Las movilizaciones sociales del domingo en Cuba, metieron en México por lo menos en el México más informado y politizado-, el debate entre seguir apoyando a la revolución castrista o simpatizar con las protestas en las calles. En este espacio por décadas he defendido el derecho de los cubanos a decidir sobre su destino y los logros de la revolución en salud, deporte y cultura. Y lo he hecho con conocimiento cercano de su realidad por la posibilidad de hacer viajes e interactuar con ese hermoso pueblo hermano; aclarando que una cosa es su gobierno y otra es su pueblo.

El primero, monopolizado por los hermanos Castro, decidido a implementar el socialismo desde los tiempos de la “guerra fría” al lado del bloque soviético y el segundo, con toda la nobleza para seguir con la utopía de una sociedad más igualitaria. Sabemos que los Estados Unidos diseñaron un bloque comercial y financiero, -aunque con salvedades en alimentos y medicinas-, pero al final, estrangularon a una economía que, sin divisas del turismo por la pandemia COVID 19, está destrozada y sus sistemas de producción prácticamente sin energía, productos ni servicios. Pero ¿Cuánto es debido al bloqueo externo y cuánto al sistema económico socialista? Opino que ambos son los causantes del drama que vive el pueblo cubano.

El primero porque evita el flujo de capitales y el segundo porque inhibe la generación de ellos. Desde el “periodo especial” de 1994, con el derrumbe del bloque soviético, la isla ya aislada, debió abrirse a la inversión europea en el sector turismo y paulatinamente permitir iniciativas de emprendedores. Pero esto no fue suficiente porque el aparato productivo, -carente de incentivos a la inversión privada y a la productividad-, se hizo inoperante en aquello que el Estado socialista se compromete a entregar por igual y es lógico, pues el gobierno es un pésimo administrador. Décadas en México lamentablemente lo demostraron.

Entonces, ¿Cuál es el camino de Cuba? El modelo comunista impide la existencia de partidos políticos y la protesta contra el gobierno. Esto, se puede conocer en una visita a la isla, tanto como el constatar los enormes valores de solidaridad, salud, estudio y vida en común que el socialismo creo en los cubanos, pues desde su infancia saben que la propiedad es común y no privada. He conocido a su juventud en las universidades, a los investigadores en los centros de estudio y a los ciudadanos en las calles. Preparados, positivos, alegres, solidarios, son personas con valores impecables para crear una sociedad nueva y que hacen ironía de su drama. Pero tienen límites.

El contacto con la sociedad capitalista a través de medios de comunicación y el nacimiento de nuevas generaciones de jóvenes distantes en décadas a la experiencia de la revolución, han creado paulatinamente anhelos “aspiracionistas” que antes no existían. El deseo de agruparse en partidos políticos, de elegir a sus representantes, de poseer una casa o vehículo propio, han creado una corriente de pensamiento que tiene una postura distinta frente a la grave crisis alimentaria y sanitaria que tiene Cuba.

Históricamente, el aparato de control gubernamental ha sido muy eficaz; los turistas lo conocemos con facilidad, pero es poco útil frente a movilizaciones masivas. Esta semana, el régimen controló rápidamente la sublevación al cortar el internet y reprimir a manifestantes, pero mostró sus fragilidades. No veo otra salida a la crisis cubana, sino que los Estados Unidos flexibilicen el bloqueo para permitir flujos de capitales y de negocios, aunque se parece imposible por los fuertes intereses por las cercanas elecciones en Florida. Y por el aspecto interno, el Partido Comunista Cubano tendría que abrirse a la posibilidad de dar espacios a la oposición y permitir más el emprendimiento privado canalizando inversiones de familiares en el extranjero, pero esto también, parece poco probable.

La amistad de nuestro País con Cuba es histórica y por eso vemos con impotencia y respeto, su crisis y nos duele el sufrimiento. Coincidimos probablemente en la condena al bloqueo a la isla, pero no en lo interno, pues no todo el pueblo cubano protesta y el que lo hace, ha cambiado el lema del Che: “Patria o muerte” por el de “Patria o vida”, mostrando su necesidad sólo, de sobrevivir.

*Consejero local del INE

450 Historias de León

Acompáñanos en un recorrido por la historia de León. Recibe en tu correo relatos sobre personajes, barrios, tradiciones y momentos clave, que celebran la identidad leonesa, en el marco de los 450 años de nuestra ciudad.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *