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Perspectiva

¡Sí se puede!

Durante seis años el gobernador Diego Sinhue Rodríguez no pudo detener, ni siquiera disminuir la criminalidad en Guanajuato. Partía de un derrotismo anticipado. Si bien prometió un “golpe de timón” en la seguridad pública del estado, en realidad dejó las cosas mucho peor de lo que estaban.

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¡Sí se puede!

Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, tienes razón”.
Henry Ford

Durante seis años el gobernador Diego Sinhue Rodríguez no pudo detener, ni siquiera disminuir, la criminalidad en Guanajuato. Partía de un derrotismo anticipado. Si bien prometió un “golpe de timón” en la seguridad pública del estado, en realidad dejó las cosas mucho peor de lo que estaban.

Por eso le podíamos decir que Guanajuato era un estado de 10, sí, de diez asesinatos diarios. El gobernador nunca quiso escuchar, nunca quiso verdaderamente hacer cambios fundamentales en donde era necesario: la Fiscalía General y la Secretaría de Seguridad. 

Decían que las cosas podían estar peor, decían que “ni con todo el presupuesto del estado” se podía contener la violencia. Lo que creyeron, o decían creer, lo convirtieron en realidad. Si el problema fuera de obras públicas o de administración de los recursos, si el tema fuera de atracción de inversiones o diseño del futuro Guanajuato, cualquier falla podría ser remediable. Cuando se trata de miles de vidas truncadas, jóvenes sacrificados, mujeres víctimas de feminicidios y personas tan humildes como tortilleras en Celaya o trabajadores de vulcanizadoras, la ineptitud e indolencia se vuelven criminales. 

En pocos meses la tasa de homicidios se redujo en un 40% y, al parecer, la tendencia sigue a la baja en mayo. En abril no fue el sur del estado el que más homicidios registró, sino León con 43. En León, el Secretario de Seguridad dice que pudo ser el calor lo que incidió en el alto número de crímenes. Dudamos que tenga base científica, aunque nunca debemos descartar ningún dato, porque hizo el mismo calor en León que en el sur de Guanajuato.

Como los homicidios son, en su mayoría, por disputas territoriales o de mercado de drogas y otros ilícitos, los primeros beneficiados de la pacificación son los miembros del crimen organizado o desorganizado. Decía uno de los grandes narcotraficantes de Sinaloa, el “Azul” Esparragoza que su negocio no se llevaba bien con las balas. Cierto, en ese estado durante muchas décadas el Cártel de Sinaloa logró mantener la paz sin disparar muchas balas. Para algunos lo ideal sería despenalizar las drogas, para otros usar mano de hierro como en El Salvador o en países del Sudeste Asiático y China. 

Lo que sigue para Guanajuato es persistir en el propósito de recuperar la paz, de convertirnos en un estado ejemplar en seguridad pública. Si creemos que se puede, lo lograremos. Hay un viejo dicho de voluntad entre navegantes que dice: “Ni el clima ni la marea nos detendrán”.

Ni el calor ni la desesperación deben gobernar nuestro destino. Los expertos dicen que es un tema de inteligencia, pero también de valor y determinación. Faltan miles y miles de cámaras en carreteras, vialidades, estacionamientos y zonas de peligro para inhibir el crimen y para identificar a quienes los cometen. Hoy los drones son un instrumento formidable para la vigilancia. Necesitamos muchos en Guanajuato.

Hace unos días la Guardia Nacional cuidaba la entrada a León desde la carretera de Sierra de Lobos. Una chica amable en uniforme preguntó si llevábamos armas. Detuve el auto y la felicité sinceramente por su trabajo y dedicación. Los retenes son muy bien vistos por los ciudadanos. Ninguna molestia es abrir la cajuela e incluso salir del auto para que lo revisen. 

Si el gobierno tiene el control de carreteras y caminos, tiene más de la mitad de la pacificación ganada. Ahí está un secreto. 

Fe de erratas: ayer escribí que el nuevo partido se llama “Vamos MX”, el nombre es “Somos MX” (Gracias don Raúl).

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