México calificó de manera anticipada a Rusia 2018 y ratificó en este hexagonal ser otra vez el gigante de la Concacaf.
La cuestión aquí es si efectivamente dicha estatura ‘concacafquiana’ le valdrá para trascender en el Mundial a menos de un año para jugarse.
La victoria de 1-0 sobre Panamá en el Azteca selló el pase, pero el festejo fue frío y sin alboroto porque en el sentido estricto, y nadie diga que no, se nos hubiera hecho exagerado irnos a celebrar al Arco de la Calzada gritando el otrora famoso ¡Nos vamos al Mundial, nos vamos al Mundial!
A pesar de que entre jugadores y seleccionador hay un cerrón de filas endemoniado, el Tri de Juan Carlos Osorio se ha tornado en un equipo sobrio y un tanto ajeno al cariño de los mexicanos que en otros tiempos celebraban sin importar ser leones, chivas, águilas, pumas o tigres.
Y por las declaraciones que leemos y escuchamos, todo apunta a que este distanciamiento les importa poco a los tricolores, ellos están con un técnico que los alinea y punto.
Ok, si dejamos de lado el romanticismo que me cargo hoy y que pudiera considerarse hasta cursi, lo que queremos muchos es tener un equipo nacional en el cual confiar futbolísticamente, uno en el que podamos depositar al menos la esperanza de llegar al deseado quinto partido y por qué no, ganarlo.
Se sigue con la terquedad de que las rotaciones son el camino a la trascendencia mundialista. No obstante, la cortina de humo que se levanta por ser mejor que las peores versiones de Estados Unidos, Costa Rica, Honduras y Panamá de las últimas eliminatorias, puede nublar la vista a una realidad mexicana que en el balompié ya nos regaló las advertencias decepcionantes de la Copa América, la Confederaciones y la Oro.
El equipo del “Predicador” ha roto varios hitos y nadie le puede discutir su efectividad estadística, pero si se quiere dar un salto en el orbe futbolero se necesita mucho más que dominar el norte de América.
Y miren que no se trata de pedir aquellas goleadas de más de seis goles que muchos vimos en los noventa y hacia atrás, sólo se pide un futbol convincente y este no ha llegado a cuajar en la presente gestión hacia las tierras rusas.
Será difícil que Rafa llegue al Mundial como ese líder del que se han amarrado los hilos que soportan al Tri y por lo tanto, la única figura que podría sacar a flote la participación mundialista es la solidez del trabajo en equipo. Y para ello se requiere de una base de jugadores que no se puede sacrificar por una ideología personal.
Por ahora, lo más efectivo que se tiene es la experiencia de Guardado en la media, la picardía del ‘Tecatito’ por la banda y la sensación de moda con el ‘Chucky’, pero habrá que ver la madurez que este último adquiera en su aventura europea como para competirle a las potencias en un Mundial.
Se llegó caminando a Rusia, sí, pero en esta caminata todavía hay piedritas que no se han sacado de los tachos.
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