México,- Por primera vez en su historia, México, cuna del maíz, se ha convertido en el mayor importador mundial de este producto. En 2025, las importaciones han alcanzado las 25.8 millones de toneladas, superando la producción nacional de 25 millones.

En solo 10 años, la producción ha decrecido un 3.7% y las importaciones han alcanzado máximos históricos, creciendo un 78.4% desde 2015.

Esta situación se debe a diversos factores, desde la apertura comercial con el TLCAN y el T-MEC, hasta la brecha productiva entre agricultura tecnificada y temporal.

La causa inmediata de la crisis es económica: producir una tonelada de maíz cuesta en promedio 5,000 pesos, mientras que el precio de mercado se sitúa en 3,119 pesos.

Esta inviabilidad provocó que en noviembre de 2025 se realizarán protestas de productores del Bajío que bloquearon carreteras estratégicas. Lo que llevó al cambio de los precios, aumentando a 6,050 pesos por tonelada de maíz blanco, además de otorgar un apoyo adicional de 950 pesos.

Sin embargo, aun con el aumento, los productores continúan obteniendo márgenes muy reducidos, especialmente frente a sus competidores estadounidenses, quienes operan con costos de producción más bajos y reciben subsidios que les permiten mantener una rentabilidad significativamente mayor.

¿Cuándo comenzó la problemática?

El inicio de esta crisis y de la transformación del sector maicero mexicano comenzó en 1994 con la entrada en vigor del TLCAN. Los datos son contundentes: las importaciones de maíz crecieron más de 500%, mientras la producción nacional apenas aumentó 30%.

De acuerdo con un informe del Instituto de Agricultura y Política Comercial (IATP), México pasó de la autosuficiencia alimentaria a la dependencia de importaciones estadounidenses en gran medida por la firma del tratado. 

Desde el inicio del TLCAN en 1994, México ha experimentado un dramático deterioro en su capacidad para producir sus propios alimentos. Esto ha sido especialmente cierto en el caso de los granos básicos y las carnes, alimentos que inundaron México con exportaciones baratas procedentes de Estados Unidos después de que el TLCAN eliminara la mayoría de las restricciones comerciales”, señala el organismo.

Las causas de la dependencia mexicana a las importaciones derivadas del acuerdo se deben en gran medida a la capacidad de producción de cada país. 

Mientras Estados Unidos llegó al tratado con subsidios consolidados, seguros agrícolas y una agricultura tecnificada en su gran mayoría; México contaba con el 80% de su producción bajo sistemas dependientes de la lluvia. 

En contraste, el 90% de los campos estadounidenses encargados de la producción de maíz fueron sembrados con semillas transgénicas tolerantes a herbicidas y el 86% con características resistentes a insectos.

El resultado tras treinta años: Estados Unidos alcanzó un rendimiento de 11.85 toneladas por hectárea, mientras México promedió 3.7 toneladas, de acuerdo al Departamento de Agricultura de Estados Unidos y datos oficiales del INEGI. 

La siembra tecnificada y la temporal 

La realidad productiva mexicana presenta una división que explica en gran medida su problemática actual. 

La agricultura tecnificada o de riego representa apenas el 20% de la superficie cultivada, concentrada en estados como Sinaloa, Sonora y el Bajío, con rendimientos promedio de 7.5 toneladas por hectárea.

El 80% restante corresponde a agricultura de temporada con rendimientos promedio de apenas 2.2 toneladas por hectárea. Un desempeño de producción 70.6% menor a la tecnificada. 

Asimismo, el bajo aumento de la producción del maíz se debe a su vez por la crisis hídrica que ha azotado al país en los últimos años, derivado del cambio climático.

Tractor en labores de campo con dos ciclistas al fondo. Imagen de archivos AM.

La temperatura ha aumentado más que el promedio del planeta. Mientras el mundo promedia un aumento de aproximadamente 2 grados centígrados por siglos, México se sitúa en 3.2, de acuerdo con datos de la UNAM.

En casos como Chihuahua, datos de mayo de 2025 señalaron una sequía extrema que afectó cerca del 55% del estado.

Estados Unidos, en contraste, no presenta dicha problemática. Su producción es casi enteramente tecnificada a escala masiva, con rendimientos que en promedio son cuatro veces superiores al promedio mexicano.

La dependencia del mercado de Chicago

El precio del maíz en México está determinado por un mercado sobre el cual no tiene control: el Chicago Board of Trade (CBOT), que establece la referencia internacional del grano. Esta vinculación significa que las fluctuaciones en Chicago impactan directamente la rentabilidad de los productores mexicanos.

Esto provoca que, en casos como en 2025, la baja constante de los precios del maíz, cayendo entre 1,1% y 3,4% en el mercado de Chicago, impactará directamente los ingresos de los productores nacionales.

El gobierno ha implementado coberturas de precios como mecanismo de protección contra esta volatilidad, pero los análisis indican que su efectividad es limitada el precio futuro negociado no siempre corresponde al precio físico local cuando vence el contrato, dejando a los productores expuestos a pérdidas.

