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De Salvadora

Las cosas que llevaré conmigo

Así que, en esas horas de descanso reparador, se abren puertas internas que ventilan mis remembranzas, y el aire fresco entra en mi casa como una marejada que llega a cada rincón arrastrándolas mar adentro. 

Escrito en Opinión el
Las cosas que llevaré conmigo

Son tantas las personas y los acontecimientos que se suceden en mi vida, que mucho de este material se volatiliza desapareciendo, por obsoleto y poco necesario, y cuando pareciera que ya no hay más sitio, que mis pensamientos están sobresaturados, llega a mis lares el olvido, que es la forma más misteriosa de silencio.

Así que, en esas horas de descanso reparador, se abren puertas internas que ventilan mis remembranzas, y el aire fresco entra en mi casa como una marejada que llega a cada rincón arrastrándolas mar adentro. 

Pero muchas vivencias permanecen, están instaladas en un punto seguro y no se irán nunca, marcharemos cuando empaque las maletas, proseguiremos el viaje juntas, en una barca que parecerá incendiarse al reflejo de los rayos del sol. 

Por eso, a veces suelo preguntarme sobre las cosas que llevaré conmigo.  Por cuestión de espacio, tendré que descartar cosas materiales, así que con pesar dejare mis libros, solo estarán los que dejaron huella en mí, los que se escribieron sobre mis letras.

Hay experiencias que he asimilado y me conforman que resultaría imposible arrancar, aunque se hiciera con conocimiento y pericia, porque las he convertido en parte mía y me han transformado hasta llegar a ser yo. 

Pensando así, he trasmutado tus palabras, he bebido tu cariño, que se arrastra como un rio caudaloso en mi sangre, agradeciendo tu generosidad de no dar a cuentagotas. 

Decido incluir la bondad de tus ojos, esos que rezumaban piedad y observaban mi falibilidad con benevolencia, esos que tenían la facultad de ver en mí, más de lo que yo pudiera mirar.

Llevo mis estrellas y mi mar que me envolvía en mi niñez lejana y me arrullaba con su sonido de cadencias, llevo esos corazones que me hicieron un sitio en el suyo para seguir viviendo y de una forma incomprensible, latir en vidas ajenas.

Porque no soy yo un ente primitivo y solitario, llevo en mí la historia que no se contó, los nombres que no se mencionaron, conservo la estirpe que me precedió almacenada con sigilo contemplando mi día a día. Escucho sus voces resonando, su eco que me indica que siguen hablando, pienso que muy probablemente, se parecieron nuestros ojos o nuestros labios, aunque no exista quien mencione la similitud de nuestros rasgos.

Entonces, he asimilado y desechado, aunque nunca pude borrar el mal, las cicatrices me recuerdan que fui vencedora, que logré encerrarlo bajo siete cerrojos y arrojé esas llaves a lo más profundo, para que quien me suceda, no logre abrir esas puertas malditas.

Así pues, si eres de las personas que han sumado a mi vida aportando lo positivo de la tuya, sin duda te llevaré conmigo, porque eres parte mía también. 
 

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