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El "Pikachupacabras" desafía arte las normas, el olvido y la invisibilidad

“Apariciones Seropositivas: La leyenda del Pikachupacabras” es una metáfora viviente, una lucha contra el estigma y una celebración diaria de la resistencia

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El "Pikachupacabras" desafía arte las normas, el olvido y la invisibilidad
La exposición se aleja de lo tradicional y hace del arte un ejercicio de liberación. Foto: Cortesía.

En la calle 20 de Enero, un lugar marcado por leyendas y secretos, Casa Bruja se convierte una vez más en refugio y altar para una exposición única: Apariciones Seropositivas: La leyenda del Pikachupacabras”.

Esta muestra se despliega en un espacio cargado de historia, en la misma esquina donde, en los años 80, se decía que el diablo en forma de charro negro desapareció en la funeraria Cristo Rey

Hoy, el mismo barrio acoge el trabajo del CAPASITS, que ofrece respuesta, pruebas y cuidados sobre el VIH. Un lugar que, más que un punto en el mapa, es un crisol de historia, resistencia y memoria.

El Pikachupacabras tiene lugar en un crisol de historia, resistencia y memoria. Foto: Cortesía.

La exposición, que forma parte del proceso iniciado en la residencia Coordenadas 2023 en Buenos Aires, lleva al público a un viaje a través de los hallazgos más recientes de Hause Infonavit 2024-2025, donde se levanta el "Territorio Seropositivo"

Con ello, “Apariciones Seropositivas: La leyenda del Pikachupacabras” se presenta como un Antiviacrucis, un encuentro con lo invisible, lo oculto, pero también con lo resistido y lo celebratorio.

El trabajo presentado se presenta como un ‘antiviacrucis’, un encuentro con lo invisible, lo oculto, pero también con lo resistido y celebratorio. Foto: Cortesía.

La exposición se aleja de lo tradicional. Aquí, el arte es una apropiación del cuerpo, un ejercicio de liberación.

"Es sacarte la cruz, transformar lo escondido y celebrar la resistencia", comparte el artista Alejandro Josué Carrillo, cuya propuesta toma como base la visibilidad de los cuerpos seropositivos. 

En su trabajo, el cuerpo se convierte en casa, y el acto de nombrar lo no nombrado se convierte en un acto de poder. Es una metáfora viviente, una lucha contra el estigma, una celebración diaria de la resistencia.

 Alejandro Josué Carrillo, artista expositor de Apariciones Seropositivas. Foto: Cortesía.

La leyenda del Pikachupacabras, una figura mística que se describe como un Pokémon fuera de la norma, surge como la personificación de este proceso. Según las voces del barrio, esta criatura de esqueleto parpadeante y colmillos eléctricos merodea por la zona, especialmente por el CAPASITS, y se presenta como una figura de resistencia ante el virus y los prejuicios sociales.

"El Pikachupacabras no vino a chupar la vida, vino a recordar que hay cuerpo, aunque le digan blanco", reza uno de los textos de la exposición, dando una vuelta de tuerca a las nociones tradicionales de lo que es el miedo, el cuerpo y la resistencia.

Durante la inauguración, los asistentes participaron de una experiencia única, recorriendo el barrio desde Bóveda Entorno de Arte hasta Casa Bruja. A lo largo de este recorrido, el mapa se convierte en un testigo de la memoria colectiva: la leyenda del diablo, la resistencia del CAPASITS y, finalmente, el refugio de Casa Bruja como el último territorio de un Pikachupacabras que desafía las normas, el olvido y la invisibilidad.

Hugo Odón, artista visual, gestor cultural y fundador del espacio. Foto: Gerardo García.

Apariciones Seropositivas es un llamado a la memoria, a la resistencia y al cuidado del cuerpo. Como señala Hugo Odón, uno de los facilitadores del proyecto, esta es una exposición que “no solo se ve, sino que se vive”. Es un espacio para reflexionar sobre las vidas que han sido marcadas por el VIH, para redibujar el territorio y para reconocer que el arte puede ser un acto de curación.

El trabajo en conjunto con otros espacios independientes de la ciudad, como Bóveda, Kiba Estudio de Arte y Hause Infonavit, reafirma la importancia de la colaboración en la construcción de una comunidad artística que no solo se limite a exhibir, sino que también forme parte activa del proceso de sanación colectiva.

Con esta muestra, Casa Bruja continúa demostrando que, más allá de ser solo un espacio expositivo, es un refugio para la memoria, una casa para los cuerpos que no se dejan borrar.

 

Experimenta Casa Bruja fuera de lo convencional

En el corazón de León, Guanajuato, un espacio llamado Casa Bruja ha emergido como un vibrante laboratorio artístico que busca no solo exponer arte contemporáneo, sino también cuestionar las formas tradicionales de mostrarlo. 

Su propuesta se aleja de lo institucional y se acerca a lo experimental, funcionando como un “showroom vivencial” que invita a artistas —emergentes y consolidados— a salirse de su zona de confort.

“El Proyecto de Casa Bruja es una especie de laboratorio-showroom donde generamos difusión y exposición de artistas con libertad total sobre cómo intervenir el espacio”, explica Hugo Odón, artista visual, gestor cultural y fundador del espacio.

Casa Bruja es un laboratorio artístico que transforma el barrio desde el arte independiente. Foto: Cortesía.

La dinámica es colaborativa: se trabaja codo a codo con los artistas, sin imposiciones técnicas ni museográficas rígidas. En vez de eso, se apuesta por una experiencia construida colectivamente desde la experimentación.

Desde su primera etapa, Casa Bruja ha buscado romper con lo habitual. “Invitábamos a los artistas a hacer justo lo contrario de lo que normalmente hacían”, cuenta Odón. Así, un curador exponía como artista, un escultor se aventuraba al dibujo, y un fotógrafo hacía instalación. Esta fase inicial fue impulsada gracias al apoyo del Patronato de Arte Contemporáneo.

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