‘Tengo unas ganas inmensas de vivir’: Beatriz Manrique
La diputada Beatriz Manrique enfrenta una lucha contra el cáncer y reconoce que tiene miedo pero que lo ha convertido en valor
“¿Cómo no tener miedo si sabes que hay una pistola con cartucho cortado y que tú estás luchando para levantarte rápido antes de que se dispare?”. Así ha vivido la política Beatriz Manrique Guevara su lucha contra el cáncer de ovario desde hace más de dos meses.
En entrevista con AM, la leonesa que actualmente es diputada local del PVEM en Puebla, contó que todo empezó el 1 de marzo, cuando sintió dificultades para respirar. Fue con el cardiólogo y detectó que tenía un derrame pleural y colapsado el 75 % del pulmón izquierdo.
Le retiraron tres litros de líquido del pulmón el 7 de marzo, la internaron el día 10. Y “después de muchos estudios y mucho dolor, debo decir que es la experiencia más dolorosa que he tenido en mi vida, porque yo estaba conectada a mangueras a través de las costillas hacia el pulmón, el 20 de marzo me identifican que es cáncer de ovario”.
El 24 de marzo la operaron y le retiraron parte del tumor, no se pudo retirar todo porque ya había hecho metástasis en la matriz y había riesgo de sangrado, además de que había estado padeciendo anemia, los médicos consideraron que no era prudente.
A partir del 24 de marzo empieza esta lucha contra el cáncer, retirándome lo más que se puede en la cirugía e iniciando seis ciclos de quimioterapia, ya llevo aplicados tres”. El 11 de junio fue el cuarto ciclo y a partir de ahí se evaluará cómo ha avanzado el tratamiento.
‘Ves la muerte a la cara’
“Es muy difícil. Sí te causa un shock en la vida saber que hay una amenaza tan real, tan contundente, y ves la muerte cara a cara.
“Todos sabemos que nos vamos a morir. Pero que te lo digan ya en un papel, y que la causa va a ser esta y que tú estás en esta situación, sí es un shock muy fuerte que requiere mucha fortaleza espiritual, mucha contención de familia.
“A mí alguien me dijo que esta es la enfermedad del amor. Hay algo de cierto. Sí creo que este tema hace que los verdaderos amores surjan, sobresalgan, estén presentes de mil maneras. Entonces es una red que te sostiene y te empuja a seguir luchando.
“Se siente ese soporte de amor y cariño que quizá en otro momento la gente no se toma el tiempo tan consciente, tan puntual para decirte te quiero, te admiro, aquí estoy.
“Ha sido muy difícil, muy difícil. Primero, tomar la decisión de dónde me trataba, si me quedaba en Puebla o me iba a León. Porque ahora tengo dos familias, la que he hecho acá en Puebla, y mi familia de sangre, que toda está en León. Decidí quedarme en Puebla porque yo me conozco y si no tengo la mente ocupada, me voy a volver loca”.
Después de ese primer shock, ¿Cómo fueron los siguientes días de la noticia tan dura que nos acabas de describir? ¿Cómo lo fuiste asumiendo y enfrentando?
Yo estuve internada 20 días, grave, muy delicada. Muy complicado todo por el tema del pulmón. Yo ya estaba muy débil. Yo lo que me acuerdo era pedirle a Dios una tregua, yo lloraba por una tregua. Le decía: ‘Señor, si me vas a dar fuerza para luchar, déjame juntar un poquito de fuerzas’ porque estaba yo ya sumamente débil.
Sí hubo un día en que me rendí. Es el único día que yo tenga recuerdo, de haberme rendido, en el hospital. Le decía: ‘Dios, si no me vas a dar fuerzas, ya no quiero luchar, porque ya no tengo con qué’.
Pero en buen momento llegó un buen amigo poblano, que me ha recibido en su familia como si me conociera de toda la vida y me dijo: ‘No, nada de rendirse’.
