Guanajuato.- Guanajuato registró un crecimiento superior al 30% en la actividad económica estatal durante el segundo trimestre del año, particularmente en el sector primario, específicamente en la cría y explotación de animales.

Aunque otras actividades también crecieron, sus porcentajes fueron mínimos, según los resultados del ITAEE (Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal) del Inegi para el periodo abril-junio de 2025.

El sector primario (extracción de recursos naturales como agricultura, ganadería, pesca o minería) alcanzó un crecimiento de 33.9%, posicionando a la entidad en segundo lugar nacional.

El sector secundario (manufactura y construcción) creció 3.8%, colocándose en octavo lugar nacional; el sector terciario (servicios) presentó un aumento de 0.4%, ubicándose en el lugar 16.

Dentro del sector primario, el rubro que creció en el segundo trimestre fue el pecuario, es decir, la industria de la ganadería bovina, ovina, caprina, porcina, avícola, equina, y la cría de conejos y abejas (apicultura).

El espejismo de la ganadería por la sequía

Miguel Márquez Márquez, integrante de la Comisión de Agricultura en el Senado de la República, explicó a AM el origen de estos resultados.

El sector pecuario “sí tuvo un crecimiento muy fuerte en el precio. De valer entre 55 y 60 pesos el kilo de toro, por ejemplo, la carne, ahorita anda de 92. ¿Esto por qué fue? Porque derivado de las sequías, mucha gente se tuvo que deshacer de ganado. Entonces, hay una escasez de ganado, no nada más a nivel nacional, sino a nivel mundial”.

El senador pidió tomar con reserva estas cifras optimistas: “Es un espejismo decir que le fue muy bien al sector primario, fue a un sector muy, muy concreto (el pecuario). Y también se habla de que es poco ganado, pocos cerdos, poco borrego, poca fresa, ¿sí?”.

Al profundizar en la escasez de ganado, señaló que las sequías elevaron el precio del bovino: “échale de cuentas 55, a 60 pesos, a 92 pesos. Se fue arriba de 30, 35 pesos mínimo. Entonces, obviamente por eso trae un impacto interesante de un crecimiento de 25.5% (en este tipo de ganado)”.

Algo similar ocurrió con los porcicultores: “El precio del cerdo andaba oscilando entre los 30 a 32 pesos el kilogramo y ahorita anda arriba de los 60 a 62, se duplicó. Por eso se ve el repunte”.

El ganado ovino, que rondaba entre $35 y $40 el kilo, actualmente se cotiza entre $65 y $80 pesos. “Ahorita el kilo de la barbacoa subió hasta 800, 1,000 o 1,200 pesos… Ahorita es un lujo comer barbacoa”.

Afectaciones por clima en el campo de Guanajuato

El campo ha sufrido importantes afectaciones por el clima. Foto: Mary Ochoa.

La temporada oficial de lluvias, iniciada el 15 de mayo en el Pacífico y el 1 de junio en el Atlántico, aunque fue considerada “buena”, comenzó en el segundo tramo del trimestre, cuando muchos ganaderos ya buscaban cómo enfrentar la sequía y decidieron vender su ganado.

Márquez Márquez comentó que la abundancia de agua afectó ciertos cultivos, como el de la fresa, uno de los productos de exportación más importantes del campo de Guanajuato.

Señaló que “la fresa de Irapuato también está un poco cara, estaba de 20 y tantos, 30 pesos el kilo, ahorita anda sobre 60 hasta 80 pesos. Esto fue porque tuvieron la pestalotia, que echó a perder muchos cultivos y muchos campesinos ya no se animaron a sembrar fresa”.

El número de hectáreas cultivadas en Irapuato se redujo de 1,100, 1,200 a solo 700 hectáreas, lo que encareció el precio de la fresa por el tema de la rentabilidad. Ante ello, muchos productores cambiaron de cultivo y optaron por otras berries, como frambuesa, arándano y mora.

Sobre el agave, criticó cifras oficiales que hablan de un repunte: “No, esta me parece una mentada de… Sí, se exportó tequila (… pero) el agave está por los suelos, no lo quieren ni regalado. Pero el tequila no ha bajado su precio y la exportación sigue con buena dinámica”, dijo.

Destacó que la exportación de mezcal, favorecida por su denominación de origen en San Luis de la Paz y San Felipe, crece a mayor ritmo que la del tequila.

Problemática y desafíos federales

El Gobierno Federal no tiene dimensionada la gravedad del problema. Foto: Gerardo García Cárdenas.

Márquez Márquez advirtió que cada año se cultivan menos hectáreas en el campo de Guanajuato y que el Gobierno federal no está dimensionando el tamaño del problema, evidenciado por protestas ante el bajo precio del maíz y sorgo. Calificó la situación como “un problema serio”.

Cuestionó el uso del concepto de “soberanía alimentaria”, señalando que es subsidiado el campo en todos los países como Estados Unidos, Europa y Canadá, porque no hay nada más valioso que tener el alimento listo. Sugirió comparar los estímulos que otorgan los países del T-MEC y llamó a regresar esquemas como coberturas, ingreso objetivo y seguros catastróficos.

