León Guanajuato.- Guanajuato no sólo terminó un año más a la cabeza de todas las estadísticas de la muerte y de algunas nuevas -homicidios dolosos, de mujeres, de niños, de policías, atrocidades- sino que durante 2020 enfrentó un drama creciente: el de los desaparecidos y las fosas clandestinas.

El 28 de octubre será un día que nunca olvidaremos. Aquel miércoles, la comisionada Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana, informó que los cuerpos de 59 personas habían sido encontrados en 52 fosas clandestinas en Salvatierra.

Los enterramientos estaban en el predio denominado Rancho Nuevo, en el barrio de San Antonio en la zona urbana del municipio. Más tarde se hallarían más fosas frente al parque ecoturístico 'El Sabinal', donde un vigilante comentó que llegó a encontrar prendas de vestir quemadas, sangre y cuchillos. Los cuerpos encontrados fueron finalmente 79, además de "diversos restos óseos".

El 2 de noviembre, la esperanza de encontrar a sus familiares desaparecidos llevó a más de 250 personas a dejar una muestra biológica en el Centro Gerontológico de Salvatierra para saber si su ADN coincide con el de alguno de los restos encontrados en las fosas.

Llegaron de Salamanca, Irapuato, Celaya, Juventino Rosas, Cortazar, entre otros municipios guanajuatenses, así como de Michoacán y de Querétaro.

Al final, solo se tomaron 100 muestras, pues los materiales se terminaron.

Días después, tras un enfrentamiento entre miembros de un grupo criminal y elementos de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado, las autoridades de Guanajuato hallaron otras fosas clandestinas en la comunidad de Cañada de Caracheo, en Cortazar. 

El 25 de noviembre, el comisionado de búsqueda de personas en Guanajuato, Héctor Díaz Ezquerra, señaló que se habían encontrado los restos de 42 personas.

En diciembre, las asociaciones integradas en la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato informaron haber encontrado en Acámbaro 73 bolsas con restos y tres cuerpos en fosas clandestinas ubicadas en la localidad Río Blanco, en las faldas del cerro del Toro. También en Uriangato (agosto) y en el Cerro del Conejo, en Irapuato (septiembre), se descubrieron cuerpos desmembrados.