Tanto la literatura como el cine nos otorgan la oportunidad de trasladarnos a lugares y situaciones en las nunca antes estuvimos, nos regalan la posibilidad de asistir a destinos ficticios o ya inexistentes. Pero también nos llevan a lugares que existen, lugares reales, que nos provocan el deseo de visitar, de conocer.

Estoy seguro que muchos de nosotros hemos conocido y reconocido en la pantalla lugares tan cotidianos y comunes para el cine. Me refiero a espacios que hemos visto ya desde todos los ángulos posibles. Nueva York, París, Tokio, Roma; son lugares que tenemos la posibilidad de reconocer con un fotograma, aún sin haber estado nunca antes ahí. Esto, gracias a las incontables imágenes expuestas de esas eternas locaciones.

Hay películas que gracias a las historias que nos platican, resultan ser una invitación a viajar, a experimentar algo de lo que el o los personajes han vivido. Supongo que igual que a mí, muchos de ustedes, después de ver alguna película sienten el deseo de ir hacia allá, a ese lugar que nos has mostrado la pantalla.

Recuerdo no estar convencido de ir a ver La historia del camello que llora (2004), documental dirigido por Byambasuren Davaa y Luigi Falorni. Mi madre fue quien me recomendó ir juntos a verla. En cuanto acabó la película, yo ya quería estar en un desierto, platicando con nómadas y acariciando un camello. Esa película sucede en el desierto de Gobi, en Mongolia. Nunca estuve ahí. Pero esa película me motivó para viajar a otro gran desierto a hacer una película.

El cine no solo nos lleva a lugares místicos, fantásticos o mágicos. El cine también lleva a sus protagonistas y al espectador a terrenos mundanos. Es el caso de la película Alma Salvaje (Wild; 2014), dirigida por el extraordinario director canadiense Jean Marc Vallée; protagonizada por Reese Whitherspoon, quien encarna a Cheryl Strayed. Un personaje de la vida real que decidió caminar sola el Sendero de la Cresta del Pacífico,   en Estados Unidos; con el objetivo de reencontrarse a si misma, luchando con las dificultades de un  muy largo y sinuoso camino que va desde la frontera con México hasta la frontera con Canadá.

Después de ver Wild, les aseguro que tendrán el deseo de tomar una mochila, ponerse unas botas e ir a caminar el primer sendero que tengan cerca. Ya sea para tener un encuentro con ustedes mismos  o simplemente para entrar en contacto con una atmósfera rodeada de aventura. Esa es una gran película que inspira para viajar.

La vida secreta de Walter Mitty (The secret life of Walter Mitty), película estrenada en 2014. Dirigida y protagonizada por Ben Stiller, es un remake de un filme de 1947, del mismo título. Es una amplia invitación al viaje, a soñar, a dejar la cotidianidad e ir a donde imaginas e incluso a donde no imaginaste nunca.

Para quienes no tenemos la posibilidad de viajar, el cine se convierte en el vehículo que nos conduce a lugares que quizá no imaginamos antes, nos lleva a rincones a los que difícilmente podríamos llegar.

 

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