La escena que se vivió este miércoles en New Haven Green, un céntrico parque situado junto a la Universidad de Yale, fue caótica. Solo había que fijarse en las marcas que dejaron las ambulancias que invadieron el césped para asistir a la avalancha de intoxicados por consumir una droga de diseño cien veces más potente que la marihuana. Hasta 76 casos de sobredosis contaron las autoridades en un día, a los que se sumaron una veintena horas después. Es el último ejemplo de la grave crisis por el consumo de drogas que azota Estados Unidos.

Las sobredosis por la adicción a los estupefacientes provocaron 72.287 muertes el año pasado en el país, según las últimas estadísticas del Centro para el Control de las Enfermedades (CDC). Es una cifra récord, que representa un incremento del 10% en un año y que supera a las víctimas mortales por accidentes de tráfico o por la violencia con armas de fuego. El informe de la agencia se publicaba mientras los servicios de emergencia en Connecticut trataban de contener la situación.

Toni Harp, alcalde de New Haven, insistía en que este episodio es un reflejo de las enormes dificultades por las que atraviesan las autoridades locales de costa a costa en EE UU ante “esta amenaza para la salud pública”. El pasado 4 de julio, coincidiendo con la celebración del Día de la Independencia, ya tuvieron que lidiar con 14 casos de sobredosis en ese mismo parque. Y el incidente recuerda a otro similar en Brooklyn el pasado mayo, que afectó a un centenar de personas.

El origen de la avalancha era la droga sintética K2 o Spice. Rick Fontana, director de las operaciones de emergencia de esta localidad en Connecticut, explicó que contaron hasta 25 casos de sobredosis en un margen de poco más de tres horas. Hubo momentos en los que tuvieron que atender hasta a seis personas a la vez y tuvo incluso que cortar la rueda de prensa para atender a nuevas víctimas. “Muchos se desplomaban a la vez”, comentó.

La policía de New Haven informó del arresto hasta ahora de tres personas sospechosas de la distribución de la marihuna sintética que causó las sobredosis masivas. El comisario jefe Anthony Campbell explicó que se trataba de una remesa de la droga, que como en el caso de Brooklyn, muy peligrosa. “No vengan al Green para comprarla”, pidió al público, “no pongan sus vidas en peligro”.

 

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