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Perspectiva

Movimiento de regresión nacional

Todo apunta a la división de Morena en grupos y subgrupos que lo harán ingobernable y con ellos el País puede retroceder un siglo en su historia. Suena cada día más fuerte el grito de ¡Salvemos al INE!

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Movimiento de regresión nacional

Lo que vimos el fin de semana muestra el interior de un movimiento que no es partido, ni es organización política, ni tiene principios claros. Lo ocurrido en las elecciones internas de Morena para elegir a sus representantes o delegados, no lo habíamos visto ni en las peores épocas del PRI donde al menos planeaban bien los rellenos de urnas, compra de votos y acarreos. Sabían planchar. 

Después de cuatro años de ganar la elección presidencial, no sabemos qué quiere Morena. En cientos y cientos de mañaneras nos han dicho quiénes son sus adversarios: los conservadores, los neoliberales, la mafia del poder del pasado, los fifis, los clasemedieros que no votaron por Morena en la CDMX. Sin embargo, no nos han informado cuál es el proyecto de país que tienen. Si no lo saben los dirigentes, menos sus seguidores. 

Tampoco conocemos el proyecto político de las llamadas “corcholatas”. ¿Qué quieren Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López? Sabemos de las aspiraciones de Ricardo Monreal con un proyecto de unidad nacional, pero también entendemos que sus posibilidades dentro de Morena son inexistentes por el desprecio que le muestra López Obrador. 

Lo que presenciamos en sus elecciones internas fue lastimoso: relleno de urnas con múltiples boletas firmadas por una mujer; empujones, acarreos, incendio de urnas y reparto de dinero. La menor de las irregularidades fue ver a funcionarios influyentes saltando la fila para votar. 

Lo peor fueron las batallas campales y zafarranchos donde los opositores internos se dieron a llenar. 

Las redes sociales dieron cuenta desde el sábado de los reportes ciudadanos. La indignación de los atropellos y corruptelas hizo levantar los celulares y mostrarlo todo en la nube. Para la oposición fue un regalo inesperado, una bocanada de aire en su triste desempeño con las corruptelas de Alejandro Moreno del PRI y lo soso de Marko Cortés en el PAN. 

Lo que vimos fue que el dinero rifa, los acarreos son indispensables para llevar votantes y no hay el menor pudor al mostrar votaciones múltiples y carruseles. La pregunta más frecuente del público en Twitter fue: ¿Para eso quieren quedarse con el INE? Después de este bochornoso espectáculo que contrasta con el orden y limpieza de las elecciones generales organizadas en todo el País por los ciudadanos a través del INE, sería un insulto proponer el regreso de la institución al Gobierno. 

Luego de esta “fiesta democrática” no queda duda que las pugnas internas convertirán a Morena en un movimiento de degeneración nacional. Sin reglas claras, sin estructura sólida que impida trampas, lo que vemos es una vez más el puro interés de grupos tras el poder y sus beneficios económicos. 

El Presidente tiene un halo de inmunidad política que protege su popularidad. Por más cosas extrañas e incomprensibles que haga, mantiene buena aceptación. No será lo mismo con los miembros de su partido, comenzando por Mario Delgado. El delegado de Morena aparece como un mero vocero de AMLO, alguien a quien dan instrucciones que cumple sin chistar. El tufo del viejo priísmo, la retórica vacía del antineoliberalismo y la falta de figuras dentro del partido, hará que los gobernadores manden en su territorio lo que debe hacer Morena. 

Todo apunta a la división de Morena en grupos y subgrupos que lo harán ingobernable y con ellos el País puede retroceder un siglo en su historia. Suena cada día más fuerte el grito de ¡Salvemos al INE!

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