En la Iglesia de Francisco cabíamos todas y todos
Mucho se ha dicho del Papa Francisco después de su muerte. Más allá de la sencillez y rechazo a la pomposidad, este humilde Papa quiso hacer las cosas a su modo guiado por una verdadera conciencia cristiana anteponiendo la dignidad de la persona ante todo.
Mucho se ha dicho del Papa Francisco después de su muerte. Más allá de la sencillez y rechazo a la pomposidad, este humilde Papa quiso hacer las cosas a su modo guiado por una verdadera conciencia cristiana anteponiendo la dignidad de la persona ante todo. Escuchar más que moralizar, entender y empatizar sin juzgar. Convencido del mensaje evangélico que predicó Jesús practicó el “amaos los unos a los otros como yo os he amado”, entendiendo que todos somos hijos de Dios y todos deberíamos caber en una iglesia cristiana.
Así, hizo a un lado prejuicios de la Iglesia Católica que se han perpetuado por siglos causando dolor y discriminación a muchos fieles. Congruente con sus ideas religiosas, luchó por una renovación de la Iglesia que permitiera una apertura para la participación de las mujeres en jerarquías de mayor rango. Desde que era una infante me preguntaba por qué las mujeres no podían ser sacerdotisas y lo que es peor, ni siquiera podían aproximarse al altar. Sólo algunas monjas tenían la concesión. Tampoco podían ser “monaguillas” y ayudar al padre en la celebración de la misa. ¿Por qué no podían las mujeres celebrar misas y demás funciones sacerdotales? “Dios así lo instituyó” era la respuesta más común, pero también escuché contestaciones menos convincentes que hoy veo como ridículas tales como porque la mujer tiene menstruación lo cual la destina a otras actividades religiosas.
En una ocasión una chica no binaria y cristiana preguntó al Papa Francisco si habría espacio en la Iglesia para ella, para personas trans, y del colectivo LGBT. El Papa contestó que todas las personas son hijos de Dios, que Dios no rechaza a nadie. Dios es padre y la Iglesia debe recibir a todos y no puede cerrarle la puerta a nadie. Entonces la chica pregunta la opinión de Francisco sobre los sacerdotes que promueven el odio utilizando la biblia y evangelios contra ellos. El Papa los llama infiltrados y los considera una corrupción de la iglesia.
Ante los esfuerzos del Papa por incluir a personas LGBT, algunos piensan que el Papa quería actuar como liberal pero sin afectar a los conservadores y que por ello no obtenía resultados concretos. En realidad Francisco seguía los preceptos cristianos de amor y misericordia y actuaba con esa congruencia. Cuantos testimonios de desprecio y discriminación escuchó, cuantos corazones heridos vio y cuantas almas en soledad se encontró. Desmitificó el pensamiento de irse al infierno por no ser heterosexual y resaltó la dignidad de todas las personas y el respeto que merecen. Los esfuerzos del Papa tuvieron eco en el mundo. Criticado por algunos y aclamado por otros, sus enseñanzas trascienden, el mundo no será igual sin la presencia de este Papa que con valentía despertaba conciencias, pero será un mundo un poco más humano. En la Iglesia de Francisco cabíamos todas y todos, esperemos que el nuevo Papa siga sus pasos.
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