Bueno, en algunos estados, 

los niños la pasan tranquilos,

maestros alebrestados,

no dan clases, no ven libros.

 

Querían ganar más dinero,

y rápido se los dieron,

y ya que vieron su fuero,

las cantidades subieron.

 

No asisten en su trabajo,

pero si van a cobrar,

los alumnos, al carajo,

el maestro ¡a todo dar!.

 

Cierran y abren en casetas,

en los peajes de autopistas,

chantajistas muy maletas,

aprendices de golpistas.

 

Se supone enseñarán,

algún día a sus alumnos,

los niños aprenderán,

o tal vez se queden burros,

de Sonora a Yucatán,

de  educación (puros churros).

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