Entre lo primero obviamente son tus hijos. Como ese legado que dejas en la vida, cuando eres madre, piensas en que tu legado son tus hijos. Pero luego pensé ¿cómo voy a enfrentar esta situación? ¿Qué tengo que hacer? No me quiero morir. Así fue, literal, no me quiero morir.
Tengo muchas cosas qué hacer, quiero ser abuela, mi hijo se va a casar, sé que existe la posibilidad de que sea abuela.
La boda civil, que estaba programada en León se tuvo que posponer porque yo estaba hospitalizada. Fui invitada a ser madrina de bautizo por uno de mis mejores amigos en Puebla, y tuve que presenciar el bautizo a distancia.
‘Atropella tu vida’
“Es algo que atropella tu vida. No la trastoca, la atropella. Como si pasara un tren y tratas de levantarte y siguen pasando vagones y ruedas y das tumbos sin control.
“Lo primero fue: mis hijos, pero después fue: quiero vivir, quiero vivir y voy a luchar. Y entonces, a pesar de lo débil que estaba, fue tomar las riendas de mi vida, tomar las riendas de la situación.
Pensaba en mí y decía: la que tiene cáncer soy yo, la vida que está en juego es la mía, ¿qué tengo que hacer? Desde ese momento todo mundo me dijo que la fuerza mental era importantísima, los amigos, los propios médicos me dijeron: es importante tu actitud, que no estés derrotada.
“Y entonces dije: mi proyecto profesional está en Puebla, no me voy a mover porque si un día puedo ir a sesionar (en el Congreso local) lo voy a hacer, si un día puedo convocar a mi comisión, lo haré.
“Leyendo mis documentos, mis iniciativas, eso va a mantener ocupada mi mente, además en algo que amo hacer. Yo amo la labor legislativa, me fascina”.
‘Claro que tengo miedo’
“Es una lucha diaria, es mantener el miedo bajo control porque si no, ese mismo miedo empieza a llenarte la cabeza de cosas que no ayudan y no sirven. Pero ¿cómo no tener miedo si sabes que hay una pistola con cartucho cortado y que tú estás luchando para levantarte rápido antes de que se dispare?
“Es bien difícil, porque por un lado mantén controlado el miedo. Pero por otro, ¿cómo no tener miedo ante la situación?
Miedo tengo, porque no me quiero morir, todos nos vamos a morir pero nadie lo tenemos claro. Miedo tengo, pero lo he transformado en valor, la ilusión que tengo en la vida me da valentía para enfrentarlo.?
Hablaste con otras mujeres que también habían tenido cáncer. ¿Cómo las encontraste? ¿Qué te dijeron?
Esto se vuelve una red de solidaridad. Yo no las busqué, ellas me buscaron. Una amiga me dijo: tú sabes que yo pasé ese proceso.
Aunque cada cáncer es distinto, porque no es lo mismo el de mama, que el de matriz, que el de ovarios, la experiencia de sentir tu vida bajo amenaza, las quimios, perder el cabello, al final del día es una experiencia compartida.
Ha habido muchas, muchas compañeras de trabajo, amigas de León y Puebla, que me escribieron y me dijeron ‘yo lo viví’.
Todas las mujeres me dijeron cosas diferentes, pero coincidieron en ‘no derrumbarte, no te abandones, no te encierres, en la medida de que tu cuerpo te lo permita mantente activa’. Pero ya me he dado dos o tres permisos para llorar dos o tres veces.
La lucha es por estar en el porcentaje de las que se salvan, porque hay un porcentaje que no lo logra y hay que tenerlo claro.
Y como me dijo mi amigo Jorge Emilio González: todos nos vamos a morir, Bety, pero yo no quiero que te mueras de esto. Le dije: no, Jorge, yo tampoco me quiero morir, ni de esto ni ahorita, porque tengo muchas ganas de vivir, ganas locas de vivir”.
El amor, la familia…
Estando en Puebla, el año pasado Beatriz se hizo novia de un amigo que tenía desde hace años en León. Él la ha acompañado en este proceso, desde León, donde vive.
