiencia y logros en la gestión del INE.
Hoy regresa Jacobo con un proyecto político interesante: “Vamos MX”, un partido que luchará por la democracia con prohibición de que sus líderes compitan para puestos de elección popular. También harán elecciones primarias, algo que le han propuesto cien veces al PAN. La realidad cambió a Edmundo Jacobo, esperemos que tenga mucho éxito el proyecto.
Opinión en tu buzón
Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo
