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Sarah Traubel se llevó la noche en el concierto del 70 aniversario de la OSUG

Una verdadera celebración se vivió en el Teatro del Bicentenario Roberto Roberto Plascencia Saldaña con el concierto del 70 aniversario de la OSUG. La soprano Sara Traubel cautivó una vez más a los guanajuatenses.

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Sarah Traubel se llevó la noche en el concierto del 70 aniversario de la OSUG

El Teatro del Bicentenario Roberto Plascencia Saldaña se vistió de gala para celebrar el 70 aniversario de la Orquesta Sinfónica de Universidad de Guanajuato (OSUG) con un programa que incluyó una triada de titanes de la música clásica: Piotr Ilich Tchaikovsky, Johannes Brahms y Richard Strauss; con este último, la soprano Sarah Traubel se llevó la noche.

Un sold out con un aforo del 80 por ciento era signo de una noche prometedora. Muy puntuales los guanajuatenses llenaron la explanada del coloso del Forum Cultural Guanajuato para no perderse ni un minuto de la orquesta de casa.

Al interior del recinto ya resonaban los instrumentos de la OSUG con lo que parecía una especie de obra experimental; lo cierto es que se trataba de las pruebas de audio. No obstante, bastó para poner a tono a los asistentes que poco a poco iban tomando sus asientos y sirvió para que el ligero retraso de la tercera llamada pasara inadvertido.

El maestro Roberto Beltrán-Zavala fue recibido en el escenario por la concurrencia entre calurosos aplausos. Éste, sin mediar palabra pero con una franca sonrisa, alzó su batuta para que las primeras notas de la Obertura Fantasía Romeo y Julieta de Tchaikovsky inundaran cada rincón.

Al término de esta pieza inspirada en la tragedia shakesperiana más emblemática, Beltrán-Zavala dejó el escenario para volver acompañando a Sarah Traubel quien interpretaría la obra de su coterráneo Richard Strauss, ataviada en un argentado vestido largo que brillaba apenas poco más que sus rubios rizos recogidos. 

La alemana ya tiene en los leoneses un público cautivo pues el año pasado les conquistó con su papel de Donna Anna en la ópera Don Giovanni. Es por ello que en esta ocasión le redituó en una cálida bienvenida.

Sarah Traubel interpretó las Cuatro últimas canciones  Frühling, September, Beim Schlafengehen e Im Abendrot- que Strauss (inspirado en tres poemas de Hermann Hesse y uno de Joseph Von Eichendorf) compuso un año antes de su muerte.

Su voz cual lluvia torrencial, a veces potente y otras como un dulce arrullo  Pero siempre correcta- armonizó perfectamente con cada uno de los instrumentos sin perder protagonismo.

No se podía esperar menos de la sobrina nieta de la diva del Metropolitan Opera, Helen Traubel, y del director de orquesta, Günter Wand; la joven Traubel no desmereció ni un ápice su apellido y dejó sumamente complacida a la concurrencia que la ovacionó aun cuando ya había abandonado el escenario.

Al intermedio, en medio del tintineo de las copas de vino tinto y el embriagante aroma del café, las familias, parejas y amigos comentaban sobre el grato sabor de boca que les dejó la actuación de Traubel.

Para finalizar el concierto, el grupo orquestal de la UG, bajo la batuta del también director artístico de la re:orchestra de Rotterdam, ejecutó la compleja Sinfonía no. 1 en do menor, Op. 68 que le costó nada menos que 22 años a Johannes Brahms construir.

Con el espíritu henchido de gozo, manifestado con aplausos de pie, los asistentes celebraron a la OSUG en sus 70 años y agradecieron por tan magistral concierto que duró casi dos horas. Las ovaciones se intensificaron cuando Roberto Beltrán-Zavala repartió el ramo de flores que le fue entregado entre su concertino e instrumentos principales como señal de que el éxito es resultado de un trabajo en equipo.

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