Gustavo dijo sí por puro amor, con toda la libertad. Yo le dije: podías haber salido corriendo, y me dijo ¿cómo voy a salir corriendo si te amo? Yo reconozco el esfuerzo tan grande que le ha costado venir acá, ha estado conmigo en dos de tres quimios.
Mis hijos pusieron su mundo de cabeza. Fabricio, mi hijo menor, me dijo: yo no tengo novia, yo no tengo empresa como mis hermanos, me mudo (de León a Puebla) para estar contigo el tiempo que me necesites. Los otros dos me han puesto a mí como su prioridad.
“No puedo hacer yo otra cosa que agradecerle al universo de tener estos amores con mayúscula, acompañándome; Gustavo con este amor de pareja, mis hijos que me ayudan como pueden, mis amigas y amigos".
Solo faltó cuando estuvo hospitalizada
“Las quimios, sus efectos son acumulativos; de la primera te vas reponiendo, llega la segunda y todavía te estás reponiendo de la primera”.
“Entonces, cada quimio es cuesta arriba la levantada. A lo mejor está siendo efectiva, pero es tan agresiva, que te deja como un trapito.
“A pesar de estar enferma, después de las quimios sí sigo yendo a las sesiones legislativas, aunque me implica mucho esfuerzo, solo falté cuando estuve hospitalizada. Ha sido mi medicina.
Sí me ha servido mantenerme ocupada, física y mentalmente, cuando estoy preparando mis iniciativas, cuando hablo con mis asesores. Si tu mente no está ocupada, el resto del tiempo empiezas a llenar tu mente de cosas que no le sirven, entonces el miedo empieza a ganarle a la valentía”.
¿Qué pensabas de tus hijos con la posibilidad de morir de cáncer?
Lo primero que pensé fue: a mis hijos les ha tocado muy difícil, porque ellos perdieron a su papá muy chiquitos, cuando nos dijeron de la enfermedad de Luis, ahí sí no teníamos esperanzas, ellos tenían 11, 14 y 16 años.
Yo decía: pobres, mis hijos no la tuvieron fácil en su adolescencia y ahora con su mamá.
Pero son muchachos que tienen todas las herramientas para salir adelante, yo los enseñé a trabajar, por eso sé que no se les va a atorar la vida, porque he sido una buena madre, tengo una excelente relación con ellos.
Claro que ante la posibilidad de marcharte dices: ahora otra vez; primero fue su papá, ahora su mamá, pero dije: ellos van a salir adelante, pero yo quiero verlo.
¿Qué les dirías a las mujeres que están igual que tú? Porque tú eres muy fuerte y valiente, pero no todas son igual y no todas tienen redes de apoyo.
Abrir los ojos cada día ya es tener la oportunidad, es decir: hoy estoy viva y hoy voy por lo de hoy. Cuando decimos cada día, no quiere decir que no tengamos metas, sino hacer cada día lo que toca para llegar a la meta que tenemos. Creo que vale la pena trazarse metas cortas.
Para mí, mis metas profesionales, es presentar equis número de iniciativas, conforme al plan de trabajo que presenté, llegar a la boda de mi hijo.
Creo que si cumplo con mis metas de iniciativas en seguridad, medio ambiente, en beneficio de la familia, bienestar, justicia social o como dicen los panistas, bien común, son mis grandes temas.
Yo le diría a las mujeres: se vale tirar la toalla, pero luego hay que ir por ella y seguir. Y que no se aíslen. Eso creo que nos pasa a todos los que padecemos una enfermedad de esta naturaleza. Es no aislarte y respetarte. Si hoy no quiero salir, hoy no quiero verte o hablarte.
Todo eso te hace fuerte en el camino.
A quien padezca cáncer decirle: no es una sentencia, lucha, lucha por tu vida, no te aisles, recibe el amor como llegue, porque la gente da amor de muy diferentes formas. Y respétate.
Yo tengo unas ganas inmensas de vivir.
MGL
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