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Guía de lectura No. 592

El eternauta, de Héctor Germán Oesterheld

No es común que un comic sea perseguido y que su autor haya sido víctima de la feroz política de exterminio de un gobierno totalitario; ésta es la historia de El Eternauta y la de su creador Héctor Germán Oesterheld.

Escrito en Opinión el
El eternauta, de Héctor Germán Oesterheld

No es común que un comic sea perseguido y que su autor haya sido víctima de la feroz política de exterminio de un gobierno totalitario; ésta es la historia de El Eternauta y la de su creador Héctor Germán Oesterheld. 

Nos remontaremos algunas décadas atrás en la historia, a la Argentina de 1957, aún faltan siete años para que nazca Mafalda y casi veinte para que Boogie el Aceitoso reparta sus primeros balazos. El Eternauta se publica por primera vez el 4 de septiembre en la revista Hora Cero Semanal. El viajero eterno, Juan Salvo, se materializa lentamente frente al dibujante de la historieta a quien narrará todos los detalles de la funesta invasión alienígena de Los Ellos a la tierra, cuya cabeza de playa será el centro de Buenos Aires. La población es exterminada casi en su totalidad por una nieve fosforescente y mortal. Sólo unos pocos sobrevivientes, entre ellos el narrador con su esposa, hija y un grupo de amigos con los que jugaba a las cartas, se organizan para resistir a los invasores. Las batallas son feroces y desiguales, los extraterrestres emplean insectos gigantes o extraños lugartenientes con cientos de dedos, entre otros monstruosos lacayos. Juan Salvo y sus compañeros son hombres comunes que devienen en héroes por la supervivencia de la raza humana. Hasta entonces el comic suramericano no había incursionado con profundidad en el género de los hombrecitos verdes y los enfrentamientos interestelares, pero no es sólo eso; la narración, de un tono humano sobrecogedor, atrapa a los lectores y consolida a Héctor Germán Oesterheld como el mayor guionista de historietas de su tiempo. El Eternauta se edita con gran éxito hasta finales de 1959, y trasciende las fronteras del continente imprimiéndose con éxito en Italia e Inglaterra. Sin embargo, editorial Frontera, propiedad de Oesterheld quiebra en 1961. El Eternauta queda en poder de Editorial Ramírez, que aprovecha el renombre del personaje para reeditarlo en tres partes en 1962. En años posteriores Oesterheld seguirá desarrollando la historia en episodios novelados, 16 entre 1962 y 1963. Dos años más tarde publicará Una Muerte, precuela de El Eternauta, donde se narran las aventuras de un par de exploradores de espacio exterior que preparan la invasión planetaria.   

Para mediados de los años sesenta la revolución cubana enciende a todo el continente que se deslumbra por la posibilidad de hacer realidad la utopía comunista. Ernesto “el Che” Guevara inspira a los argentinos y pone en guardia a las dictaduras militares apoyadas por el gobierno norteamericano. Su muerte a finales de 1967 inspira a Oesterheld para acometer dos proyectos: una biografía ilustrada del Che y una segunda versión de El Eternauta; la primera ilustrada por Enrique Breccia y la segunda por su padre, Alberto. 

Oesterheld cambia el tono, la invasión no se realiza en todo el planeta sino se limita sólo a Suramérica que ha sido abandonada a su suerte por las potencias del norte. Los dibujos son mucho más crudos, de corte expresionista. El lenguaje impúdico puede calificarse sin exageraciones de panfletario. Se publica en la Revista Gente en 1969 y levantó ampolla en el régimen militar de Onganía. La editorial que imprime la biografía del Che es allanada, todos los ejemplares posibles son incautados. Oesterheld es amenazado de muerte. Aun así, escribe una biografía de Evita que sólo vería la imprenta hasta el 2002. Pero lo peor vendría con la dictadura militar tristemente recordada como Proceso de Reorganización Nacional entre 1976 y 1983.

El 29 de abril de 1976, un mes después del golpe militar, el general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército en Córdoba, ordenó una quema colectiva de libros. Entre éstos se hallaban obras de Proust, Cortázar, Neruda, Saint-Exupéry, García Márquez y Vargas Llosa por mencionar sólo algunos. Selló su actuación con una frase que parece extraída de los tiempos del oscurantismo: "De la misma manera que destruimos por el fuego la documentación perniciosa que afecta al intelecto y nuestra manera de ser cristiana, serán destruidos los enemigos del alma argentina". 

El Proceso emprende una cacería sin cuartel contra disidentes, intelectuales, escritores y editores de libros. Ese mismo año Héctor Germán Oesterheld inicia una continuación de El Eternauta para la revista Skorpio. Esta vez sin cariz político y con el dibujante de la versión original del 57, Solano López. Sin embargo, Oesterheld ya es un hombre perseguido; guionista y escritor apenas se ven. Se dice que dictaba episodios completos desde casillas telefónicas, pues permanecía oculto en los alrededores de la capital. 

La nieve deletérea de El Eternauta cubre a la Argentina. El 27 de abril de 1977 Oesterheld es desaparecido por un Grupo de Tareas. Sus cuatro hijas de 24, 23, 19 y 18 años son también cazadas y detenidas. Dos de ellas estaban embarazadas. Se les acusa de pertenecer a la organización guerrillera de Los Montoneros. Oesterheld deambuló por diversas prisiones clandestinas como el Vesubio y el Sheraton, sufrió maltrato y tortura. Los presos que lo conocieron le llamaban “El Viejo”, su edad rondaba los 60 años. Se le describe agotado, aquejado por una enfermedad cutánea que le cubría de granos el rostro y la cabeza. Era desconfiado y hablaba poco, la mayor parte del tiempo se la pasaba escribiendo. Gracias a sus antecedentes como biógrafo, los captores trataron de implicarlo en la escritura de una historia del general San Martín. Nunca se supo si llegó a escribir algo, ni qué pasó con el texto, como tampoco se ha podido establecer cuándo, dónde y de qué modo murió Oesterheld. Su nombre aparece bajo el número 7.546 en las listas de la Comisión Nacional de Desaparecidos. Según testigos, poco antes de su muerte los encargados de la prisión le mostraron fotos de sus cuatro hijas muertas. Su viuda, Elsa Oesterheld, sólo pudo recobrar los restos de una, Beatriz, tenía 19 años. 

Tras el fin de la dictadura, El Eternauta volvió a publicarse y han surgido versiones interesantes de mano de nuevos guionistas y dibujantes. Así mismo se han reeditado en formato electrónico e impreso varios de los personajes creados por Oesterheld. Al parecer, El Eternauta es una historia que no envejece y es considerada por muchos uno de los pilares del comic universal. La nueva versión realizada como serie por Netflix bajo la dirección de Bruno Stagnaro, es una buena muestra de su pervivencia y adaptabilidad.

 

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