Galileo Ochoa comparte su transformación en Nata tras La Cuca: ‘Necesitaba volver a ser yo’
En entrevista con AM, Galileo Ochoa platica qué pasó después de dejar a La Cuca hace ya 12 años; todo fue por una necesidad de reinvención creativa.
León, Guanajuato.- Cuando Galileo Ochoa se enteró que estaba fuera de La Cuca hace más de 10 años, sabía que era algo que se veía venir, pues con los diversos problemas entre José Fors y su forma de pensar; era momento de una reinvención.
Por años, Galileo Ochoa fue una pieza clave en la potencia rockera de La Cuca. Pero como él mismo dice, llega un punto donde las canciones que uno guarda en el alma ya no caben en los moldes de una banda consolidada. Es ahí donde nace Nata, un proyecto solista que, sin proponérselo del todo, terminó convirtiéndose en una banda con identidad propia, mucho más cruda, intensa y visceral.
Obviamente surge como una necesidad personal y creativa. Tenía una espinita, y como soy músico y compositor, llegó un momento en que algunas ideas ya no encajaban dentro de lo que hacíamos en Cuca”, comparte Galileo en entrevista con AM.

La historia comenzó como un impulso íntimo de liberar canciones atrapadas en libretas, riffs y emociones. Pero muy pronto, ese impulso tomó forma colectiva. Carlos Avilés, bajista de La Cuca, se sumó al proyecto con letras y colaboración creativa. Luego llegó Nacho González, el baterista, y grabaron un primer disco que, aunque potente, mostró tensiones sonoras.
“Yo no quería que sonara a Cuca… y Nacho sí quería que sonara a Cuca”, recuerda entre risas. “Entonces las canciones quedaron un poco atrapadas entre dos mundos y no tuvieron el trato que merecían como obras nuevas”, agrega.
Para el siguiente paso, la banda se volvió más pesada, más densa, y Galileo decidió sumar una voz externa: su hermano Aldo.
Más adelante, por motivos personales, Aldo salió del país, y fue reemplazado por un vocalista de Vancouver, con quien grabaron un disco con letras marcadas por el enojo y el desencanto.
Era un disco muy pesado, muy enojado con la vida”, dice sin rodeos.
En 2014, Galileo puso fin a su historia con La Cuca. La banda había regresado, pero él ya no se sentía parte.
“Estaba harto. Asqueado de todo. Pelearte con empresarios, las decepciones internas, los conflictos”, declara.

Pone Galileo Ochoa pausa necesaria
Fue entonces que decidió alejarse del escenario. La pausa fue profunda y necesaria. No solo se alejó de los reflectores, sino también del impulso de subirse a un escenario.
“Puse en pausa todo lo que era mi vida como músico en vivo”, recuerda.

Hoy, más tranquilo y reencontrado con su esencia, Galileo prepara nuevas presentaciones con Nata, su proyecto que ha evolucionado de ser un escape creativo a una propuesta sólida y emocionalmente honesta.
Ha habido pláticas de ir pronto con Nata a León y varias ciudades del estado de Guanajuato. Ya hay ganas de volver a tocar y compartir esto con la gente”, adelanta con una chispa distinta en la voz.
Con cicatrices, sí, pero también con la madurez que da el tiempo, Galileo está listo para retomar el camino desde otro lugar: uno donde la música, ahora sí, suene exactamente como él quiere que suene.
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