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Contentitos

La posibilidad de "abrir" a la inversión privada el sector petrolero entusiasma al empresariado, ojalá la realidad no derribe la ilusión.

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La posibilidad de "abrir" a la inversión privada el sector petrolero entusiasma al empresariado, ojalá la realidad no derribe la ilusión.

Si escarban en su memoria, encontrarán este "jingle" de nuestra juventud marimboso y alegre de una exitosa enlatadora mexicana: "Estaban los tomatitos, muy contentitos, hasta que llegó el verdugo a hacerlos jugo, no me importa la muerte, dicen a coro, si muero con decoro en los productos Del Fuerte".

Que nos escudriñe alguno con afinidad a la psicología para develar el porqué se nos vino a la mente este "jingle". Pudiera ser que lo disparó el leer que el sector empresarial mexicano, o sus representantes, estaban muy de acuerdo y contentitos con el "Plan México" y que al parecer les había gustado que en él se planteara la posibilidad de "abrir" a la inversión privada el sector petrolero.

Como suele suceder, surge en otra parte de nuestra dura realidad el hecho contrapesante: del 2018 al 2024 nueve empresas "mixtas" regresaron áreas petroleras asignadas por la Secretaría de Energía para exploración. Ello debido a que o no se encontró el crudo o gas buscado, o el existente resultaba incosteable de extraer.

Dista mucho en nuestro ánimo ser aguafiestas, pero desde la perspectiva de certidumbre jurídica, confianza en el Gobierno, luce muy ojona para paloma que, aunque teóricamente se "abra a la inversión" el sector petrolero, ésta se dé... a menos que junto a la apertura vengan muchas otras cosas.

A los operadores de inversiones en el campo energético no se les olvida que en el anterior sexenio Pemex se apoderó (agandalló) de un campo asignado a Talos Energy (llamado Zama) en el que exploró con grandes inversiones y encontró buen petróleo. Con el pretexto de que el campo adyacente no se había adjudicado y por lo tanto le pertenecía a Pemex, despojaron a Talos de la explotación para así asignársela a Pemex: o sea, inviértele tú para que gane yo.

Celebramos que como los tomatitos el empresariado esté muy contentito con esto que interpretan como señales positivas del nuevo Gobierno del "Segundo Piso" de la 4T.

Pudiera ser que este sea el primer paso de una serie de cambios que nos permitan alejarnos del sendero errado del estatismo vía el reconocimiento de que el Gobierno no puede repicar y andar en la procesión: como ente regulador no debe ni puede ser al mismo tiempo un actor protagónico en la economía y en los mercados. Menos cuando se trata de un Gobierno que opera, administra y financia sendos monopolios.

En cualquier arbitraje que ponga en la balanza, por un lado, los intereses monopólicos del Gobierno y, por el otro, los derechos de sus "socios" privados, no existe duda de cuáles prevalecerán. Nadie en su sano juicio, por más dinero que tenga, se mete a un negocio en el que si gana, se lo quitan, y si pierde se lleva a su casa la pérdida de una cuantiosa inversión.

Ojalá, qué más quisiéramos, que les dure mucho lo contentitos al empresariado mexicano y que, en efecto, el "Plan México" resulte ser lo que ellos creen que es: un parteaguas, un cambio de paradigma, un reconocimiento de que con las medidas del anterior Gobierno -en términos trumpianos- se salieron del Fairway y andaban en el monte completamente "Out of Bounds".

Ahora que nosotros también andamos bien contentitos, pero por otra razón, resulta que contrario a lo que afirmó el Gobierno mexicano, sí fueron invitados líderes de otros países a la toma de posesión de Donald J. Trump. Y una de las invitadas fue, precisamente, nuestra heroína, la Ragazza Più Bella: Giorgia Meloni, Primera Ministra de Italia.

Adicionalmente otros presidentes, incluso latinoamericanos, como Javier MILEI, de Argentina, y Nayib Bukele, de El Salvador; Xi Jinping, de China, y notables mexicanos como Eduardo Verástegui, Carlos Slim y Francisco Cervantes, del CCE.

Seguramente también empresarios como Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia, de Televisa/Univisión, mexicanos destacados cercanos al yerno de Donald Trump, Jared Kushner.

Entonces el que el equipo del Presidente Trump no haya invitado a la Presidenta Sheinbaum sí acarrea importancia, no llega a ser un desprecio, pero sí un mensajito en el sentido de que no está nada contento o con la respuesta de nuestro Gobierno a sus demandas, o con otras cosas que -pudiera ser- dará a conocer en su discurso de toma de posesión.

Ahora que con Tabasco en llamas, también cuna del Mahoma redentor, además, quizás resulta mejor que se quede aquí la Presidenta a operar los extintores.

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