Tulio, Beto, Ricardo e Iván, son cuatro jóvenes que dedican parte de su tiempo para apoyar en la guardería de la Parroquia de San Juan Bautista de La Salle en la colonia Piletas.
Como parte del Programa Cóndor, desarrollado por la Dirección General de Prevención del Delito del municipio, estos jóvenes dan servicio sin nada a cambio en la guardería vespertina que ofrece la parroquia.
Tulio, el más joven de los cuatro, con tan sólo 15 años y estudiante de secundaria, brinda a los niños clases de guitarra durante dos horas los jueves y viernes. Ha dado este apoyo por casi dos años, desde antes de que el Programa Cóndor comenzara.
“Me gustan los alumnos porque me divierto con ellos, porque son agradecidos. Yo creo que yo aprendo más de ellos de lo que esperaba, me han enseñado mucha humildad; son muy felices, me gusta dedicarles mi tiempo”, expresó.
Agregó que ha conseguido gran cercanía con sus alumnos, tanta, que suele organizar un picnic con todos después de cierto número de clases, para estrechar más la relación y hacer más amenas las clases.
El fin de este programa, explicó Evelyn Quiroz, encargada del Programa, es alejarlos del pandillerismo, de las drogas y la calle, “que no estén solos”, y el objetivo, comentó, es formar niños para bien de la sociedad en lugar de que terminen en alguna pandilla de la zona.
Esta guardería apoya a mamás solteras o a ambos padres que trabajen, es gratuita, y se les da a los niños talleres como manualidades, clases de música, clases de computación, además de que se les apoya con sus tareas. 
Beto es licenciado en filosofía y se dedica a darle a los niños apoyo en sus tareas, tiene 25 años y aunque el sí cuenta con un sueldo significativo, dice que lo que hace “es más por el gusto de venir”.
Acude todos los días en horario de cuatro a cinco de la tarde, “me gusta venir porque son muy divertidos los niños, me gusta estar con ellos. Vengo desde que se abrió el programa”, dijo.
“La satisfacción más grande es cuando me dicen que sacaron buena calificación en la escuela o que sus maestros les dicen que estuvo muy bien su tarea”, agregó.
Dicho programa comenzó en enero de este año, y dan servicio a niños desde seis a doce años, hay dos turnos, matutino y vespertino. Cuentan con el apoyo no sólo de jóvenes voluntarios sino además de un psicólogo que maneja los “círculos mágicos” donde se tocan temas como seguridad en sí mismos.
A pesar de tener sólo dos meses asistiendo, Iván, estudiante de Ingeniería Electrónica de 20 años comentó que le gusta “cuando los niños le echan ganas, y ver a alguien aprender y poder yo ayudarle es para mí una buena experiencia. Sí, es medio latoso, pero hay quienes sí vienen porque quieren aprender, y pues este conocimiento ni yo lo generé ni es mío, entonces ahora sí que es prestado, y como prestado, es también parte de mi obligación transmitirlo”.
Añadió que aunque comenzó ayudando por cuestiones de servicio universitario, ya no lo ve como una obligación o como una actividad a fuerzas, “ya me gusta venir”. Y seguirá siendo voluntario ya sólo por el gusto de ayudar.
En la parroquia, dijo Quiroz, se enfocan mucho en la clase de valores, buscan inculcar en los niños el respeto, la tolerancia. Mencionó que también hay clases de educación física para combatir la obesidad, “se les da un lunch que tiene los tres grupos de alimentos”, además de que se les enseñan varios hábitos.
Por su parte, Ricardo, estudiante de comunicación de 21 años, comentó que “es algo muy padre porque esos abrazos que te dan te llenan la pila, a pesar de que tu día esté del asco, verlos jugar... no sé, te quieren tanto a pesar de que no eres nada de ellos, de su familia; se siente chido, es como una gran satisfacción que te agarren cariño, que llegues y hasta te hagan fiesta”.
Agregó que no le molesta en lo absoluto ayudar en la guardería aunque haya niños inquietos que no pongan atención, “a la vez digo, son niños, yo también pasé por eso y los entiendo y la verdad me gusta, sí quiero seguir viniendo.” 

Los niños también lo disfrutan
No sólo los jóvenes voluntarios disfrutan su estancia y trabajo en la guardería, también a los niños que asisten les gusta el lugar y trato.
Todos los niños cuestionados al respecto coincidieron con que gozan pasar sus tardes en el lugar con los maestros que los atienden.
“Me gusta venir, me gusta todo lo que hacemos, hago mi tarea, me divierto y quiero a mis maestros” dijo Ericka de siete años y estudiante de segundo año de primaria.
Rodrigo de doce años cursa quinto grado de primaria, y cuenta que el taller que más le gusta e interesa es computación “porque cuando entre a la secundaria quiero saber ya usar la computadora”, aseguró que los maestros son muy buenos y que además disfruta las clases de karate, guitarra, y poder hacer su tarea bien.
A Guadalupe, de nueve años, lo que más le gusta de ir a la guardería es que “antes de venir aquí llevaba todas mis tareas mal” y cuenta, que sí ha mejorado mucho gracias al apoyo de sus maestros.

Les preocupa el bullying
Tanto a los alumnos del Programa Cóndor en la Parroquia de San Juan Bautista De La Salle, como a los maestros de éste, les preocupa el problema de bullying entre los niños.
Al preguntarles acerca de esta situación, los niños respondieron que les preocupa pero sobre todo les da miedo ser víctimas de esto. Lo describieron como el momento en que los golpean.
Saben que las medidas que deben tomar cuando sufran de maltratos por parte de algún compañero es decirle a sus padres o maestros lo que pasó.
Victoria, de nueve años confesó que le pegan y la molestan por tener pecas, y que no le dice a sus maestros ni papás, “porque tengo miedo que me vuelvan a pegar”.
En cambio, Edgar de siete años dijo “un niño me dio de puñetazos y le dije a mi mamá y al maestro y mi mamá un día fue y el maestro lo castigó”.
Maestros y encargados de la guardería de la parroquia están tratando de combatir este mal por medio de clases de valores y hablándoles acerca del tema.

Por Redacción AM

Escrito en Opinión el 19/5/2013 · 00:00