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Jose Luis Palacios Blanco

65 años con la EPCA

Fue la EPCA la primera universidad privada de esta ciudad, la que logró romper ese paradigma de migrar de los jóvenes, para ofrecer una opción educativa de calidad y accesible en precios de colegiaturas, para que los jóvenes se quedaran en León.  

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65 años con la EPCA

La vida universitaria en León es relativamente reciente. El que la Universidad de Guanajuato creciera solo en la ciudad capital -sin hacerlo en León, que es la ciudad más importante del Bajío- se reflejó durante las décadas de los años cincuenta a los setenta, en que los jóvenes debían migrar hacia otras latitudes a estudiar. Fue la EPCA la primera universidad privada de esta ciudad, la que logró romper ese paradigma de migrar de los jóvenes, para ofrecer una opción educativa de calidad y accesible en precios de colegiaturas, para que los jóvenes se quedaran en León.  

La Universidad EPCA, antes conocida como Universidad de Estudios Profesionales de Ciencias y Artes, tiene como origen a la Escuela Comercial Bancaria dirigida por la educadora Ma. de los Ángeles Zúñiga, el sacerdote José Ma. Ferreira y el C.P. Víctor Avilés Solar, quienes fueron los pioneros en imaginar ayudar a jóvenes en sus proyectos de vida. Eran tiempos en los que estudiar era algo complicado, pues en los años sesenta el nivel promedio nacional de educación se acercaba apenas al sexto grado de primaria y las opciones para estudiar en una universidad pública eran pocas, pues desde siempre, la Universidad de Guanajuato ha tenido unas de las menores tasas de cobertura entre las universidades públicas del País.

Esta situación facilitó que nacieran opciones de educación privadas en León, solo que eran tiempos difíciles para obtener la preciada Validez Oficial de Estudios. En ese tiempo, se sabe que la EPCA buscó el reconocimiento de la Universidad de Guanajuato y que se logró tres años más tarde. Este logro, de acuerdo a las crónicas, se celebró con un gran baile y la elección de su “soberana”, Josefina I, quien representaba al alumnado. El otro factor necesario para el nacimiento, fue el espacio físico, pues la ciudad no tenía espacios idóneos para estas actividades. León no rebasaba el medio millón de habitantes y la ciudad apenas crecía alrededor del eje López Mateos. Por eso, la EPCA primero se ubicó, dicen las crónicas, “en el séptimo piso de lo que antes era Fábricas de Francia o en la esquina de las calles Hidalgo y Melchor Ocampo de la zona Centro de la ciudad… para luego cambiarse a la calle Independencia del Barrio de San Miguel” en la finca de una acomodada familia leonesa que más tarde la vende a la naciente escuela.

Para la comunidad leonesa, la EPCA nace en las áreas económico-administrativas, como la licenciatura en contabilidad y más tarde, a otras áreas como la administración, el derecho, la informática y las ingenierías. Nace también con una estrecha relación con los colegios profesionales y con los pocos bachilleratos existentes, que no tenían entonces continuidad hacia las licenciaturas. Por eso, seleccionar San Miguel y más tarde, la céntrica zona norte del bulevar Hidalgo, permitieron estar cerca de los núcleos urbanos de las clases sociales que tenían en la educación una esperanza de movilidad social y de formación integral. Las instituciones educativas impregnan su misión con una oferta académica, para atender necesidades de su zona de influencia y por eso la EPCA incluye un enfoque de formación católica y con la propuesta educativa en licenciaturas administrativas. 

En esos años noventa, es cuando conozco a la entusiasta Mtra. Lolita Rodriguez y a sus autoridades educativas, siempre activas en consejos de la ciudad y en los colegiados de las universidades como la COEPES, ya cuando las instituciones ofrecían posgrados para la región.

Se contabiliza que en sus primeros 40 años egresó a casi 30 mil alumnos y podría estar ya rebasando los 60 mil, y desde entonces sigue formando a personas con habilidades del pensamiento que se desempeñan en el mundo laboral, provenientes de los municipios cercanos a León. 

Me gusta la EPCA; tuve la oportunidad de impartir en el pasado, un seminario de titulación y de estadística en el plantel norte y conservo el regalo que le dan a los maestros, la fidelidad de sus alumnos. También la frecuento con conferencias y agradezco siempre a María Esther, su rectora, la generosidad para abrir sus puertas a ahijados que tienen necesidad y ganas de estudiar con beca. 

La EPCA actualmente ofrece 13 licenciaturas y 3 ingenierías y 10 posgrados, y por eso celebro sus 65 años, deseando a amigos como María Esther, benefactora de Ciudad del Niño Don Bosco, la familia Zúñiga, al CP Macías, y tanta gente buena que allí labora, que sigan formando a más espíritus jóvenes que tanto necesita el País, llenándoles de la ilusión de un futuro mejor y un trabajo honrado. 

 

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