Una elección que no lo es
Entre quienes reprueban el ejercicio, lo hacen aduciendo, acertadamente desde mi punto de vista, que este no asegura una elección imparcial, limpia y justa.
Sobre la próxima así llamada elección del Poder Judicial se esgrimen diversos argumentos en favor y en contra.
Quienes están de acuerdo con la elección de jueces, magistrados y ministros aducen que era necesario un cambio, dado que el anterior Poder Judicial era, por un lado, corrupto y, por otro, trabajaba para los intereses de los grandes poderes económicos. Sobre esto hay que decir que no hay comparación entre el Poder Judicial - existente desde las importantes reformas de la década de los noventas del siglo pasado - y el régimen anterior donde en verdad prevalecía la arbitrariedad. Habiendo señalado esto, es verdad que había mucho terreno para perfeccionar lo que existía. Se optó, sin embargo, por destruir de tajo al sistema de justicia que indudablemente había alcanzado un nivel importante de autonomía respecto a poderes fácticos y no fácticos. El récord de sentencias así lo atestigua. Veremos pronto que pretender eliminarlo habrá sido una mala idea.
Existe otro grupo de personas - muchos de ellos intelectuales públicos - que, aunque critican la reforma judicial y el procedimiento de elección, consideran que es mejor participar en ella con el fin de evitar que los peores candidatos se conviertan en jueces, magistrados o ministros. El costo que están dispuestos a pagar es participar en un proceso que ellos mismos consideran fraudulento e incluso fársico. Hay algo aquí del beso de la muerte.
Entre quienes reprueban el ejercicio, lo hacen aduciendo, acertadamente desde mi punto de vista, que este no asegura una elección imparcial, limpia y justa. La verdad sea dicha, el INE ha reducido visiblemente sus altos estándares, lo que hace que el resultado no tenga la legitimidad inmediata de otros celebrados con anterioridad. Sabemos además que entre los candidatos que pudieran resultar electos se encuentran personas que podrían representar los intereses del crimen organizado o de otros intereses de carácter particular.
No obstante, tanto quienes llaman a votar como quienes convocan a abstenerse de participar, olvidan un elemento crucial. A saber: que el principal problema no es la celebración de una elección fraudulenta, sino la puesta en marcha en sí misma de una elección del Poder Judicial, que no sólo no tiene sentido, sino que impone un peligro para el buen funcionamiento de la República.
Para clarificar: imaginemos que se celebra una elección ejemplar con un INE bien financiado y organizado, con un proceso que permita a los ciudadanos conocer e interactuar a profundidad con los candidatos y con una participación mayor al 70 por ciento del padrón. Pues bien, esta elección de todos modos sería perjudicial para la República porque se habría politizado el proceso de administración de justicia en México. Hay razones de peso para considerar que el Poder Judicial no debe fundar su legitimidad en el clima político del momento. La celebración de elecciones es una virtud en lo que se refiere a los poderes Ejecutivo y Legislativo, no lo es cuando se trata del Poder Judicial. Una justicia politizada no es verdadera justicia, pues el ideal de esta lo constituye su carácter imparcial.
Existe otra corriente de opinión que considera que el régimen cometió un error que podría pagar caro, al haber convocado a un proceso de elección de jueces que podría atomizar la justicia y crear oligopolios del poder en conflicto unos contra otros.
En síntesis, el haber realizado una elección imposible, pero con consecuencias reales, podría constituir el error más grande que haya cometido el régimen gobernante, incluso en lo que se refiere a sus propios intereses.
Es una pena que, entretanto, se le haya hecho pensar a la población que habría una elección real del Poder Judicial. Cuando haya resultado que no fue el caso, no es seguro que esta continúe firmándole cheques en blanco al régimen.
Opinión en tu buzón
Deja tu correo y recibe gratis las columnas editoriales de AM, de lunes a domingo
