Durante el festejo de fin de año y para recibir el año nuevo, en muchos países se acostumbra comer doce uvas, una con cada campanada del reloj. Sin emabargo, los especialistas advierten que los menores de edad pueden correr peligro al realizar esta tradición. 

Por sus cualidades en cuanto a su forma y textura, las uvas pueden provocar una obstrucción en las vías respiratorias y, si no se actúa de forma rápida, “puede llegar a provocar la muerte”, indica el vicesecretario general de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, Raimundo Gutiérrez Fonseca.

Por ello, recomiendan no dar a los niños, sobre todo a los menores de cinco años, las tradicionales doce uvas para dar la bienvenida al nuevo año o, en su defecto, modificar su forma.

“Hay que cortar las uvas en varios trozos, quitarle la piel y las pepitas para de esta forma evitar un episodio de aspiración” – Raimundo Gutiérrez Fonseca.

Y es que las uvas tienen un tamaño similar al de la glotis: “Son frutas ovaladas, relativamente moldeables y con una piel suave y resbaladiza, por lo que puede deslizarse en la boca del niño de forma involuntaria, sin ser masticada, y actuar como tapón en las vías aéreas, impidiendo la respiración”, según detalla el doctor.

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