Empresarios prevén una mayor dependencia

Juan Antonio Hinojosa, vicepresidente de Riesgos de la empresa, anticipó que durante el ciclo 2025-2026 el 38% de la producción total de Estados Unidos estará destinada a la exportación, siendo México el mercado ideal para colocar ese producto.

Al 18 de septiembre, apenas 18 días después de iniciado el ciclo comercial, México ya había adquirido 8.9 millones de toneladas de maíz”, detalló Hinojosa. “México es, por mucho, el principal comprador de maíz de Estados Unidos; China aparece en segundo lugar”.

Asimismo, señaló la importancia de que el país tome en cuenta el crecimiento de la producción estadounidense, puesto que puede derivar en un incremento de las importaciones, al ser México un mercado idóneo

Estados Unidos concentra el 33% de la producción global de maíz y al cierre del ciclo 2025-2026 obtendrá el segundo mayor rendimiento de su historia, con 11.6 toneladas por hectárea. Esto generará un inventario cercano a los 425 millones de toneladas.

Por otra parte, Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), alertó sobre el incremento en la compra de maíz blanco, debido a que resulta más barato que el nacional.

Según el GCMA, entre enero y octubre de 2025, las importaciones de maíz blanco alcanzaron 840 mil toneladas, frente a las 216 mil del mismo periodo de 2024: casi cuatro veces más en un año.

La industria pecuaria: el factor poco discutido

Altagracia Gómez Sierra, presidenta del Consejo Asesor Empresarial del Gobierno Federal y directora de Grupo Minsa, señaló un aspecto poco abordado del problema. 

Altagracia Gómez Sierra aclaró que las harineras y molineras no intervienen en la fijación del precio de garantía del maíz. Crédito: Jorge Rangel.

No es solo Minsa y no es solo Maseca y no son sólo ni las harineras ni la industria molinera. El gran comprador en México y esto es importante que se sepa, es la industria pecuaria. De los 49 millones de toneladas de maíz que se consume en el país, el 49 o el 50 por ciento es para la industria pecuaria”, afirmó.

Asimismo, resaltó que el sector pecuario basa sus decisiones de compra en el precio internacional, ya que el maíz es uno de los alimentos principales para la engorda del ganado. En contraposición , la industria harinera y molinera paga desde hace años un precio adicional por el maíz mexicano, reconociendo su calidad superior y carácter blanco.

La respuesta gubernamental

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el pasado 13 de noviembre, el Plan Nacional de Maíz Nativo. Una estrategia orientada a impulsar la conservación, producción, transformación y comercialización del maíz endémico.

La iniciativa busca aumentar hasta un 50% la producción por hectárea para 2030.

Esto es México, esto nos representa, el maíz nos representa. Es historia, es domesticación, es pueblos originarios, es pueblos indígenas, es identidad nacional, es soberanía, es conservación de la biodiversidad, es conservación genética. Conservar el maíz y todas sus variedades, todas sus razas, es México, es conservar México, es conservar nuestra identidad”, expresó la mandataria.

Desde Palacio Nacional, Luisa Albores, directora general de Alimentación para el Bienestar, explicó que el plan arrancará en siete estados: Yucatán, Quintana Roo, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Campeche, extendiéndose posteriormente a ocho regiones del país.

La implementación será gradual. En 2026 se priorizará el Sureste y Pacífico Sur, con una población objetivo que incluye 437 municipios, 677,005 productores y 886,687 hectáreas. Un año después, la expansión alcanzará el Centro y Golfo Centro. 

Para 2028, la cobertura abarcará las ocho regiones, mientras que 2029 y 2030 estarán dedicados al seguimiento y ajustes operativos.

No obstante, diversos sectores agrícolas han expresado escepticismo. 

El Movimiento Agrícola Campesino considera que esta estrategia representa “una bofetada para quienes realmente vivimos en el campo”. Argumentando que no aborda las problemáticas estructurales, como la competencia desigual en la cadena de producción. Para estos grupos, el sector agrícola requiere no “minisoluciones”, sino acciones que atiendan la raíz del problema.

La renegociación del T-MEC

Con la revisión prevista del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026 se vislumbran oportunidades para replantear un acuerdo que ha definido el sector maicero durante tres décadas.

Los productores y organizaciones agrarias han presentado demandas específicas: excluir del tratado a los granos básicos para frenar la importación masiva, desvincular la fijación de precios del mercado de Chicago y fortalecer políticas de crédito que permitan capitalizar al sector campesino. 

Sin embargo, la complejidad de ello radica en que México debe negociar estos cambios sin romper las relaciones comerciales con sus socios ni enfrentar sanciones. 

La renegociación del T-MEC en 2026, la implementación del Plan Nacional de Maíz Nativo, y la efectividad de los subsidios anunciados determinarán si México puede reducir su dependencia del 53% actual o si la brecha entre producción nacional e importaciones continuará ampliándose. Por primera vez en su historia, el país que domesticó el maíz hace miles de años importa más de lo que produce.

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