Miles de personas aprovecharon el primer puente del año para visitar la Feria de León 2015, llenando todos los pasillos, explanadas, foros, bares y espectáculos en vivo.
“Otros domingos hemos recibido a más de 400 mil personas, pero hoy desde muy temprano la gente ya hacía filas para entrar, eso nos da mucho gusto porque quiere decir que les está gustando la fiesta que traemos este año”, comentó personal de la feria, el domingo .
Desde las 10 de la mañana, las filas para conseguir los boletos de entrada llegaban desde las taquillas de la puerta principal hasta el Estadio León y, hacia el otro lado, hasta la esquina con bulevar Francisco Villa.
“¡Mira, mamá; los payasos, vamos, vamos!”, gritaban los niños emocionados al ver el espectáculo musical en el teatro de calle.
Los pequeños también pedían a su papás ir a los juegos mecánicos, el circo y a la expo ganadera. Y no podía dejar de escucharse a los niños decir: “Me lo compras, ándale cómpramelo”, cada que veían juguetes, algodones de azúcar, manzanas con caramelo o chamoy, entre cientos de productos más.
“Me encanta venir a la feria a comer, es lo que más disfruto, unas buenas banderillas, o un huarache, o las gorditas tarascas, todo está delicioso”, comentó Claudia González, que el domingo al mediodía ya consumía una torta alemana.
Alrededor de las 2 de la tarde, todos los pasillos de la feria estaban repletos de asistentes, y para lograr caminar había que esperar a que las personas de enfrente dieran un paso.
Los stands más socorridos dentro del Poliforum fueron los de venta de accesorios para tablets y teléfonos celulares, también los de lentes, mole poblano y ropa.
“Uno viene a la feria y encuentras calcetines a seis pares por 50 pesos, eso no lo ves en otro lado, por eso hay que aprovechar en estas fechas, más cuando tienes cuatro hijos”, comentó Gabriela Arvizu.
Uno de los atractivos de la feria son los gritones, los vendedores que con una peculiar forma de regatear los precios logran vender, ollas, jarras, cubetas, vasos, cubiertos y cientos de artículos para el hogar, sin que nadie les diga “es lo menos”, pues siempre dan un pilón.
“Yo siempre que vengo me gusta pasar con los gritones porque tienen buenos precios y siempre te dan un poquito más que si lo compraras por fuera, cada año venimos casi casi solo por los gritones”, comentó Jonás Andrade, de San Felipe de Jesús.