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Alejandro Pohls Hernández

Pemex, un santón de los altares de la patria

La historia del petróleo en México es parte de nuestra narrativa. Sin embargo, la corrupción y el saqueo no terminaron con la nacionalización: Desde Los Pinos se expoliaba a Pemex, era la caja chica de los presidentes, la cleptocracia lo desmanteló y lo hundió en una deuda colosal…

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Pemex, un santón de los altares de la patria

Ya pasaron 87 años desde aquellos ayeres de la Expropiación Petrolera: El 18 de marzo de 1938, a las 10 de la noche, el presidente Lázaro Cárdenas anunciaba a los medios de comunicación la Expropiación. Valiente acto que el tiempo marmolizó en la memoria colectiva de los mexicanos.

En aquel entonces, doscientas mil personas aclamaron al presidente Cárdenas en el Zócalo capitalino. Serían legendarias las colas de gente de todas las clases sociales que contribuyeron al pago de la deuda con lo poco o lo mucho que tenían: joyas, guajolotes, puercos, monedas… montos insignificantes, pero pletóricos de nacionalismo.

Las glorias de Pemex se remontan a 1971, cuando un pescador campechano, Rudecindo Cantarell, informa a Pemex de una gran mancha de aceite que brotaba desde el fondo del mar en la zona de Campeche. El pozo Chac marcaría el principio de la explotación de uno de los yacimientos más grandes del mundo, Cantarell. En el año 2004 llegó a producir dos millones de barriles diariamente. Aunque Pemex llegó a contribuir con el 40% del Presupuesto federal del gasto público, los mexicanos no alcanzaron a acostumbrarse a vivir en la opulencia, como dijo López Portillo, porque todo fue efímero… Unos cuántos fueron los beneficiarios de esa jauja petrolera y aquel sexenio terminó en profunda crisis. 

Pero la historia del petróleo en México es parte de nuestra narrativa. Sin embargo, la corrupción y el saqueo no terminaron con la nacionalización: Desde Los Pinos se expoliaba a Pemex, era la caja chica de los presidentes, la cleptocracia lo desmanteló y lo hundió en una deuda colosal… Aún quedan en el recuerdo los mil millones de pesos que le dio al candidato priista Labastida. 

En su libro, El Cártel Negro, Ana Lilia Pérez detalla las entrañas de esta debacle: El sindicalismo corrupto, la complicidad gubernamental y el origen del huachicol. Este fenómeno, que nació con el robo hormiga en la refinería de Salamanca, escaló hasta convertirse en un negocio multimillonario durante el sexenio de Felipe Calderón, cuando el crimen organizado se incrustó en el robo de combustibles con la permisividad, o incluso complicidad, de las autoridades.

En el presupuesto de 2025 se prevé transferir 136,000 millones de pesos para que la petrolera pueda cumplir con sus compromisos. Actualmente produce un millón 673.4 mil barriles diarios, una cifra tan baja que no se observaba desde 1979. Pemex aportó 93.8 por ciento de esta cifra, con un millón 611 mil barriles diarios, mientras que los privados apenas 62 mil barriles, su aportación ha sido marginal. Esto ha encendido las alarmas de las calificadoras internacionales.

Pero entonces, ¿qué hacer con Pemex?  Es un ícono en el inconsciente colectivo del pueblo. Forma parte del gran relato, acompañado de la leyenda, el mito, la religión que, en el caso de México, sería guadalupana. Estas referencias, entre otras, dan la identidad para tener cohesión y vínculos solidarios con la patria… Pemex, un santón para los altares de la patria. La expropiación petrolera fue incluida en el evangelio político, dogma de la identidad nacional. 

Pero no se puede avanzar poniendo los ojos en blanco rezando a los santones de la patria. Dejemos de ser rehenes de las creencias, distintas de las ideas, porque paralizan e impiden avanzar. La globalización y la modernidad demandan con urgencia un nuevo Pemex. El viejo modelo afecta el flujo de efectivo del Gobierno federal, lo que significaría quitar recursos a salud, educación, seguridad, infraestructura y seguramente una baja de calificación. Le urge una cirugía mayor.

El anhelo de cualquier estadista es garantizar la soberanía energética del país. Sin embargo, a mayor deuda de Pemex, menos soberanía nacional. Aunque, su deuda en 2018 era de 106,600 MDD, actualmente ha disminuido a 97 300 MDD; pero también hay que decirlo: En seis años, aportó al erario 4 billones de pesos. Para privatizarlo, en Bolsa, habría que quitarle estos pesados impuestos.

Los gobiernos priistas, emanados de La Revolución, llevaron a Pemex a la veneración en los altares de la patria, un símbolo litúrgico del nacionalismo. Enterrar un símbolo patrio es un sacrilegio. ¿Quién se atrevería a ser el sepulturero de Pemex? La condición es dejar atrás las creencias, para dar paso a las ideas. La presidenta Claudia confía en recuperar Pemex…

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