Rafael Márquez dirá adiós a la Liga y aquí en León será difícil olvidar su euforia vestido de verde y de rosa con los brazos en alto alzando la copa no una, sino dos veces.

En México vistió dos playeras y aunque es el orgullo atlista, sólo podrá decir que la gloria de campeón la saboreó con la Fiera.

Han sido para Rafa más de 21 años de experiencia en Primera con una trayectoria que muchos futbolistas quisieran: rey en Europa con uno de los mejores clubes del orbe y cuatro Mundiales a los que podría agregarse uno más. Qué más se puede pedir.

De joven brincó el charco luego de lucir con unos Zorros que enamoraban quedándose a un penalti de la corona en el Verano 99 en Toluca. Desde entonces Rafa se distinguía por su temple.

En el desempate de esa memorable final, el zamorano cobró con carácter un tiro penal luego de un conato de bronca desatado porque los Diablos lo quisieron intimidar camino al manchón, al contrario, disparó potente dejando parado a Cristante y después hizo una seña de valentía con sus manos a “salva sea la parte”.

Curtió su futbol y 14 años después se anunció la bomba gracias a esa sociedad de Pachuca y Slim. Rafa regresaba a México no como zorro, sino como fiera.

Hubo dudas del Márquez que llegaba tras resbalar en su decisión de jugar para el Red Bulls de Nueva York. Con algunas canas ya en el cabello y una curva deportiva en supuesto descenso, el zaguero encontró en León un aire sustancioso para recobrar fuerza en el futbol.

La sinergia no fue inmediata entre él y un equipo que gustaba de tocar en corto cuando Rafa salía en largo. Pero todo tomó forma y con Nacho, Chapo, Gallito, Elías y Boselli como pilares, deleitaron a propios y extraños y reverdecieron la pasión esmeralda.
Apertura 2013 y Clausura 2014 crearon un año futbolístico genial para La Fiera entre Liga y Libertadores con un Rafa líder y capitán, dos cosas muy diferentes.

También, en ese lapso con Márquez festejamos un “maracanazo” sobre el Flamengo en la Libertadores y nos sobamos por ese tremendo trancazo propinado por el Barcelona en el Camp Nou.

Poniéndonos un tanto de exigentes sentimentales, tal como varios ídolos verdiblancos lo han hecho, hubiera sido bueno que Rafa ofreciera a esta afición una poca más de cercanía y carisma en esa sonrisa dura y que su despedida hubiera sido al centro del Glorioso con una mano diciendo adiós y no mediante un tuit.

Seguro Rafa hubiera sido ovacionado porque efectivamente vino a cumplir como un refuerzo de lujo con la gallardía de agarrar aguja e hilo para bordarle al escudo del León dos estrellas más. 

Este sábado la directiva del Pachuca le hará un reconocimiento en su último juego oficial de Liga, esperemos que aquí en León haya algo parecido para un histórico del futbol nacional que fue bicampeón con la piel de fiera. Tal vez algún día.

Gracias Rafa, el chico que la rompió en Europa, el héroe y antihéroe del Tri en los Mundiales y el veterano que ayudó a marcar a toda una generación esmeralda.
Twitter @geraslugo

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