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¿Qué es ICOMOS?

Los lugares más tutelados son aquellos declarados por la UNESCO como “Patrimonio de la Humanidad”, pero no solo esos, sus alcances llegan a todas las comunidades del orbe, porque en todo lugar existe patrimonio cultural atesorable que debe de ser cuidado y estudiado.

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¿Qué es ICOMOS?

Las comunidades humanas deben proteger su riqueza patrimonial generada por el paso de los siglos. Se refleja esencialmente, a partir de la revolución del neolítico, en la construcción de ciudades. Edificios de todo tipo, espacios públicos, y moradas privadas con valor testimonial, deben ser conservadas, documentadas, investigadas y su valor comunicado a la sociedad. Saber aquilatar la cultura de un lugar es una conceptualización compleja, no es fácil de entender, por lo que tiene que ser notificada a los ciudadanos que conviven dentro de ella, mediante procesos de educación: seminarios, cursos, pláticas, charlas e historias familiares. Una sociedad que entiende el valor de su cultura y su legado histórico enraíza su identidad y se enriquece así misma al conocerse.

Todo esto quedó acopiado en la “Carta de Venecia”, un documento promovido en 1964 desde las Naciones Unidas, mediante su sección cultural, la UNESCO, durante el II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos. Expresa: “Cada día hay más personas conscientes de la unidad de los valores humanos y se refieren a los monumentos antiguos como un patrimonio común. Se reconoce la responsabilidad común de salvaguardar estos sitios para las generaciones venideras. Es nuestro deber heredarles la riqueza de su autenticidad. Es esencial que los principios que guían la preservación y restauración de edificaciones antiguas sean acordados y establecidos internacionalmente…”. De estas intenciones y preceptos, nace el “Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS)”, con el encargo de verificar y monitorear el cumplimiento de las responsabilidades culturales de los países y sus gobiernos.

Los lugares más tutelados son aquellos declarados por la UNESCO como “Patrimonio de la Humanidad”, pero no solo esos, sus alcances llegan a todas las comunidades del orbe, porque en todo lugar existe patrimonio cultural atesorable que debe de ser cuidado y estudiado.

La ciudad de Guanajuato y San Miguel de Allende son ejemplos a la mano, de localidades y entornos que deben de ser celosamente protegidos. Pero en rigor, múltiples pueblos y centros urbanos deben de ser preservados pues todos poseen, unos más y otros menos, testimonios materiales e inmateriales de valor histórico. 

Concretamente el Bajío es un escaparate riquísimo de arquitectura barroca y neoclásica, también hay fiestas tradicionales, música y danzas, que deben conservarse. El trabajo por realizar es inmenso e importante, pero requiere inversión pública para que el alma de muchos guanajuatenses encuentre su identidad y se revaloren. 

Sin embargo, no es el mejor momento para dedicarse a cuidar la cultura, cuando el Ejecutivo y el Congreso del Estado tan solo asignaron al rubro cultural el 0.9% del presupuesto estatal. Se evidencia la falta de sensibilidad de nuestros políticos para promover los valores culturales. Andamos mal.

Por otra parte las dos ciudades calificadas como patrimonio mundial, Guanajuato y San Miguel, deben ser sujetas a una puntual fiscalización de todas las autoridades encargadas de ello, para evitar que sean mancilladas. Hay muchos intereses a su alrededor que pugnan por sobreexplotarlas. Habrá que presionarlas para que lo lleven a cabo, porque por el momento, el interés primigenio de las administraciones municipales es la clientelización de los ciudadanos para obligarlos a votar por ellos. Nada más.

Guanajuato capital está en ascuas. El Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial (PMDUOET) prevé la urbanización de zonas de preservación ecológica y de valor vernáculo y paisaje circundante (Carta ICOMOS 2008), como son Santa Rosa y toda la zona de La Bufa. El intento de urbanización es muy probable que provoque una insurrección ciudadana, como la que se vivió en 2010, cuando también se intentó ultrajar el entorno montañoso y serrano que enmarca a Guanajuato. 

Ante estas amenazas, la intervención de ICOMOS México se vuelve vital. Su nueva directiva, encabezada por la Dra. Guadalupe Zepeda, una connotada y respetada investigadora del INAH, deberá ayudarnos a preservar esta señorial ciudad, monitoreando el proceso de aprobación del PMDUOET, plagado de obscuros intereses promovidos por aviesos funcionarios municipales. ¡Atención ICOMOS! Es urgente que el ojo de la UNESCO se pose sobre Guanajuato.


 

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