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Busca Margarita voz en Vanity Fair

La política es un nombre que se escribe en femenino pero en verbo es inusual que lo ejerza una mujer.

Escrito en León el

La política es un nombre que se escribe en femenino pero en verbo es inusual que lo ejerza una mujer.
La esposa del expresidente Felipe Calderón, Margarita Zavala, aparece en la edición de noviembre de Vanity Fair México como muestra de esa gran frontera entre la prensa rosa y la política que enfrentan aquellas que se atreven en las arenas del poder.
La entrevista dice que es madre, que es esposa, que lee “libros de derecho” para relajarse (no detalla cuáles) y lo que más llama la atención a la entrevistadora, Sabina Berman, es una foto en que ella, Margarita, aparece abrazando a su esposo Felipe “desde atrás y por el cuello”.
De tacones y con abrigo o con perro en un jardín. Esa es la imagen de la esposa de Felipe Calderón en Vanity Fair. La mujer de un polémico expresidente mexicano, a quien persigue la sombra de haber iniciado la ofensiva contra el narcotráfico en Michoacán en 2006, que ha dejado hasta ahora 80,000 muertos y más de 25,000 desaparecidos y cuyo legado ha sido utilizado por el gobernante PRI como “una herencia recibida”.
Zavala, como su esposo, es militante del conservador PAN, el único que ha conseguido arrebatar la presidencia al PRI.
Pero Zavala es mucho más que eso, dicen los que la conocen. Durante la presidencia de su esposo, promovió una agenda en favor de los niños inmigrantes años antes de que la crisis copara páginas de periódicos internacionales y era conocida por un instinto político que, según algunos, rebasa al de su esposo.
“Del Gobierno de Felipe [Calderón] pocos han salido sin salpicar. La mejor imagen de todos es Margarita. Nadie habla mal de ella”, explica a este periódico una fuente cercana a la presidencia del panista.
Aun en las páginas de papel cuché, el discreto papel de la mujer del polémico exmandatario deja entrever a una política.
En sus entrevistas suele mirar a los ojos y no se esconde. La entrevista de Vanity Fair subraya que se aprendió los nombres de cada uno de los quince miembros del equipo que acudieron a hacer la sesión.
Pero no aclara su posición en los puntos más álgidos del país.
En la entrevista no habla sobre los desaparecidos en México. Tampoco de la marihuana, cuya legalización la Corte Suprema del país se prepara a debatir.
Se habla de una hermosa biblioteca, de que le pide a su asistente que le ofrezca un mejor café a su entrevistadora y de su sonrisa, no tanto de sus opiniones.
Al lector no se le informa sobre sus ideales: no queda claro si está más cerca de Hillary Clinton o de Cristina Fernández, otras esposas de expresidentes que han perseguido el poder.
Eso sí, reconoce la gravísima crisis de confianza que afrontan los partidos mexicanos. Son la institución menos valorada en el país: reciben una calificación de 4,9 sobre 10 y muestran una tendencia de claro descenso según una encuesta de Mitofsky. “Eso me sorprendió enormemente”, confiesa.
El hecho es que, al día de hoy, las encuestas la colocan como una sólida contrincante a la presidencia de México en 2018, una decisión que asegura fue “paulatina” y que tomó apenas en este año.
Una de ellas incluso la coloca por encima de otros aspirantes a la primera silla de México, como el izquierdista Andrés Manuel López Obrador o el expriísta gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”.
Algunos de los que asistieron al Gran Premio de Fórmula 1 el domingo pasado cuentan que Felipe Calderón, gran aficionado a las carreras de automóviles, acudió acompañado de su esposa.
Los gritos de protesta en contra de su marido se entremezclaron con los de “¡Margarita presidenta!”, afirman.
Incluso la portada de la revista añade un subtítulo desafiante: “¿Y dónde ponemos a Felipe?”.
Margarita Zavala está entre definirse como la Margarita de Rubén Darío o Zavala, presidenta de México.

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