San Francisco del Rincón, Guanajuato.- En San Francisco del Rincón, la tradición de colocar el nacimiento navideño sigue latiendo con fuerza en algunos hogares, y uno de ellos es el de don Mario Arriaga, de 71 años, que desde hace más de tres décadas mantiene viva esta costumbre como parte de una promesa que realizó en su juventud.
Desde entonces, año con año, don Mario transforma su casa en un espacio lleno de simbolismo y fe, donde el nacimiento se convierte en el centro de reunión para la familia y los visitantes.
Con el paso del tiempo, ha logrado reunir cientos de piezas provenientes de distintos puntos del país, como Jalisco, Oaxaca y Chiapas, aunque para él la cantidad no es lo más importante, sino el significado que cada figura representa.

Entre todas, la pieza más valiosa es la del Niño Jesús, no por su tamaño o material, sino por la carga emocional y familiar que hay detrás de ella, convirtiéndola en el corazón del nacimiento, cuyo elemento, explica, resume el sentido de la promesa que lo ha acompañado durante la mitad de su vida.
La preparación no es sencilla, pues don Mario y su familia dedican alrededor de mes y medio de trabajo para que todo esté listo antes del inicio de las posadas, cuidando cada detalle y acomodando con paciencia cada escena.

Más allá de los cambios del tiempo, para su familia, las tradiciones pueden mantenerse vivas cuando hay compromiso, fe y amor por las raíces, mientras que el legado de los nacimientos navideños continúa pasando de generación en generación, preservando la identidad y el espíritu de la Navidad.
SS