La Fiera es candil de la calle y tiniebla en su casa.
Quedando un partido como local, ya podemos decir que en el Apertura 2018 el León ha sido y terminará como un desastre en el Glorioso con una marca perdedora.
Hasta el momento y tras siete partidos jugados en esta ciudad, sólo ha conseguido seis de 21 puntos disputados, pudiera sumar hasta nueve si le gana a las Chivas, que únicamente serviría como un consuelo incómodo, nada más.
Los Verdes le han quedado a deber a su afición. Mirando hacia atrás, era un torneo para acumular puntos mediante la localía y por el contrario, se ha salido del empastado leonés con el rostro avergonzado y de la tribuna con el corazón enfurecido.
Los últimos cuatro duelos fueron puras desdichas, se cayó ante rivales que llegaron moribundos, con problemas y con técnicos que tenían la soga al cuello. Sin embargo, el León fue un descarado levantamuertos.
Primero se perdió ante Monterrey y aunque se derrotó al Querétaro y al América, vino entonces una seguidilla de cuatro tropiezos que tienen a La Fiera virtualmente eliminada.
Contra Pumas era un ultimátum para David Patiño y a partir de ahí, los universitarios se levantaron para ahora estar entre los cuatro primeros lugares de la general.
Luego la visita fue Lobos y un Paco Palencia que llegaba también con un pie fuera del equipo. Los poblanos salieron airosos con el triunfo y después de ese juego han sumado nueve puntos sin perder en cinco juegos.
Cuando decíamos que el León podía agarrar la oportunidad de un tercer aire, vino Morelia y evidenció los defectos del cuadro verdiblanco. A partir del enfrentamiento contra La Fiera, los purépechas han hilado tres victorias y hoy están dentro de la zona de Liguilla.
El siguiente duelo de local fue el colmo pues todos hablábamos que ganándole al Puebla, los Verdes seguirían con vida. Estaba en sus manos y el chance se les fue como agua entre los dedos.
En este partido, los dirigidos por Nacho Ambriz renunciaron a esa revancha que da el futbol y sobre todo el sistema de competencia de la Liga MX, tan criticado por darles esperanza a los equipos más desesperanzados.
No descubro el hilo negro al decir que el Glorioso ha dejado de ser una fortaleza y una cancha temida para los demás equipos, incluyendo para esos que llegan arrastrando la cobija. Hoy en día este estadio es un cheque al portador, el huérfanito de la lotería dotado de un buen premio.
El que vengan a faltarle el respeto a La Fiera en su guarida, lastima.
No obstante, lo que más duele es que los Verdes pierdan de fea forma y avasallados como terminaron contra Puebla. Eso es una falta de respeto del jugador a los colores, a él mismo y a la afición que asiste al Glorioso que, por cierto, cada vez es menos y en los últimos dos juegos ni la mitad del estadio ha llenado.
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