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Se nos fue el tren interurbano

Se invirtió mucho en los estudios de factibilidad, así como en las afectaciones a particulares en el derecho de vía. El proyecto tenía probabilidad de concretarse, pues como otras tantas obras de aquellos años, podían haberse concretado al tener el PAN a Presidentes de la República y gobernadores.

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Se nos fue el tren interurbano

Los jóvenes leoneses no lo sabrán. Solo los mayores de 40 años, habrán oído de este proyecto que, por tres décadas, los gobiernos panistas ya municipales, estatales y federales, planearon, junto con grupos de empresarios y académicos, para construir un sistema ferroviario que cruzara el Bajío. Se invirtió mucho en los estudios de factibilidad, así como en las afectaciones a particulares en el derecho de vía. El proyecto tenía probabilidad de concretarse, pues como otras tantas obras de aquellos años, podían haberse concretado al tener el PAN a Presidentes de la República y gobernadores de su mismo partido, como fue el caso de otros proyectos fallidos, como la presa El Zapotillo.

No se pudo. Ese tipo de obras sobrepasan las cifras de miles de millones de pesos y requiere necesariamente inversión federal o la sociedad con consorcios de inversión multinacionales. El caso como sea, es que nos sirvió a académicos, que, en cursos de posgrado, podíamos realizar simulaciones financieras y de aforos de pasajeros, para calcular la rentabilidad económica y social del proyecto. El resultado siempre era alentador, debido al crecimiento de los parques industriales y al uso intensivo de autobuses y vehículos particulares. Además, se veía venir el enorme “cuello de botella” del bulevar Aeropuerto, que haría complicadísimo entrar y salir de León. Terminaba el siglo XX y eran tiempos de acuerdos entre inversionistas públicos y privados para hacer realidad el sueño.

Pero no. El fallido tren interurbano de Guanajuato, no pudo avanzar. En resumen, la idea era unir León con Celaya, con posibilidad de extenderlo a los pueblos del Rincón y a los Apaseos, y recuerdo que fue propuesto desde el lejano 1991 por el gobernador Medina y se le llamaba Tren Rápido Interurbano de Guanajuato (TRIG); imaginaban un tren eléctrico de 150 kilómetros con unas 15 estaciones en las principales ciudades del estado. Después en la era de Fox, se amplió a 170 kilómetros y se hablaba de tecnología canadiense y con más de 20 estaciones, pero con los aforos calculados, recuerdo, se decía que todavía era inviable el proyecto. La idea siguió con Romero Hicks y con Oliva, quienes invirtieron cientos de millones entre estudios (demandas de consultores) y un primer proyecto conceptual con ICA y Siemens y se creó una empresa de inversión y compraron incluso muchos terrenos para derecho de paso del tren y que en este espacio cuestioné por no contarse con estudios de factibilidad, haciendo su servidor, referencia a los estudios análogos en los que había participado con ICA y la UNAM.

Esta idea de comprar terrenos “a lo loco” (no encuentro otro término), siguió con Márquez, e incluso quiso iniciar en su Purísima del Rincón. Pero ya con Diego Sinhue, el tren se frenó y optaron mejor por el “Unebús”, aunque no aliviaba ni en 5% el “cuello de botella” del acceso a León. Recuerdo que ya hacia el final del gobierno de Peña Nieto, ya se hacían estudios de factibilidad de trenes y se hizo otro más, del Tren Interurbano, ya resultando factible, pues el crecimiento del clúster automotriz que había más que cuadruplicado los aforos de potenciales usuarios con respecto a los años anteriores. Con AMLO, Morena retomó más estudios de trenes, pero puso todos los recursos en el malogrado Tren Maya y con ello, llegábamos a 30 años sin tren y solo con estudios y compras de tierra ociosa; pero por el 2020 hubo acuerdo federal-estatal para otro estudio más, pero sabemos la historia: no hubo recursos federales ya para Guanajuato en el resto del sexenio de AMLO. Hasta allí, en erogaciones directas (sin “costo de oportunidad”, ni posibles rendimientos bancarios), rondaríamos los 900 millones de pesos en estudios y más de 2,000 millones de compra de tierras.

Ya con Sheinbaum, -una mujer más preparada y con menos odios hacia el Bajío que los que tuvo AMLO-, se evaluó un estudio ferroviario del tren México-Querétaro-Irapuato (León no entra), con la creación de una sociedad de inversión para construir el tren con más de 12 estaciones y con más de 50 mil viajes-persona, desde la capital del País hasta Irapuato, y ojo: aprovechando los derechos de vía ya existentes (no comprando tierra). De darse esto, aun en medio de la crisis del Gobierno federal, sigue teniendo vigencia el tren de León al Puerto Interior (del que hablaré pronto).

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