El 'Taco'
Todos los populistas dicen mentiras, muchas mentiras. Podríamos escribir una enciclopedia de mentiras y nos faltarían páginas. Las últimas falsedades de Donald Trump cayeron por su propio peso cuando tuvo que parar sus redadas para deportar a paisanos de California.
Todos los populistas dicen mentiras, muchas mentiras. Podríamos escribir una enciclopedia de mentiras y nos faltarían páginas. Las últimas falsedades de Donald Trump cayeron por su propio peso cuando tuvo que parar sus redadas para deportar a paisanos de California.
La guerra contra indocumentados por todo Estados Unidos la detuvo en seco. Los agricultores que levantan sus cosechas en primavera; los hoteles y restaurantes que contratan mexicanos; los rastros donde se destazan la enorme cantidad de reses, cerdos y pollos, pidieron al gobierno que los dejaran trabajar en paz.
Trump no tuvo alternativa: ordenó, en medio de la represión de las manifestaciones de Los Ángeles y otras ciudades, que el ICE cancelara la cacería. Mintió cuando hizo la promesa de deportar a “millones” de extranjeros a quienes califica de enemigos. Pudo contener a las mujeres y hombres que cruzaban a diario la frontera por la demanda de empleo que hay en EE.UU. El miedo limitó los cruces de frontera pero no impidió que la economía norteamericana siguiera su curso con la ayuda de indocumentados.
El Presidente engañó a sus electores haciendo creer que el país era invadido, que los paisanos eran los “enemigos” de su país. La verdad surgió de los hechos. Sin los mexicanos, la economía norteamericana retrocede, cae en recesión. El teatro de detener a mexicanos y centroamericanos en los centros de trabajo y en “Home Depot”, donde los contratan como jornaleros, encendió el ánimo en Los Ángeles y se extendió por toda la Unión Americana.
Los conservadores se tragaron la idea de que el mal venía del sur, que su país era “invadido” por “aliens” que le quitaban trabajo y paz a sus ciudadanos. Todo lo contrario: EE.UU creció y salió de la recesión después de la pandemia de Covid gracias a una ventaja competitiva que tiene sobre otros países: el trabajo de más de 11 millones de migrantes que mantienen a flote hoteles, granjas, sembradíos, restaurantes, jardines, servicios públicos, rastros, comercios y otras industrias donde sus manos hacen tareas que los norteamericanos no quieren, no saben o no pueden hacer.
Los vecinos necesitan muchos más mexicanos, incluso para sostener el crecimiento demográfico que hoy es una ventaja competitiva frente a Europa, China y Japón, donde sus poblaciones decrecen en un lento suicidio. “México le da juventud a EE.UU”, dice un ex gobernador de Arizona.
Los populistas suelen enfrentar sus mentiras con la realidad. Trump prometió acabar con la invasión y la guerra en Ucrania en un día; prometió deportar a millones de paisanos y reducir el déficit fiscal que consume el futuro de su país, todo resultó un fiasco. Ayer dijo que terminaría la guerra entre Israel e Irán y que no se retractaba de sus aranceles. Hoy tiene que doblarse con China, país que puso la piel dura ante sus amenazas.
Trump se ha ganado el mote de Taco: “Trump Always Chickens Out”, Trump siempre se raja. Su mayor mentira fue pretender que su país puede vivir en aislamiento. Por más rico y poderoso que sea, EE.UU necesita comercio, competencia, aliados y la confianza de quienes compran sus Bonos del Tesoro. La primera rajada del Predidente vino cuando el precio de su deuda comenzó a depreciarse en los mercados. La segunda es detener las redadas. La tercera vendrá cuando su partido vea una posible derrota en el 2026.
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