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Tijuanenses rinden pleitesía a Ronaldinho

Hombres, mujeres, niños con sus playeras rojinegras se dedicaron a rendirle pleitesía al rival, pero no era cualquier enemigo, sino Ronaldinho.

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Los Xoloitzcuintles tuvieron que perdonar la infidelidad de sus aficionados. Hombres, mujeres, niños con sus playeras rojinegras se dedicaron a rendirle pleitesía al rival, pero no era cualquier enemigo, sino Ronaldinho.
“Con el número 10, Ronaldo de Assis”, anunció el sonido local del estadio Caliente. Muchos no se aguantaron la tentación y en vez de insultarlo, le aplaudieron al habilidoso atacante brasileño y figura de renombre internacional.
Al tocar el balón, los sonidos expectantes comenzaron. No eran reproches, sino como una manifestación de ilusión por ver la magia de Ronnie en vivo, para saber si de sus botines podría salir un hechizo como los que realizó en sus mejores años.
Vino la preocupación de la afición local. Ronaldinho recibió un balonazo en la cara y la zozobra por si se recuperaba o no se dejó sentir. Nadie le quitaba la mirada, querían más acción del sudamericano, no los 10 minutos que llevaba en la cancha. La gente en la frontera, contenta por tener al ex estrella del Barcelona y el Milan.
Durante su visita a Tijuana, ese astro en decadencia siempre tuvo dos o tres guardias personales. Pocos fueron los privilegiados que pudieron tener acceso a una fotografía, a una firma o a un simple saludo del hoy futbolista del Atlético Mineiro.
Lo que era notorio es que el resguardo a la integridad del que fuera premiado como el mejor jugador del mundo en dos ocasiones no era tan riguroso como el que tuvieron América y Cruz Azul en la capital con decenas de policías para su protección.
Eso sí, el habilidoso brasileño nunca perdió la amabilidad, pese al asedio. Saludaba, guiñaba el ojo y sonreía a los que se acercaron en algún momento de su estancia en el país. No hablaba mucho, pero se le notaba tranquilo y feliz por la calidez de los tijuanenses.
“¡Mamá, lo toqué, lo toqué!”, gritó un infante extasiado por sentir cerca a uno de sus ídolos, cuando pudo apenas rozar a Dinho, después de que éste saliera del hotel de concentración y subiera al autobús que lo llevó al estadio Caliente para enfrentar a los Xolos.
Hasta los simpatizantes de Fernando Castro Trenti dejaron sus arengas a favor del candidato a la gubernatura de Baja California por el PRI, al ver pasar el autobús del “Galo” rumbo al coso fronterizo. Se dieron cuenta de que estaban ante uno de los jugadores que marcaron una época en el futbol mundial.
Dinho salió a calentar junto con el resto del plantel del Mineiro. Los que estaban lejos de poderle tomar alguna fotografía o grabar con su celular un video de los movimientos que realizaba el ex del Barcelona, los menos, lo insultaban.
Quienes estaban próximos a la banda donde se ejercitaba el astro brasileño, grabaron videos y se acercaron a lo más bajo de la tribuna para lanzarle halagos. Con indiferencia, Ronaldinho seguía tocando el balón, corriendo y disparando a puerta con el fin de terminar de adaptarse al campo sintético del estadio Caliente.
Al silbatazo inicial, los vítores hacia el 10 del Atlético Mineiro continuaron. La afición de Xolos fue a apoyar a su equipo...también a ver si el enemigo llamado Ronaldinho lograba un acto de magia.

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