Independientemente de los “acuerdos” prefabricados de la Cumbre, dados a conocer desde antes de que ésta se celebrara, del apoyo económico de Estados Unidos a la 4T para que le caiga el veinte, se ponga abusada y fomente la generación de energías limpias (solar y eólicas), y de “cooperar” en asuntos como migración y combate al trasiego de drogas, hubo un “daño colateral” para la corcholata favorita del Presidente: quedó claramente manifiesto tras esta piñata que de las tres “corchos”, sólo UNA tiene la capacidad, experiencia y tamaños para aspirar legítimamente a la Presidencia de México.
Éste siendo Marcelo Ebrard, el Canciller.
Aclaramos antes de entrar en el tema que nos vienen más que wilson las corcholatas: ni las conocemos ni las queremos conocer y nos vale mádere a quién ponen o a quién no.
Nos da, como simples ciudadanos, exactamente igual a quién embadurnan con las plumas de Quetzalcóatl para pelear la Presidencia a defender la herencia política del señor López.
Meramente nos permitimos hoy, para su entretenimiento, estimados lectores, y muy a pesar del dirigente de Morena, Mario Delgado, y de su jefe, y de la jefa de su jefe, que sus otras dos corcholatas simplemente no la levantan.
Esto es, la Sheinbaum y el compadre Adán Augusto.
Si algo demostró la famosa “Cumbre” borrascosa fue precisamente esto: Ebrard tiene los tamaños, los otros dos no.
Lo anterior es una simple observación empírica, objetiva, con lo cual pretendemos señalar que sin querer, inconscientemente, el Presidente y sus asesoras se pudieron haber disparado en el pie, sin querer por supuesto, haciendo crecer mucho a Ebrard, dado su desempeño protagónico y destacado en la Cumbre.
Claro, está de sobra decirlo: que pongan los de Morena a la que quieran, que hagan lo que les ordenen, que se vayan por afectos y cercanías, nos vale.
Lo que importa no es lo que opina un simple opinador, como su humilde servidor, sino la ÓPTICA ante el pueblo mexicano, ante el jurado, ante los “electores” de Morena, quienes supuestamente vía encuesta seleccionarán a su abanderado.
El punto, para nosotros, es simplemente que si se van por el afecto y cercanía presidencial manipulando la encuesta, impulsando abiertamente desde el Gobierno el rollo ese de #EsClaudia, pudieran acabar cometiendo un grave ERROR.
Pues al impulsar a la cercana se despojarán del ÚNICO CAPAZ, del que SÍ está a la altura para competir por el puesto.
Obviamente, no afirmamos -ni nada por el estilo- que sea el mejor de TODOS: meramente que a todas luces es el mejor de los morenistas, el que destaca de entre las tres corcholatas.
Ya sabemos qué piensan, avispados lectores: “¡Por eso mismo no lo van a escoger!”, porque es más pieza.
Seguramente tendrán razón, pero nosotros tendemos a ver estas cuestiones como competencias entre atletas de élite.
Para honrar el espíritu de la democracia debe la búsqueda de la aceptación del electorado, del convencimiento por propuestas, ideas y planes, ser una contienda librada entre los MEJORES representantes del partido por el que compiten.
No sabemos aún quiénes irán por los partidos rivales de Morena, sólo apuntamos al hecho de que esta organización en particular, tan volcada en impulsar a la señora Sheinbaum, pudiera llegar mermada a la elección, incapaz de ofrecer su MEJOR opción si sigue empecinada en dejar que sea el Presidente el que opere el destapador, guiado por sus afectos o empatías, buscando lo mejor para ÉL y su “transformación”, y no qué es lo mejor para MÉXICO y su futuro.
Los ciudadanos de este gran país, que se ha sobrepuesto a tantos malos Gobiernos, a tantas crisis, a tantos retos, anhelan tener la opción de VOTAR POR EL MEJOR.
¡Y no como ha sido el caso hasta hoy: POR EL MENOS PEOR!
Continuar sexenio tras sexenio optando por el menos peor y no por el mejor es lo que nos tiene hoy postrados ante la VIOLENCIA, ante la mediocridad económica, ante la desconfianza, ante la división y polarización, enmarcada ésta en un campo diplomático en el que el Gobierno de la 4T se muestra más cercano a los TROGLODITAS como Ortega, Maduro y los Hnos. Castro que a las naciones progresistas, libres, poderosas y demócratas del mundo.
¡Por Dios, andamos apoyando a PUTIN en su criminal invasión a Ucrania: nos identificamos con el OPRESOR y no con el oprimido!
Si esto no demuestra nuestro tercermundismo político no sabemos qué lo hará.
En resumen: México no puede seguir navegando las embravecidas aguas del mundo moderno con el timón en manos de gente que piensa que un Gobierno puede manejar empresas mejor que el sector privado y que intervenir en la economía es la misión de todo Gobierno.
Éste es un pensamiento no sólo FALAZ, pues la historia lo demuestra, sino altamente peligroso para el bienestar futuro de un país emproblemadísimo como el nuestro.
Ahora que, finalmente, pudiera ser una bendición disfrazada que escojan al peor: ¡igual así será posible ganarles en las urnas a los retrógrados que quieren regresar a México al siglo pasado!