León.- Con historias sobre brujería, reencarnación y la transmigración de las almas, la Compañía de teatro La Jauría cerró su ciclo dedicado al género de terror, en el foro La Cueva de la Loba Negra.
Cabe destacar que La Jauría, se prepara para llevar una puesta en escena al XXXVIII Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro, que se realizará en El Granjeno del Conjunto Cultural del Bosque del INBAL, en la Ciudad de México.
Durante el cierre del ciclo de terror, el relato que más tensión provocó entre los asistentes fue el del ventrílocuo Edgar Bergen y su muñeco Charlie McCarthy, un caso supuestamente atestiguado por un periodista en 1926, en Estados Unidos.
La inquietante historia de Bergen y su muñeco, cuyo final tuvo dos versiones en su época -que asesinaron al ventrílocuo para robarle a Charlie, o que el muñeco acabó con la vida de su creador, plantea el misterio de la transmigración de las almas.

Dos décadas después, se anunciaba en Las Vegas un espectáculo titulado “El maestro Edgar Bergen y su muñeco Charlie McCarthy”.
La narración estuvo a cargo de Carmen Calderón, quien contextualizó la obra: “La historia del maestro Edgar Bergen se remonta a Estados Unidos en los primeros lustros de 1920”, explicó.
La escena se sitúa en la oficina de un importante periódico de la época, donde un periodista reconstruye los hechos.
Según el relato, Bergen aparecía únicamente en febrero y podía presentarse tanto en grandes teatros como en foros modestos. En esa ocasión llegó a un pequeño teatro en Chicago, donde ocurrió un incidente que marcaría su destino.
Un periodista -el único testigo de los hechos- acabaría en un manicomio tras asegurar que nadie creería lo que vio aquella noche.
Creencias y miedos
Además del relato central, el ciclo que presentó la Compañía de teatro La Jauría incluyó dos historias más. Mónica Rangel, como Margarita, abordó el universo de las brujas y su estigma social, mientras Maribel Vela, en el papel de “La Hija de Marta”, exploró la influencia de la religión en las relaciones familiares, en un vínculo de amor y rechazo.
Otra narración fue la de Edu Cano, quien personificado como monje, abordó el tema del mal, desde los textos bíblicos como Reyes, Elías y algunos Salmos.
La constante de todas las historias fueron la intriga, el miedo y las creencias, pues la presencia de un muñeco -real o imaginario- acompañó al público hasta el último momento de la función.
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DMG