Los desafíos tecnológicos y financieros del campo de Guanajuato

Jesús Gallardo, integrante de la cooperativa Intebaj SAPI de C.V., productora de vegetales en Salamanca, consideró que la agricultura debe adoptar innovaciones tecnológicas para la sustentabilidad.

Es uno de los sectores que más contamina y desperdicia agua. Dijo que los desafíos del campo de Guanajuato son proteger financieramente los cultivos, cuidar la riqueza de los suelos y la capacitación.

Advirtió sobre “agricultores mineros o saqueadores” que van sacando la fertilidad sin devolverla. Señaló la diferencia de productividad por hectárea entre los países del T-MEC y el reto de lograr un posicionamiento de marca.

Recordó que en México, financiar una cosecha es más caro que en Canadá o Estados Unidos.

“El agricultor es el primer financiador de toda esta cadena” por los plazos de pago largos. A estos factores se suman las variables difíciles de prever del cambio climático.

Gallardo mencionó el reto de quitar intermediarios como el comisionista de la cadena para que el dinero que el consumidor final paga por kilogramo llegue en mejor porción hacia el agricultor. En su caso, se asociaron como pequeños productores, aumentando volumen y capacidad de coordinación.

El desgaste del productor del campo de Guanajuato

Albino Navarrete Mendoza. Foto: Fernando Martínez.

Con más de 45 años dedicados al campo, Albino Navarrete Mendoza resume el sentimiento de miles de agricultores: “Ya los agricultores que somos estamos cansados. Ya queremos dejar de sembrar y de dar vida al mexicano, porque la agricultura es la vida de la nación”.

Lamentó que el actual gobierno ha dejado de lado a quienes alimentan al país, enfocándose en las empresas y armadoras.

El costo por hectárea de maíz puede superar los 45 mil pesos, mientras que el precio de venta apenas alcanza cinco mil 200 pesos por tonelada.

Invertimos 48 mil por hectárea y no sale”, expresó con frustración, añadiendo que el campesino también advierte sobre los estragos del clima y la falta de agua.

Migración a fábricas y la economía de la pérdida

Rubén Medina. Foto: Salma Hernández.

Rubén Medina, campesino de Rincón de Tamayo, relató cómo la falta de apoyos y los altos costos convirtieron su herencia familiar en una actividad no rentable.

El maíz, su cultivo principal, apenas cubre los gastos. Ha obligado a las nuevas generaciones a buscar empleos en fábricas con sueldo fijo y prestaciones.

Explicó que la economía actual de la siembra es insostenible desde el sexenio pasado por eliminación de apoyos. Los productores pierden entre cinco mil y 10 mil pesos por hectárea. Argumentó que lo que el productor va a recoger en la cosecha “ya lo debe”.

La crisis ha provocado un quiebre generacional, pues sus cuatro hijos optaron por buscar empleo en fábricas. Medina afirmó que el campo “se está quedando viejo” y cuestionó si es una “táctica del gobierno” para desampararlo e industrializar la región. Su mensaje final se dirigió a los industriales, pidiendo su apoyo.

Dejó de ser negocio

La actividad agrícola de sembrar y cosechar maíz para su comercialización dejó de ser negocio para muchos habitantes de la zona sur de Guanajuato desde hace años.

Campesinos de Moroleón y Uriangato señalan que actualmente continúan realizando esta labor principalmente para consumo propio y para generar un poco de economía familiar.

La mayoría de los jornaleros en estos dos municipios son adultos mayores, quienes aseguran que ya no pueden conseguir trabajo en otros sectores. Prefieren no quedarse en casa sin hacer nada.

Otra parte de los agricultores, de entre 40 y 60 años, afirma que la actividad dejó de ser rentable desde hace tiempo. Los altos costos de producción no garantizan que las cosechas salgan al 100%.

José Guerrero González. Foto: Javier Vargas.

Como a uno ya no le dan trabajo en ningún lado, pues tenemos que venir a trabajar las tierras, no se saca nada de ganancia, solo es para uno y lo que sobra es para venderlo a conocidos, uno siembra porque eso es lo que le enseñaron a hacer, si me quedo en la casa sin hacer nada pues no comemos en la familia, así de fácil”, indicó José Guerrero González, campesino de Moroleón que desde los 17 años ayudaba a su familia a sembrar maíz.

Para los pequeños productores, los costos de sembrar no se elevan tanto porque algunos realizan el arado con su propio ganado; otros rentan maquinaria.

Tampoco utilizan mucho fertilizante —insumo cuyo costo, señalan, se ha duplicado en los últimos cuatro años—, recurren a remedios caseros o trampas para las plagas, eso les permite perder menos cosecha. Su éxito depende, sobre todo, de la temporada de lluvias.

Hace muchos años ya no es buen negocio lo de sembrar maíz o sorgo porque hay muchas variables, más que nada la lluvia si dependes del temporal; lo que cultiva uno lo lleva al molino o lo vende a la gente que conoce, 5 pesos el kilo de maíz o mazorca ya es algo, es mejor sacar un poco de ganancia y lo demás para la familia, con el maíz se hace de todo”, expresó José Miguel López, campesino de Uriangato.

AAK

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