Historia 020
Esta es la historia 020 de 450 que te contaremos sobre León
Eran las 7 de la noche del 17 de noviembre de 1897, cuando se escucharon gritos de asombro en las calles y en muchos hogares de la ciudad.
Los minutos parecían eternos mientras llegaba la hora anunciada para accionar la palanca que encendería la luz eléctrica.
“… estábamos los chicos tendidos en el suelo, sobre el tapete, boca arriba, y viendo el foco en espera del milagro… los momentos pasan eternos y solemnes. Expectación de todos. Silencio impresionante y… la luz triunfadora borró la penumbra”, narra Federico Pohls y Rincón Gallardo en Añoranzas y Recuerdos de León al recordar aquella noche memorable.

Las calles se iluminaban con farolas que consumían pajuelas de azufre y más adelante, manteca, petróleo y querosina. En las casas se encendían quinques que apenas iluminaban la cena.
… entonces mi padre, armándose de valor, quiere experimentar con una de las lámparas, apagarla para ver si se enciende nuevamente.
-¡Ten mucho cuidado- se oía recomendar-, no te vaya a pasar algo.
Apagadores en las paredes no existían, como ahora, nada más el socket, con la llave necesaria. La clavija gira en las manos de mi padre, que apaga y enciende el foco varias veces”. – Tomado del libro Añoranzas y Recuerdos de León, escrito por Federico Pohls y Rincón Gallardo
La historiadora María de la Cruz Labarthe Ríos describe que las farolas colgaban al centro de las calles para alcanzar a iluminar más espacio y que en 1872, además de en la plaza principal, había en los barrios de San Miguel y El Coecillo.
Eran 671 faroles. Los serenos salían a la hora del crepúsculo a encenderlas y en noches de luna llena, no las prendían.
Protestas por falta de alumbrado eléctrico
Días antes del gran acontecimiento, los leoneses protestaban porque las autoridades no cumplían con la instalación del alumbrado eléctrico a pesar de que lo habían anunciado años atrás.
“El atraso era evidente comparado con otras ciudades”, describió el historiador Antonio Malacara Moncayo al describir la indiferencia de las autoridades para adoptar este avance.
La Americana, sí tenía electricidad
Gracias a Rafael Portillo Martín del Campo, empresario leonés, propietario de la fábrica de textiles La Americana, León finalmente contó con luz eléctrica.
Rafael Portillo invirtió su capital para instalar en la calle Real de Guanajuato (hoy Francisco I. Madero) la primera planta generadora de electricidad ligada a La Americana en donde ya contaba con una planta generadora desde 1879, la primera en México, según registro de la CFE. Además está documentado que La Americana era propiedad de Rafael Portillo y un socio identificado como Heyser.

Hay un dato, sin autor, que consigna que el 20 de enero de 1884 hubo una demostración de luz eléctrica en la plaza principal y se menciona un contrato para abastecer a León de energía eléctrica mediante una empresa norteamericana, sin embargo, la negociación se estancó.
El leonés Rafael Portillo retomó el proyecto para la ciudad luego de probar el uso de la electricidad en La Americana. Planeó el servicio eléctrico doméstico/urbano en la ciudad.

en León, en 1903. Foto: Revista El Triunfo de 1936
La iniciativa de Portillo no solo transformó la industria, sino que marcó el inicio de la modernización urbana: alumbrado en hogares, cambio de hábitos nocturnos y el preludio de una ciudad que empezaba a imaginar una vida distinta con la luz como nueva protagonista.
Ya a inicios del siglo, otras compañías eléctricas entraron a la ciudad.
DAR
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