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Guía de lectura nro. 590

Las enseñanzas de don Juan de Carlos Castaneda

Publicada en 1968 como tesis de bachelor de la Universidad de California en Los Ángeles, Las enseñanzas de don Juan fueron aclamadas por diarios como el New York Times que elogió la cautivadora narrativa del libro y el retrato del viejo brujo Don Juan como una "figura notable, casi legendaria"

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Las enseñanzas de don Juan de Carlos Castaneda

Publicada en 1968 como tesis de bachelor de la Universidad de California en Los Ángeles, Las enseñanzas de don Juan fueron aclamadas por diarios como el New York Times que elogió la cautivadora narrativa del libro y el retrato del viejo brujo Don Juan como una "figura notable, casi legendaria". José Agustín, uno de sus primeros lectores en la edición en inglés, lo consideraba un libro clave y elogiaba en la edición del FCE la gran capacidad narrativa de su autor, personaje tan misterioso como su maestro tolteca. Octavio Paz, en la misma edición, aborda la dificultad para catalogar el libro como veraz o ficticio, además su importancia por el cuestionamiento mismo de la realidad como la entendemos en Occidente. 

Diez millones de ejemplares ha vendido desde entonces y sus secuelas: Una realidad aparte (1971), Viaje a Ixtlán (1973) y Relatos de poder (1975), le valieron a Castaneda para obtener el doctorado en antropología. A partir de entonces, su vida sobre el camino trazado por su maestro se convierte en una seguidilla de libros que desembocarán en la práctica de la Tensegridad, una serie de movimientos físicos desarrollados por Castaneda y sus colaboradoras, basados en los "pases mágicos" de antiguos chamanes mexicanos, con el fin de redistribuir la energía corporal, mejorar la conciencia y facilitar el acceso a estados de percepción no ordinarios. 

Puntal del New Age, guía espiritual de una congregación de brujas, desde sus primeras publicaciones, Castaneda estuvo envuelto en constante polémica sobre la autenticidad de sus relatos y la existencia misma de don Juan Matus, quien inspiraría además la creación de Obi Wan Kenobi y muchas de las enseñanzas del maestro Yoda en la saga de Star Wars. 

Realidad o ficción, su prosa es tan encantadora, como avasallantes las descripciones de los mundos ensoñados a través del peyote o el toloache. La división en dos secciones: el diario de campo y el análisis estructural (que para mí sale sobrando) le confieren esa verosimilitud, además de brindar un soporte racional o por lo menos académico a los prodigios y la magia descrita durante el aprendizaje para ser hombre de conocimiento.  

Son tan amplias e insondables las brechas abiertas por Castaneda con sus Enseñanzas que prefiero despedir la columna con este diálogo, donde el alumno busca “interpretar” lo sucedido durante un viaje con el “humito” (mezcla de hongos alucinógenos). 

–Sentí de veras que había perdido mi cuerpo, don Juan.

–Pues sí. 

–¿Quiere usted decir que yo en realidad no tenía cuerpo?

–¿Tú qué piensas?

–Bueno, no sé. Nada más puedo decirle lo que sentí.

–Eso es todo lo que hay en realidad: lo que sentiste.

–Pero, ¿cómo me vio usted, don Juan? ¿Qué parecía yo?

–No importa cómo te haya visto. Es como cuando agarraste la estaca. Sentiste que no estaba allí y le diste vuelta para estar seguro de que estaba allí. Pero cuando saltaste volviste a sentir que estaba de veras allí.

–Pero usted me vio como soy ahora, ¿no?

–¡No! ¡No eras como eres ahora!

–¡Cierto! Lo admito. Pero ¿tenía mi cuerpo, verdad, aunque yo no pudiera sentirlo.

–¡No! ¡Carajo! ¡No tenías un cuerpo como el cuerpo que tienes hoy!

–¿Qué pasó entonces con mi cuerpo?

–Creí que entendías. Tu cuerpo se lo llevó el humito.

–Pero, ¿adónde fue a dar?

–¿Cómo demonios quieres que sepa eso?

 

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