El efecto benéfico de Trump para León
Sabemos que no es un hombre razonable; tenemos claro que es un delincuente y un experimentado “bully”.
Para mi, la palabra más hermosa del diccionario es ´tarifa´. Y es mi favorita”. - Donald Trump en el Chicago Economic Club
Sabemos que no es un hombre razonable; tenemos claro que es un delincuente y un experimentado “bully”. Puede hacer fluctuar el valor del peso con una declaración y “doblar” a políticos mexicanos con una bravata. Pero, cuando tus enemigos son enemigos de tu vecino, tu vecino se convierte en tu amigo.
Para nuestros fabricantes de calzado locales también la palabra más bella del diccionario es “arancel”, la que le sigue es “cuotas”. Después de años de lucha, la Cámara del Calzado logró que el gobierno impusiera aranceles del 35% al calzado y cuotas compensatorias que llegan al 17%. Una buena defensa para la industria local ante el dumping y la subfacturación. Sabemos que no es suficiente. En el segundo semestre ayudó la devaluación del peso como barrera complementaria.
China está en la mira de Donald Trump con mayores aranceles. En su verborrea desconcertante dice que las tarifas o aranceles son hermosos y otras barbaridades más. Lo cierto es que en su primer mandato impuso aranceles a China y Joe Biden no los quitó. La guerra comercial de los últimos años hace imposible la entrada de marcas chinas a EE.UU como Huawei, e impone aranceles del 100% a los autos eléctricos. Por si fuera poco, prohibieron la venta de autos chinos con sistemas de conexión a internet.
Canadá presiona también a México porque nos acusa de ser la puerta trasera de entrada de productos chinos. Los últimos años el país asiático emprendió una toma del mercado mexicano de automóviles, textiles manufacturados (Shein) y todo lo que se pueda imaginar desde Mercado Libre y Alibaba. Incluso en Amazon se pueden adquirir tenis de origen chino a precios muy bajos. No sabemos lo que puede llegar a Canadá desde México, lo que sí conocemos es que México produce más autos que Canadá y exporta más para el mercado norteamericano. Ontario, la provincia que más produce, nos quiere fuera del T-MEC porque somos su principal competidor.
El sentido del T-MEC es la complementariedad y la competitividad. México es una historia de éxito por la calidad y menor costo al que puede producir vehículos, con cerca de 4 millones de fabricación en 2024. Los políticos de Canadá -en campaña- quieren que seamos los chinos de la historia y dejarnos fuera del pastel. El problema para ellos es que la región está integrada. Como dijo el mismo Elon Musk, reducir el comercio sería separar siameses.
Oscar Cantón, diputado de Morena dijo que si perdíamos el mercado norteamericano podríamos aliarnos con China. El pobrecito es ignorante o tiene retraso mental. China nos vende 9 dólares por cada uno que nos compra. Además del problema geopolítico, la diferencia entre productividad es un océano.
De regreso a lo nuestro, el calzado podría tener mayores aranceles, hasta llegar al 100% si seguimos la solicitud norteamericana de limitar nuestras importaciones chinas. Sería un alivio temporal. Detrás de China está Vietnam, Cambodia, Indonesia e India. La mejor política económica será aumentar el valor agregado de lo que producimos. ¿Cómo hacerlo?
Eso es lo que debemos pensar día y noche, antes de que los asiáticos roboticen sus plantas y no haya forma de competir, con o sin aranceles.
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