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Perspectiva

Rebelión en Sinaloa

Miles de ciudadanos en Culiacán marchan en contra del gobernador Rubén Rocha. Cansados de la violencia y el asesinato infame de dos niños, Gael y Alexander (de 12 y 9 años) y su padre Antonio Sarmiento, llegaron al Palacio de Gobierno para hacer el reclamo directo al mandatario.

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Rebelión en Sinaloa

Vestidos de blanco, miles de ciudadanos en Culiacán marchan en contra del gobernador Rubén Rocha. Cansados de la violencia y el asesinato infame de dos niños, Gael y Alexander (de 12 y 9 años) y su padre Antonio Sarmiento, llegaron al Palacio de Gobierno para hacer el reclamo directo al mandatario.

Piden justicia, piden seguridad y el alto a la violencia desatada desde que Ismael Zambada fuera llevado a cuentas a Estados Unidos, por Joaquín Guzmán López,  hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El dolor y la desesperación de la gente llegó a un punto de quiebre con el infame asesinato de una familia indefensa y muy querida por la comunidad. Las fotografías de la marcha muestran a un pueblo dolido, ofendido y harto de vivir en una población gobernada a dos manos: las del crimen organizado y las muy débiles de Rocha.

Aquello que pregonaba López Obrador como un oasis de calma, se salió de la jaula como un animal enfurecido después del rapto de El Mayo. “Los pizzas”, del Chapo y “Los sombreros”, de Zambada, acabaron con la  “pax narca”.

En seis meses todo se descompuso en Sinaloa, no porque estuviera compuesto sino porque durante décadas el gobierno informal de la entidad fue el CDS -Cártel de Sinaloa-.

Antes del secuestro, en Sinaloa había 1.7 homicidios diarios, luego el promedio subió a más de 5. Las consecuencias son una descomposición de la vida cotidiana. El turismo se apagó, los comercios perdieron miles de millones de pesos y la educación se detuvo. De poco sirve que el Gobierno federal mande soldados, policías de la Guardia Nacional y al propio secretario de Seguridad Nacional, Omar García Harfuch.

Los sinaloenses vivían con miedo de que esto llegara algún día, vivían a sabiendas de que buena parte de la riqueza de la región era producida por el comercio y la producción de drogas. Eran valores entendidos: al CDS nadie lo podía tocar y el CDS trataba de no meterse con la población. Por el contrario, en zonas de influencia como Badiraguato, los narcotraficantes son vistos con respeto y gratitud por todo lo que dan.

Sinaloa es parte del territorio nacional considerado perdido, es decir, fuera del control legítimo del gobierno. Por eso el gobernador Rubén Rocha no tiene ni autoridad moral ni poder para seguir en el cargo. Quien lo sostenía en lo interno era el CDS. Según El Mayo, el Gobernador quedó de estar en la reunión donde Joaquín Guzmán López lo secuestró y fue presuntamente asesinado su rival político Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Si la presidenta Claudia Sheinbaum da apoyo incondicional a Rocha, perderá credibilidad. Rocha dice que todo va bien cuando a sus espaldas se están matando; asegura que el estado está en paz, una falsedad a la vista.

Los manifestantes, hirviendo de coraje y dolor, entraron al Palacio de Gobierno en Culiacán y llegaron hasta la oficina vacía del Mandatario. La vandalizaron, al tiempo que le gritaban “cobarde y miedoso”.

Llaman el domingo a una nueva marcha. Sus líderes no tienen miedo a poner la cara y su seguridad a pesar de la violencia de “Las pizzas” y “Los sombreros”. Es una manifestación de hartazgo y descontento que no parará, al menos hasta que se haga justicia con los asesinos de la familia Sarmiento y se vaya Rocha, a quien consideran un “narcogobernador”.

 

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