Manuel J. Jáuregui
Si todo sale bien (y no lo estropea el Gobierno Federal) pudiera ser que en marzo se anuncie el arranque de la “Gigafábrica” de Tesla en Nuevo León allá por el rumbo de Santa Catarina.
Gente que conoce la Giga-fábrica de Tesla cerca de Austin, Texas, (donde despacha el magnate Elon MUSK) nos ha dado una idea de las dimensiones de lo que implica esta inversión. ¡Y no es baba de Perico!
La verdad es que pocos de nosotros tenemos una idea real de lo que significa e implica la parte “Giga” de esta inversión para fabricar autos eléctricos que, de hacerse, pondrá de cabeza a Nuevo León detonando un boom económico difícil de dimensionar, pero que al mismo tiempo implica RETOS considerables e importantes.
La primera parte de lo “Giga” son las dimensiones físicas: el terreno que tiene visto Tesla (pero cuya compra al parecer no ha cerrado aún) es de OCHOCIENTAS HECTÁREAS, claro no todas son aprovechables.
De este despliegue de área entre SESENTA y OCHENTA hectáreas serán ocupadas por la planta misma.
La parte techada de esta planta tendrá más de un kilómetro de largo y -si es como la de China- podrá tener DOS PISOS.
Ya se imaginarán las dimensiones del área de fabricación.
En los “Headquarters” de Tesla en Austin aún no saben -o no quieren decir- cuáles coches serán los que se piensan fabricar en Nuevo León.
Hay rumores de que pudieran ser dos: la famosa “Cibertroca” que Tesla le debe al mercado desde hace dos años y otro modelo nuevo.
Salta a la vista que una fábrica tan enorme requerirá para su construcción -y posteriormente operación- una cantidad bestial de INSUMOS.
Cuando arranque -si es que cuajan los planes- disparará regionalmente la demanda de cantidades bestiales de ACERO, LÁMINA, CONCRETO, VIDRIO pero, sobre todo, MANO DE OBRA.
Físicamente la planta en sí necesitará ser dotada de ACCESOS viales, calles, caminos, AGUA, DRENAJE, espuelas de ferrocarril, ENERGÍA ELÉCTRICA, gas natural, malla, cámaras de seguridad y muchas cosas más.
El problema podrá acabar siendo, en muchos rubros cuya demanda se disparará, que se generen cuellos de botella en las cadenas de suministro ante el tamaño de la demanda adicional.
Otro problema que se ve venir desde ya es el de la MANO DE OBRA.
Simplemente, por equis o por y griega, no hay actualmente en el “pool” de mano de obra en Nuevo León la cantidad suficiente de albañiles, técnicos y demás como para suplir lo que necesitará una fabricona de estas dimensiones y cuya INVERSIÓN superaría los DOCE MIL MILLONES DE DÓLARES.
(La anterior es una cifra conservadora basada en lo que han costado las más recientes inversiones de Tesla en Austin y China).
Ahora que si se importa mano de obra del Sur de México para suplir la demanda, esta requerirá vivienda, alimento, techo, escuelas, atención médica y etcétera, por encima de la demanda actual.
Nos preguntamos, amigos lectores -mirando hacia potenciales cuellos de botella- si, por ejemplo, la CFE regional tendrá la capacidad para surtir toda la energía eléctrica que un plantonón de estas dimensiones demandará.
¿Y qué tal si Tesla requiere contar con su propia generación de electricidad para asegurar el funcionamiento continuo y confiable de su línea de producción?
¿Estará dispuesto el DESCALIFICADOR e INSULTADOR oficial que despacha en Palacio Nacional a revertir su política energética anti-inversión privada en energía para acomodar a Tesla?
¿Es posible que el Gobierno de Estados Unidos le TUERZA los cotiledones al Gobierno Mexicano para que acomode los intereses de Tesla, dado el interés que tienen los norteamericanos en incrementar la producción de coches eléctricos?
Interrogantes todas las anteriores bastante válidas pero que de momento resultan inconestables, dados los enormes intereses económicos, bilaterales dentro del T-MEC, que quedan implícitos en una inversión de esta magnitud.
Y pues sí, una Gigafábrica como la descrita generará decenas de miles de empleos directos y otras decenas, o quizás cientos, de miles más indirectos al generar una cadena de subcontratistas de componentes requeridos en la línea de producción, desde cables, hasta tornillos, lubricantes, sujetadores y miles de chunchas más.
Si se logran conjuntar las condiciones necesarias para tornar factible esta Gigafábrica de Tesla, Nuevo León puede sufrir una transformación económica de grandes proporciones.
Sin duda existe el interés por parte de Tesla.
La gran duda es si México como País (no solo lo que está en manos del Gobierno estatal) puede proporcionar a esta inversión tan enorme lo que ésta requiere para cuajar y fructificar.
En teoría debería de haber muchísimo interés por atraerla a nuestro País (se nota que lo hay a nivel local), solo que el tono antiempresarial y antinorteamericano que escapa como exhalación azufrada del DESCALIFICADOR MAYOR nos hace temer lo peor.