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OPINIÓN

Intrusos 2

Hace un par de años, de visita por la FIL Guadalajara, me sorprendió la participación deslumbrante del Instituto Estatal Electoral de Guanajuato, IEEG, con un stand que triplicaba en dimensiones a la editorial del estado...

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Intrusos 2

Hace un par de años, de visita por la FIL Guadalajara, me sorprendió la participación deslumbrante del Instituto Estatal Electoral de Guanajuato, IEEG, con un stand que triplicaba en dimensiones a la editorial del estado que por entonces compartía sus nueve metros cuadrados con el Museo Iconográfico del Quijote. Me quejé del despilfarro presupuestal de esta institución que dispone de muchísimo más dinero para imprimir libros que la misma Ediciones La Rana. 

De visita esta semana por la FENAL, en el Poliforum León, lamenté constatar que las cosas pueden empeorar. En esta ocasión no me sorprendió encontrar un stand del IEEG, que incluso ha mejorado su catálogo colaborando con editoriales como Grano de sal. Libros prologados, por supuesto, por funcionarios hambrientos de reconocimiento y renombre. Sin embargo, constaté que el despilfarro puede ser tan absurdo como contagioso. 

Me refiero al Tribunal Estatal Electoral de Guanajuato TEEG, que dispuso del stand 203 donde regalaban pegatinas con los diferentes hitos arquitectónicos del estado y un instructivo ciudadano para colorear. Aunque eso no era lo único que se podía pintar, la pared del fondo del stand, recubierta con el mismo material de las pizarras acrílicas; podía embarrarse ad libitum con marcador de agua. Imagino que para evocar a los muralistas y grafiteros del estado… ¿Para eso están los tribunales electorales?

Sorprendido, tras recibir mi kit de inicio, la encargada muy amablemente me preguntó si deseaba ganarme un kindle. Recordé que el mío, tras más de una década de uso y abuso se hallaba a un paso de la obsolescencia y respondí que sí. Me entregó una tarjeta con un QR para participar en un concurso: debía tomarme una foto con un mallete de cartón ante un estrado de caricatura y subirla a mis redes sociales. Si obtenía la mayor cantidad de likes me entregarían un aparato nuevecito. Me costaba trabajo comprender lo que sucedía allí. Por una parte, lo confieso, fantaseé con la posibilidad de conseguir el gadget y por otra no entendía por qué el Tribunal Electoral del Estado de Guanajuato estaba en una feria del libro, sin libros, promoviendo un concurso tan absurdo. Me negué en primera instancia, pero tras hojear el libreto coloreable, donde “enseñan” a los niños o a los adultos juguetones que es la VPMRG, o una votación económica, o presentan la tabla de conjugaciones del verbo sobreseer, decidí escapar cuanto antes. 

Un rato después regresé porque necesitaba pruebas. Fuera de México, ¿podría alguien creer la existencia de un tribunal electoral dentro del estado que nos cuesta anualmente 83 millones de pesos (4.15 millones de dólares)? Sí, puede parecer superfluo frente a los 492 millones de pesos (220 de ellos para los partidos) que nos cuesta el IEEG. La pregunta clave sería: ¿Cuánto de eso se va a actividades que no deberían realizar? 

Porque también podríamos preguntar por la pertinencia de tener un tribunal electoral 24/7 los 365 días del año con tres magistrados, si las elecciones son esporádicas y muy fácilmente todo su trabajo terminará revisado por dos salas más en la Federación. Y no lo pregunto simplemente porque gasten sus recursos en actividades que les son ajenas, o porque entren en la competencia por el “posicionamiento” en la mente de los ciudadanos o sirvan de instrumento a los caprichos de sus consejeros o magistrados. Ante la miseria presupuestal de la cultura en Guanajuato, este despilfarro constituye un insulto para artistas y creadores. 

Visité sus redes sociales y el desborde es todavía más grotesco. Al TEEG le interesa saber: “qué géneros literarios te gustaría explorar”. De risa, pero no es gracioso. Casi al mismo tiempo que visitaba la FENAL, el actor y director irapuatense Marco Antonio Rizo, encaraba a la gobernadora del estado para pedir ayuda y aprovechar su beca otorgada por el Lee Strasberg Theatre and Film Institute en Los Ángeles. No había sido recibido por la Secretaria de Cultura de este formidable Nuevo Comienzo y se lanzó directo a la cabeza. 

Institutos y tribunales electorales que desean promover la lectura, una Secretaria de Cultura que menosprecia a los creadores del estado; aquí aplica a la perfección la frase de Plinio el Viejo, ne sutor ultra crepidam: zapatero a tus zapatos. 

PD. Me tomé la foto porque necesitaba pruebas, no un kindle.

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